En la fase final del debate de la Guardia Nacional en el Senado y en el contexto de sus dos objeciones –el Cuarto Transitorio y la militarización–, el alegato debe tomar en cuentas puntos concretos:
1.- La Guardia Nacional será la última oportunidad del Estado para construir un cuerpo de seguridad funcional a la sofisticación, peligrosidad y agresividad de la delincuencia organizada/desorganizada que ha rebasado a todas las policías existentes.
2.- La nueva estrategia de seguridad pública se basa en el concepto legal y constitucional de seguridad interior. El que se haya retrasado y frustrado la reglamentación de la seguridad interior no debiera frenar al nuevo cuerpo de seguridad.
3.- La GN debió haber sido precedida por la ley reglamentaria de la Fracción VI del 89 Constitucional que faculta al presidente de la república a movilizar tropas directamente en caso de seguridad interior. El concepto viene desde la Constitución de Cádiz de 1812 como “orden interior” y en las tres constituciones federales –1824, 1857 y 1917– ya como “seguridad interior”.
4.- La fracción II del artículo 1 de la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea de 1986 señala que el ejército tiene la “misión general” de “garantizar la seguridad interior”.
5.- El artículo 2 de la Ley de Seguridad Nacional vigente dice que “por seguridad nacional se entienden las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano” y que conlleven a enfrentar “amenazas y riesgos”, la defensa del territorio, “el orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas” y “la preservación de la democracia fundada en el desarrollo económico, social y político del país y sus habitantes”. El crimen organizado/desorganizado ha atentando contra el Estado.
El otro dato fundamental también ha sido soslayado: una militarización real de la seguridad pública sería la transformación del ejército federal en una policía formal. A lo largo de los dos últimos sexenios, muchos mandos policiacos estatales y municipales fueron entregados a militares con licencia y las policías no se militarizaron a pesar de los estilos castrenses de los jefes policiacos.
La Guardia Nacional no se va a militarizar porque los militares que formarán parte de sus efectivos no son soldados en el estricto sentido del término, sino policías militares. Un policía militar no es un soldado –aunque se rige por la disciplina militar– porque su función es la de hacer cumplir los reglamentos militares y no hacer la guerra contra enemigos. El mantenimiento de la disciplina militar es una de las actividades más delicadas y estrictas porque se obliga a los soldados armados a cumplir con las reglas y leyes militares.
Los policías militares y policías navales nunca van a la guerra y se dedican a proteger instalaciones y hacer cumplir las leyes militares. Por tanto, su mentalidad es policiaca. En los debates sobre la Guardia no se han tomado la molestia de analizar los documentos que dieron forma a la Policía Militar y los saldos de su funcionamiento.
Eso sí, la disciplina de un policía militar es aún más estricta que la de los soldados porque su tarea es aplicar el respeto a la ley. La formación educativa de un policía militar es mucho más formal que la de un soldado, porque los policías deben tener conocimiento profundo de las leyes militares y los soldados sólo se preparan para atacar al enemigo y defender a la nación.
La Policía Federal se reorganizó con la incorporación de la Brigada Antimotines del ejército y no hubo ni oposiciones ni casos de abusos de fuerza. Ahora se quiere incorporar a la Guardia Nacional a policías militares y no a tropa formal. El mando operativo militar, bajo el control de la Guardia en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y dirección civil, se encargará de la parte fundamental de todo cuerpo policiaco en donde radica justamente sus fracasos: la disciplina, los valores y la organización operativa.
SI no hay Guardia Nacional, la seguridad pública seguirá en manos de la Gendarmería y la Policía Federal, dos de las organizaciones de seguridad que han sido rebasadas por el desorden interno, marcadas por la ineficacia debido a la escasa capacidad de lucha contra la delincuencia e incapaces de luchar contra una delincuencia que los rebasa en armamento, violencia y personal delictivo.
Las objeciones a la organización de la Guardia Nacional con personal de las policías militar y naval ignoran la necesidad de darle al nuevo cuerpo de seguridad pública-seguridad interior una formación adicional a la de policía, una disciplina superior a la de los demás policías y un marco jurídico indispensable de seguridad interior. Aún hay tiempo, pero parece que el gobierno lopezobradorista tiene los votos pero no las argumentaciones.
Política para dummies: La política es la claridad de las ideas, no la confusión de pasiones metidas en conflictos de interés.
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