CIUDAD DE MÉXICO.- El 28 de noviembre de 2014 era un viernes casi cualquiera, la Ciudad de México vibraba con la Copa de fútbol celebrada en Brasil, ese día era aparentemente uno más, en los televisores de muchos hogares del país se veía con detenimiento el partido Filipinas contra Vietnam, mismo que sería ganado por los vietnamitas.
Era alrededor de las 14:30 horas de aquel día cuando la señal de diversas televisoras se interrumpió, el balompié había dejado de ser el centro de atención para enfocarse en un suceso más importante, uno que trascendió el país y llegó a toda Latinoamérica, Estados Unidos y algunas partes de Europa; Roberto Gomez Bolaños “Chespirito” había fallecido a los 85 años en Cancún, sitio en el que el comediante se había retirado desde algunos años antes.
La comedia mexicana perdió ese día a uno de sus grandes artífices, creador de “La vecindad del Chavo”, “El chapulín colorado”, “Los caquitos”y “El chancleta” por nombrar algunos.
Roberto, apodado el Shakespeare mexicano había dejado «huérfanos» a La Chilindrina, Quico, El Chavo, El profesor Chapatín y una lista larga de personajes que creó durante sus más de seis décadas de carrera, también dejó a sus seis hijos, Roberto, Paulina, Marcela, Teresa, Graciela y Cecilia.
Si viuda Florinda Meza, tras dar a conocer el fallecimiento de su “Robert” señalaba que Chespirito no estaba muerto, que seguiría en la obra que dejó, en los recuerdos de todos aquellos fans que seguirían viendo lo que creó el comediante.