La convocatoria no se emite porque al CEN, ¿poco interesa el estado?
Acción Nacional otra vez se adelanta, al dar luz verde a sus aspirantes
Los distritos electorales federales han registrado alternancia legislativa
Tanto se han deteriorado los procesos electorales que asoma hartazgo
El engaño es una constante en la política. ¿Y entonces como creerles?
La demora para designar precandidatos priistas a los ayuntamientos, sólo refleja el desinterés que la cúpula nacional tiene por el proceso estatal. Y, en consecuencia, por su militancia tamaulipeca, que al verse desatendida amaga con causar alta en Movimiento Regeneración Nacional (Morena) o el membrete albiceleste (PAN).
Igual que antes lo hicieran otros integrantes de su ‘clase política’, que del dicho pasaron a los hechos creyendo en la promesa de que los harían candidatos al Congreso de la Unión o alcaldes.
Hasta hoy, sin embargo, ninguno de ellos figura en las listas (aunque preliminares) de sus nuevos partidos. Pero en su abono, debo aclarar que aún hay tiempo para ser ungidos, considerando que el registro (formal) de candidaturas se abrirá el 11 de marzo para concluir el día 29 –en el caso de los aspirantes al Senado y la Cámara baja–, y en abril 6 (hasta el día 10, inclusive), para quienes vayan a jugarse en los municipios.
Si ésa es la razón para no autorizar la convocatoria ¡vaya insensatez!
Sobre todo cuando en la lid federal el PRI fue el primero en definir las precandidaturas a senadores y diputados (incluso hasta sus abanderados tuvieron algunos días para hacer proselitismo) –por cierto, hoy se cierra la etapa–, pero en el proceso estatal el PAN nuevamente le saca ventaja en la inscripción de aspirantes.
Prueba de esto, es que Enrique Rivas Cuéllar (Nuevo Laredo) y Alma Laura Amparan Cruz (Altamira) fueron autorizados para buscar la reelección; y se dio luz verde a Jesús María Moreno Ibarra
(‘Chuma’), Carlos Alberto García González (‘Chito’), Xicoténcatl González Uresti, Mateo Vázquez Ontiveros y Jesús Nader Nasrallah, para contender por Reynosa, Matamoros, Victoria, Mante y Tampico, respectivamente.
El resto de las precandidaturas podría quedar definido hoy mismo.
AN, por todo
Acorde a los registros en esos siete municipios –que por cierto son quizá los más desarrollados del estado aunque falta Madero–, puedo advertirle que Acción Nacional (PAN) irá por todo en la contienda formal.
Y hay indicios de que retendría los tres que gobiernan sus militantes y recuperaría Matamoros, Mante y Tampico, aparte de que haría un buen papel en Victoria, siempre y cuando el médico se tome en serio la lid y se olvide del folclore.
Más cuando las administraciones municipales de Jesús de la Garza Díaz del Guante (a ‘Chuchín’), Juan Francisco Leal Guerra y Magdalena Peraza Guerra, han sido harto cuestionadas en los rubros financiero, de servicio, seguridad, vialidad y asistencia ciudadana –por mencionar sólo los menos ‘piores–’, aparte de sus excesos de índole personal.
Y no los menciono por ser harina de otro costal.
Alternancia distrital
Hoy concluye la fase proselitista de precampañas. Pero no se apreciaron posicionamientos significativos de los abanderados priistas al Senado y la Cámara baja, por lo que podrían darse sorpresas en las urnas, como ocurriera en 2006 y 2012, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó los dos escaños de mayoría relativa, cinco curules (de ocho) y seis (igual de ocho uninominales), respectivamente.
Según la percepción ciudadana, aun cuando los partidos contrarios al tricolor no han seleccionado precandidatos al Senado, Yahleel Abdala Carmona y Luis Alejandro Guevara Cobos no garantizan el triunfo, por el rechazo ciudadano a todo lo que huela al PRI.
