Tras la estrepitosa derrota que sufrió el Partido Revolucionario Institucional en la elección de 2016, cuando perdió la gubernatura de Tamaulipas frente a los arrasadores vientos del cambio, el priismo se convirtió en una especie de muro de las lamentaciones.
Frente a ese virtual ‘muro’, los priistas comenzaron a lamentar la destrucción del partido y la dispersión de los cuadros distinguidos y de los operadores de campo y de estructuras hacia otras organizaciones políticas, azules o guindas.
Además, repartieron culpas y señalaron con ‘índice de fuego’ a quienes, de alguna u otra forma, ‘entregaron’ el partido.
Por ejemplo, Egidio Torre Cantú, que llegó al poder después del artero asesinato de su hermano (en un caso que nadie desea resolver, ni siquiera investigar), se convirtió en ‘el villano favorito’.
Todos los males del tricolor eran culpa del señor que ahora vive -¿tranquilamente?- en San Pedro Garza, Nuevo León, el municipio con mayor poder adquisitivo per cápita de Latinoamérica.
En ese virtual muro de las lamentaciones, los priistas comenzaron a dejar sus plegarias y demandas para reconstruir lo que alguna vez fue el Revolucionario Institucional, un partido con una gran movilidad en las zonas populares y con capacidad para ganar los procesos electorales.
Como si fuera uno de esos profetas de tiempos bíblicos que trata de reagrupar a los suyos, Edgar Melhem llega a la presidencia estatal del PRI con infinidad de peticiones y propuestas por delante para emprender la reconstrucción del partido que gobernó Tamaulipas durante más de 8 décadas.
Al tomar protesta como nuevo dirigente del tricolor, el dos veces diputado federal pidió dejar atrás las lamentaciones… y los ajustes de cuentas.
‘Es el momento de renovar las ideas’, dijo Edgar Melhem en una ceremonia a la que asistió el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como ‘Alito’.
‘Ya no se vale cuestionar al que se fue por los espejitos que les vendieron en otros partidos’, comentó en su discurso el nativo de Río Bravo.
Al señalar que en ‘el PRI caben todos’, abrió las puertas a los que se fueron: ‘También caben los que quieran regresar’.
Eso sí, ‘Alito’, a la hora de tomar el micrófono, dejó bien en claro que tendrán prioridad los que nunca se fueron, los que siempre se mantuvieron fieles y leales al partido tricolor. ‘La lealtad se demuestra’, afirmó. Esos llevan mano a la hora de recibir oportunidades.
Por cierto, algo que sorprendió a todos durante el evento, fue cuando Edgar Melhem expresó la siguiente frase: ‘Quiero saludar esta tarde al primer priista de Tamaulipas…’.
Casi todos los asistentes se miraron sorprendidos para ver a quién se refería el nuevo líder del partido. Tras una pequeña pausa, Melhem dijo: ‘¡Ustedes! ¡Ustedes! Que son nuestra gente’.
‘El primer priista no es el que gobierna un municipio, no es el que gobierna un estado. El verdadero priista es el que defiende permanentemente su colonia’, mencionó.
Edgar Melhem, quien puso en prenda su honor y el de su familia, está consciente del trabajo que asume. Sabe, además, que la tarea no es nada sencilla. Eso, para comenzar, es bueno: parte de la realidad.
Ya veremos hasta dónde reconstruye al Revolucionario Institucional.
MÁS ACUSACIONES CONTRA GARCÍA LUNA
En su más reciente libro, ‘El Traidor. El diario secreto del hijo del Mayo’, la brillante periodista Anabel Hernández revela en el capítulo introductorio una de las declaraciones de Iván Reyes Arzate, ex enlace de inteligencia entre la Policia Federal y las agencias norteamericanas, ante la Corte del Distrito Norte de Illinois:
confesó que Genaro García Luna, su antiguo jefe en la AFI y en la Secretaría de Seguridad Pública, recibió millonarios sobornos del Cártel de Sinaloa y de los hermanos Beltrán Leyva.
Iván Reyes Arzate, que tuvo que entregarse a la justicia de los Estados Unidos en 2016, fue integrante del primer equipo de Genaro García Luna desde los tiempos en que éste fue director general de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en el sexenio de Vicente Fox.
Mientras el juicio de ‘El Chapo’ Guzmán iniciaba en la Corte de Brooklyn en noviembre del año pasado, en Chicago, Illinois, Iván Reyes Arzate era sentenciado a una pena de sólo tres años de prisión, una sanción que revela un evidente acuerdo para destapar las cañerías de la (in)seguridad pública en los años de Genaro García Luna.
La prensa mexicana dio un seguimiento mínimo al juicio de Reyes Arzate y, como suele suceder, nunca involucró al ex secretario de Seguridad Pública calderonista en el caso. Lo que ahí se dijo, seguramente, retumbará en el expediente de quien fue personaje central en la -supuesta- ‘guerra contra el narcotráfico’ en el sexenio de Felipe Calderón.
Y PARA CERRAR…
Y como en el PRI caben todos, ayer se sentaron juntos Enrique Cárdenas del Avellano y el ex gobernador del estado, Manuel Cavazos Lerma. ¿Qué tal? En otros tiempos, adversarios; hoy, casi casi cuates.