Andrés Manuel López Obrador les ofreció visas y trabajo y el alcalde de Victoria Xicoténcatl González Uresti alimentos, médicos y techo para descansar en la capital de Tamaulipas, mientras ellos, los de la caravana de migrantes, unos 7 mil cruzan a pie el Estado de Chiapas enfilados hacia el norte, hacia acá donde unos ya les recitan poemas y otros advierten del caos que con ellos pueda llegar.
Así es mis queridos boes, las posturas sobre la caravana, mayoritariamente de ciudadanos de Honduras, adultos, viejitos, mujeres y niños, son encontradas incluso entre las autoridades locales, no importa que sean del mismo partido, porque unos parece opinan con la cabeza y otros sólo con el corazón.
Me explico: mientras que el alcalde de Nuevo Laredo Enrique Rivas advirtió que no hay municipio alguno que esté preparado para el arribo súbito de mil, 3 mil o 7 mil migrantes y que por eso espera que no lleguen, en Victoria Xico les dedicó en un boletín de medios algo que pudiera ser digno de un poema en forma de invitación.
“Mi gran tesoro es la patria, pero el hombre es mi hermano y de donde venga, merece gozar las garantías que mi patria le otorga”, dice el comunicado que da voz a Xico
“Cualquier migrante, sin excepción, al tocar suelo victorense, adquiere también todos los derechos que brinda la constitución política nacional y le son reconocidos todos los mismos derechos que al resto de los mexicanos, y por supuesto deben serles respetados”
Es decir, según el alcalde de la capital, en cuanto la caravana de migrantes pise Victoria tendría derechos como cualquier capitalino y entonces él la obligación de cumplirlos.
Pero fue más allá, porque invitó al gobernador para que les otorguen los beneficios que enumeró en Victoria recibirían
“Invito a organismos y organizaciones internacionales, a los representantes de los poderes estatal (al gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca) y federal en México (Enrique Peña Nieto) y en el resto del mundo (a Trump entre otros); a que se sumen a la protección y acojo de los migrantes, que por razones fuera de su alcance, tuvieron que abandonar su país y su familia, buscando mejores condiciones de vida y buscando fuerza, sociedad y hermandad”, añadió
“En el gobierno y en la sociedad de Victoria no somos ajenos al sentir de una persona, que busca asilo y respaldo lejos de casa. Estamos dispuestos a ofrecer alimento,
atención médica, un espacio para descanso y respeto irrestricto a los derechos humanos”
Ayer el propio gobernador García Cabeza de Vaca hizo una crítica al gobierno federal por no hacer frente al problema y el secretario General de Gobierno, César
Verástegui, advirtió la emergencia humanitaria que esto podría generar en el estado.
Es decir, dos posturas, la que advierte la realidad de que con la llegada de la caravana de migrantes podría llegar el caos y la ‘romántica’ que pinta el mundo ideal.
Hoy (ayer para ustedes) me daba vueltas en la cabeza ¿cómo habrán leído en Nuevo Laredo, en Reynosa y en Palacio de Gobierno el boletín del alcalde de Victoria que hasta podría leerse como una invitación a la caravana para que esté en esta ciudad?.
¿Se imaginan que los 7 mil migrantes le tomen la palabra al alcalde Xico y decidan llegar a Victoria?, ¿podrían visualizar la plaza del 15 y buena parte del 17 y calles aledañas llenas de hondureños durmiendo en jardines y en el piso?.
¿Tendremos en la alcaldía de Victoria recursos para darles de comer aunque fuera un solo día?, ¿de dónde van a sacar decenas o cientos de sanitarios portátiles para que hagan sus necesidades o ya se contempló que eso va a ocurrir al aire libre?.
Todo eso sería necesario si los migrantes deciden caminar 10 días, las 24 horas seguidas para llegar a la capital de Tamaulipas o más de un mes si se vienen a razón de 8 a 10 horas de caminata diaria.
Qué creo, que el tema no ha sido abordado con la seriedad o la cabeza bien fría por todas las autoridades.
Porque como ya lo había dicho en este espacio, acá en Tamaulipas libramos una guerra contra la inseguridad y el mínimo raspón que sufra un hondureño, será noticia internacional y no hablarán bien de nuestro Estado, ahora se imaginan que uno, 10, 20 o más decidan incorporarse al equipo de los poderes fácticos, eso sería una tragedia que nos volvería a marcar como aquellos sucesos de terror en San Fernando.
Porque si un puñado de hondureños decide irse con los malos, obviamente que no van a hacer un boletín para anunciarlo, lo que va a pasar es que la noticia será: ‘Desaparecen tantos migrantes en Tamaulipas’ y el mundo entero revivirá viejas vergüenzas.
Por eso insisto, el tema tiene que ser abordado con el corazón, sí, para tender la mano a los que vayan a pasar y con la cabeza para adelantarse con acciones preventivas al caos que se acerca.
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