También hay, en los distritos I, IV, VII y VIII, problemas reales para los abanderados del tricolor –merced simplemente a su baja penetración en el ánimo ciudadano –; y habría competencias muy ‘cerradas’ en las demarcaciones II, III, V, VI y IX.
Sobre todo cuando está inherente el rejuego sucesorio presidencial.
Haciendo un ejercicio somero de esta situación se ha detectado que todos los distritos tamaulipecos deben considerarse’ focos rojos’, para el PRI, aun cuando en la justa formal nadie será más ni menos.
Sobre todo por saber que en Tamaulipas la alternancia legislativa ha sido una constante desde hace más de tres lustros.
Ejemplos
La constancia es irrefutable, como enseguida puede apreciarse.
Distrito I (Nuevo Laredo):
En el año 2000, por vez primera el PAN logró la diputación federal al postular a Arturo San Miguel Cantú (LVIII legislatura); en 2003, 2006 y el 2009 ganaron los priistas José Manuel Abdala de la Fuente, Horacio Garza Garza y Cristabell Zamora Cabrera (respectivamente), pero doce años después, Acción Nacional recuperó la posición con Glafiro Salinas Mendiola, para perderla otra vez en 2015 ante Yahleel Abdala Carmona.
Distrito II (Reynosa):
En cinco ocasiones ¡seguidas! el membrete albiceleste derrotó al tricolor (años 2000, 2003, 2006, 2009 y 2012), teniendo como candidatos a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Maki Esther Ortiz Domínguez, Raúl García Vivian, Laura Felicitas García Dávila y Humberto Armando Prieto Herrera, respectivamente, quienes ocuparon las curules en las legislaturas LVIII, LIX, LX, LXI y LXII; pero en 2015 la posición pasó otra vez a poder del PRI (María Esther Guadalupe Camargo Félix).
Distrito III (Río Bravo):
En el 2006, la panista Omeheira López Reyna se adjudicó el triunfo, formando parte de la LX Legislatura; el PRI recuperó la posición en 2009 con Edgardo Melhem Salinas; en el 2012 Acción Nacional le repitió la dosis al tricolor, con José Alejandro Llanas Alba; y en 2015, nuevamente, Melhem Salinas recobró la supremacía tricolor en la demarcación.
Distrito IV (Matamoros):
También lo perdió el PRI en el 2006 y 2012, pero ante el albiceleste Carlos Alberto García González (LX y LXII legislaturas); en 2009 Baltazar Hinojosa Ochoa recuperó el distrito que, en 2015, ganó el también priista Jesús Juan de la Garza Díaz del Guante (quien al postularse candidato a la alcaldía de Matamoros dejó la curul en manos Pedro Luis Coronado Ayarzagoitia).
Distrito V (Victoria):
La única alternancia se dio allá en 1991, cuando la albiceleste María del Carmen Bolado del Real (PAN) asumió la curul de la LVI Legislatura. Y desde entonces los representantes populares uninominales han sido priistas: Antonio Martínez Torres, Laura Alicia Garza Galindo, Juan Báez Rodríguez, Eugenio Hernández Flores, Humberto Francisco Filizola Haces, Miguel Ángel González Salum, Rodolfo Torre Cantú, Morelos Jaime Canseco Gómez, Enrique Cárdenas del Avellano y (por segunda ocasión) González Cantú.
Distrito VI (Mante):
Óscar Martín Ramos Salinas, siendo candidato independiente, fue el verdugo priista en el año 2003 –aunque se asegura que, en el fondo, lo fue del Partido Nueva Alianza (Panal)–, adjudicándose la curul en la LIX Legislatura. Y desde entonces el PRI ha ostentado la diputación que hoy aún ostenta Luis Alejandro Guevara Cobos, según estimo, porque nada se ha dicho
sobre su nueva solicitud de licencia.
