La permanencia del PRI en el poder
primero como clase revolucionaria
1917-1928, luego como partido
de Estado de 1929 a 2000 y después
como sistema político/régimen de gobierno/
Estado constitucional del 2000
al 2019 respondió a la dinámica de las
relaciones sociales específicas de las
contradicciones mexicanas. Como populismo
participó de los parecidos con
otros; pero como experiencia concreta,
sólo pudo darse en función del desarrollo
político de México.
Algunos datos podrían ilustrar al PRI
como estructura de poder:
1.- El PRI nació del seno del Estado
cuando se agotaron los liderazgos dominantes
de caudillos revolucionarios
con el asesinato del general Obregón.
La salida fue un partido del régimen y
del Estado. La ruptura opositora que
llevó a la alternancia en el 2000 salió de
dentro de la clase priísta en 1988 con la
candidatura independiente del expriísta
Cuauhtémoc Cárdenas.
2.- El partido de los generales pasó
al partido de las clases productivas en
1938 con su transformación en Partido
de la Revolución Mexicana; obreros,
campesinos y clases profesionales se
organizaron dentro del partido como
organizaciones corporativas obligatorias.
En este sentido, el PRI controló la
lucha de clases con obreros y campesinos
en sus filas y espacios especiales
para empresarios. Hasta ahora la oposición
nunca ha podido quitarle al PRI las
clases productivas; en todo caso, el PRI
las ha dejado morir por inanición.
3.- La clave del PRI para su dominación
política fue lo que el escritor
marxista José Revueltas definió en 1976:
el Estado mexicano priísta no era un
Estado totalitario, sino un “Estado ideológico
total y totalizador”, cuya clave
de dominación estaba en el “control de
la totalidad de las relaciones sociales”.
El PRI se apropió de la ideología de la
Revolución Mexicana. El PAN ganó en
el 2000 y el 2006 y el partido Morena
en el 2018 no por presentar una
nueva ideología o quedarse con la de
la Revolución Mexicana, sino porque el
PRI liquidó la ideología de la Revolución
Mexicana en 1992 cuando el presidente
Salinas de Gortari introdujo como ideología
histórica el concepto de “liberalismo
social”.
El PRI no inventó el populismo, aunque
definió su propio populismo derivado
del modelo ideológico de la Revolución
Mexicana, En 1971 el historiador Daniel
Cosio Villegas definió como una de las
metas del PRI la de llevar a decisiones de
gobierno los compromisos sociales de la
Revolución resumidos en bienestar para
las mayorías. En 1976 el presidente López
Portillo reconoció que el Estado priísta ya
no podía responder a los compromisos de
bienestar de las mayorías y anunció desde
entonces que sólo se concentraría en los
“mínimos de bienestar” sólo para los más
pobres y marginados.
Los intentos internacionales de copiar
al PRI fracasaron porque desconocieron
que el PRI respondió a una lógica histórica
nacional del desarrollo político de
las contradicciones mexicanas. Antes del
PRI, en los años de la dictadura porfirista
y de los primeros años de la Revolución
Mexicana, no existía un verdadero sistema
político: los años posteriores a la Independencia
fueron de caos, Juárez creó el
Estado-nación para darle funcionamiento
al sistema capitalista liberal, Porfirio Díaz
destruyó a los partidos y los primeros
años revolucionarios 1910-1917 terminaron
por demoler las incipientes instituciones
políticas. Al régimen revolucionario
le tocó construir al nuevo Estado sobre
la dinámica de las crisis. El PRI nació en
1929 como Partido Nacional Revolucionario
sobre los pilares del poder real: los
militares. En septiembre de 1928, menos
de dos meses después del asesinato de
Obregón, el presidente Elías Calles tuvo
una muy significativa reunión con los
generales para pedirles la centralización
de las candidaturas en la figura del presidente
de la república que él ostentaba
o el país entraría en una nueva fase de
guerra civil. Ahí definió los tres pilares
del partido: el reparto pacífico del
poder, el bienestar para las bases y una
institución presidencial como poder
supremo único e indivisible. Al aceptar
las razones de Elías Calles, los militares
fundaron la estructura del sistema/régimen/
Estado del PRI.
Las dos alternancias opositoras en
México no destruyeron la estructura del
PRI, sino que la usaron en su beneficio.
Los dos gobiernos conservadores del
PAN (2000-2012) gobernaron con los
priístas en el Congreso y no tuvieron
ninguna propuesta de reorganización
estructural del sistema/régimen/Estado.
López Obrador se formó en el PRI
populista y su propuesta real no es otra
que regresar a los principios rectores
populistas de ese PRI de 1975-1988. Se
ha tratado, en ambas alternancias de
partido, del mismo PRI, de sus mismos
valores y de las mismas estructuras.
Cuando el PSOE miró con interés
hacia el PRI tratando de copiar su
funcionamiento, el PRI ya venía en
declinación. El movimiento estudiantil
del 68 mostró al Estado represor; la
guerrilla de los setenta obligó a abrir
el sistema de partidos hacia la izquierda
en 1978 con el reconocimiento del
Partido Comunista Mexicano; en 1982
se dio un relevo de grupo gobernante de
los políticos a los tecnócratas neoliberales
y su política económica no sólo
se olvidó de los compromisos sociales,
sino que aumentó el sacrificio social;
el asesinato de Colosio en 1994 evito
el regreso del populismo social; y en el
2000 el PAN –que nació en 1939 para
oponerse al radicalismo cardenista–
ganó la presidencia.




