Tal como salió a intentar desmentir a Paco Ignacio Taibo II sobre la posibilidad de que un eventual gobierno de Andrés Manuel López Obrador embargue empresas que protesten o presionen a su gobierno, bien haría Marcelo Ebrard si sale y le explica a millones de seguidores del tabasqueño que México no será el paraíso a partir de 2 de julio, ni el 1 de diciembre, ni mucho menos.
Así es mis queridos boes, digo lo anterior al ver, por un lado, que la victoria del candidato de Morena se antoja irremediable y dos, porque tengo la impresión de que buena parte de sus simpatizantes tiene altísimas expectativas sobre el AMLO presidente, expectativas algunas imposibles de conseguir en un sexenio.
Me parece sumamente peligroso mantener la idea en el inconsciente colectivo de esa gran masa, que con excepciones desde luego, ha traspasado la línea de las simpatías para caer en el terreno del fanatismo adoctrinado.
No soy el primero que advierte el riesgo por un manejo irresponsable de esa masa popular aún en caso de que López Obrador gane la presidencia de la República.
Antes de seguir, aclaro que tengo varios amigos en Morena, algunos en el PT y que les considero gente respetable de izquierda e incluso otros recién llegados que tienen o no razones para estar donde están, pero que son gente sensata y pensante y que quedan fuera del gran contingente al que me refiero.
Decía del manejo irreparable de la masa, porque desde ahora se ha visto que hay personajes en el círculo rojo de AMLO que no esconden la idea del México de dos pueblos: los malos y los buenos en el que los primeros deben ser echados por los segundos.
Taibo II lo dijo en un video ampliamente difundido y con todas sus letras, que si algún empresario intentaba chantajear al Peje siendo presidente, habría que salir con 3 millones de personas a las calles y exigir el embargo y mandarlos a chingar a su madre.
El escritor no es cualquier líder de colonia, es el Secretario de Arte y Cultura de Morena y evidentemente muy cercano al candidato con más posibilidades de ser presiente.
Pero del propio AMLO hemos visto expresiones que ahora causan asombro y risa, dependiendo el análisis que cada quien haga, pero que debieran invitarnos más a la reflexión sobre lo que puede venir para el país a partir de diciembre si gana.
Me refiero a su llamado a contrarrestar con memes lo que él llama una campaña en las redes en su contra, porque es la invitación formal, oficial a la descalificación, a la ofensa, a la diatriba, porque eso son los memes.
El otro signo que tendría que ponernos sobre alerta es la censura de que fue objeto el documental sobre el populismo de NatGeo antes incluso de ganar una elección por parte del tabasqueño.
Pero el gran tema no es sólo el de la censura, sino de la posibilidad del uso de esos millones que creen a pie juntillas lo que desde el mensaje de su máximo líder proviene o de su círculo más cercano.
Hoy lo vemos en las redes, no es posible hacer una crítica, un cuestionamiento o compartir el de otra persona u organización, sin que el que se atreva reciba una andanada de descalificativos, amenazas y ofensas de esos que, insisto, dejaron la militancia para convertirse en fanáticos.
¿Qué va a pasar si López Obrador gana la elección y en las mismas mesas de análisis y debates semanales se le cuestiona como hoy se descalifica el trabajo de Enrique Peña Nieto?, ¿esos fanáticos que hoy amenazan van a cumplir sus advertencias y pasarán de los textos en las redes a las agresiones físicas?, ¿o es que acaso los días en que se puede criticar un mal gobierno se terminarían con el fin de noviembre si gana el ex jefe de gobierno de lo que hoy es la CDMX?.
Eso, insisto es muy peligroso, pero no, no crean que me desvíe del tema, porque también existe el riesgo sumamente grave de que esos millones que hoy creen ciegamente en AMLO y que dan la impresión de que le perdonan todo y le perdonarán todo como presidente se decepcionen y se vuelvan contra él y por consiguiente contra el país.
Porque siento que creen que a la de ya, se acabará la corrupción y no será así, porque aunque ahora ellos no lo quieran ver, el equipo de AMLO está plagado también de corruptos probados: Bejarano, Imaz, Bartlett, Napoleón.
Porque creen que una vez que llegue se acabará el desempleo y habrá mejores sueldos y no, porque sus dichos tienen espantada a la clase empresarial y lo primero que veremos será una contracción económica y la salida de algunos capitales que esperarán a ver qué tan cierto es que México no se convertirá en Venezuela para volver y reinstalar a miles de empleados que se quedarían sin nada.
Porque esos millones ciegos de fanatismo creen que a partir de diciembre se acabo la inseguridad, cuando la realidad es que es un tema que costará años superar y más con un presidente como AMLO al que le costará coordinarse con las Fuerzas Armadas a las que ha acusado de todo, hasta de atacar al pueblo.
El peligro es tan real y desde el equipo del Peje tendrían que atenderlo ya, porque lo que hoy es su fortaleza puede ser una arma mortal para su gobierno y catastrófica para el país, porque no hay nada más peligroso que una masa que sintiéndose defraudada actúe contra su líder, peor si éste es presidente de un país.