Distrito VII (Madero):
En 1997, Joaquín Hernández Correa –hijo del en ése entonces aún cacique sindical Joaquín Hernández Galicia (a) ‘La Quina’–, por primera vez en la historia política de Tamaulipas encabezó el triunfo de la llamada izquierda (PRD), incorporándose a la cámara baja en la LVII Legislatura. Y allá en 2006, el tricolor de nueva cuenta perdió el distrito frente a la panista Beatriz Collado Lara –quien causó alta como diputada de mayoría relativa en la LX Legislatura del Palacio de San Lázaro–; en 2009 el priista Francisco Javier Gil Ortiz recuperó la posición, pero hacia el 2012 nuevamente el tricolor la perdería ante Marcelina Orta Coronado (PAN), que Esdras Romero Vega rescató en 2015.
Distrito VIII (Tampico):
Allá en el puerto jaibo, el membrete albiceleste igual ha ostentado la diputación federal en tres periodos ‘al hilo’. Con Diego Alonso Hinojosa Aguerrevere ganó en el 2000; Jesús Nader Nasrallah hizo lo propio en el 2003; y en 2006 tocó a Luis Alonso Mejía García apabullar a sus contrincantes. Los tres acudieron a las legislaturas LVIII, LIX y LX del Congreso de la Unión; perdió la posición en 2009 ante Francisco Rábago Castillo y en 2012 la recobró con Germán Pacheco Díaz, quien sucumbió ante Mercedes del Carmen Guillén Vicente en 2015.
Distrito IX (Reynosa):
Es de reciente creación. Y según aprecio en esta contienda quedará en manos del albiceleste.
Al tiempo…
Electores inhibidos
La participación ciudadana en las justas federales más recientes, en que se eligieron diputados federales, fue tan escasa (en su promedio), que a duras apenas se rebasó el 50 por ciento del padrón electoral. Y existe el riesgo, en este 2018, de que la historia se repita.
En primera por el marcado desinterés que asoman los nueve partidos políticos registrados para animar su contribución –MC, Morena, PAN, Panal, PES, PRD, PRI, PT y PVEM–, porque están más ocupados en ponerse zancadillas o sacar a relucir las debilidades de sus contrarios, antes que aplicarse en desarrollar estrategias que realmente impacten al conglomerado social, quien, al final de cuentas, es el que acude a las urnas–; en segunda, porque el señor de Los Pinos sigue entrometiéndose en un proceso comicial que no le incumbe y, en tercera, por las constantes pifias del Instituto Nacional Electoral (INE), en materia federal, y del Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam) en lo doméstico.
Merced a lo anterior, surge la necesidad de hacer un simple ejercicio de reflexión, pues quizá de esta forma podríamos detectar el conjunto de elementos que inciden negativamente en el proceso comicial e inhiben la participación ciudadana.
Pero se debe aceptar que aun con todos y cada uno de los recursos legales, monetarios, de infraestructura y humanos, que aparecen en todo proceso, la fuerza del electorado sigue teniendo
presencia marginal, como ha quedado documentado en las justas electorales anteriores.
Esto quiere decir, entonces, que México desde hace varios lustros ha sido gobernado por gerentes de ciertos grupos o camarillas –como lo ha dicho atinadamente Andrés Manuel López Obrador–, con el aval de la minoría ciudadana.
Y lo que es peor, enmarcada dentro de la legalidad.
Ahora bien, si consideramos que el nuestro es un sistema partidista donde cada órgano político pretende alcanzar o conservar el poder como parte de un procedimiento democrático –en donde la
mayoría manda–, entonces nos encontramos ante una contradicción evidente.
Es decir, somos un caso atípico, pues tenemos en la Presidencia de la República a un mandatario surgido de un proceso abierto y plural, que la ley ampara, ¿pero carente de fuerza moral y representatividad?
También lo creo.
Confianza perdida
Una lectura que quizás mejor explica esto, es que los electores, ya frente a las urnas, regularmente se abstienen de apoyar las propuestas y los programas que les presentan los distintos candidatos presidenciales y al Congreso de la Unión, tanto como los municipales, puesto que sus necesidades y demandas no se ven reflejados en las mismas ofertas de campaña.
Otra arista apunta en el sentido de que la base social ya ha perdido, luego de innumerables decepciones, la confianza en las estructuras del poder y hacia quienes lo aprovechan de manera grupal o personal, pues sólo se le toma en cuenta para votar y no para el reparto del pastel.
Engaños, falta de seriedad, incongruencia y cinismo, son algunas actitudes y conductas que han abonado a ello.
Esto es evidente.
¿Y cómo podría ser de otra manera, si a los principios, ideología y valores propios de una sólida cultura democrática se le antepone el vil, llano y salvaje pragmatismo, que todo lo convierte en acciones de compra-venta?
La mística de servicio naufragó, antes y ahora, en el chiquero que representan los escándalos políticos en los que, con pena y todo, siguen inmersos partidos y personajes de prosapia. Se vive una época de hartazgo, donde los medios de comunicación masiva –principalmente los electrónicos monopolizados–, han hecho de su noble tarea un monumento al amarillismo y desorientación ciudadana, porque así conviene a los mismos actores de la simulación democrática.
La frecuencia del spot, las encuestas y la mercadotecnia en general, han demostrado el poco compromiso con la población y su propensión a magnificar los escándalos y promociones políticas.
Se percibe la demagogia reiterada, la pobreza del concepto y algo igual o más grave: el despilfarro de dinero, que no resulta descabellado pensar que proviene del erario, empresarios ‘generosos’ con su ‘gallo’ o la delincuencia organizada.
Estridencia partidista
Otro de los aspectos insoslayables que contribuye a la participación baja del electorado, es la enorme confusión que se da en los procesos electorales, como Usted seguramente lo ha
corroborado durante el desarrollo del proceso que vivimos.
Existen choques frecuentes hacia el interior de los partidos que no han logrado superarse, hasta el grado de que algunos de sus cuadros, al ver cerradas las oportunidades, amenazan con emigrar a la competencia.
Ésa que desde hace ya varios años vienen cargando todos los partidos, en cuyo seno se ha incubado cualquier cantidad de corrientes ideológicas, aunque algunas de ellas han provocado sentidas incisiones en beneficio de sus otrora opositores ‘ideológicos’.
Los que abandonan el barco lo han hecho esgrimiendo una serie de justificaciones, hasta eso creíbles: en el PRI los espacios se limitaron; se privilegia la cargada, el corporativismo y la imposición; más que impulsar la vida de una organización moderna y de nuevo tipo, se permite que resurjan decisiones autoritarias, la disciplina a ultranza y un renovado caciquismo que asfixia a la democracia; el PAN se ha mezclado con el PRD y está entregado a Movimiento Ciudadano (MC), lo que lleva a suponer que toda ideología quedó aniquilada ante el pragmatismo.
También hay que decirlo: es difícil creer que todos los ‘notables’ ex priistas, ex perredistas y ex panistas que reniegan de sus partidos y se han echado en manos de otras organizaciones, lo hacen en defensa de principios.
Lo que observamos es la expresión del interés particular, de grupos o facciones.
Y es que entre los clanes internos de la llamada izquierda o derecha es comprensible, pero de ahí a que se junten las unas con las otras, con el único afán de ganar, es inadmisible, desde cualquier punto de vista, en una actitud congruente.
De ahí que en las jornadas electorales se les cobre la afrenta con el abstencionismo, al ignorar a candidatos impuestos y partidos carentes de identidad propia.
Esta realidad tiene origen en el incumplimiento de los compromisos de parte de los políticos que, una vez en el poder, simplemente piden ‘disculpas’ por no estar en capacidad de dar cabal satisfacción y seguimiento a la plataforma que le facilitó su arribo al puesto.
Ya en la cúspide no ven ni oyen.
Se vuelven insensibles, desmemoriados y cínicos.
E-m@il
jusam_gg@hotmail.com