Se entiende en general que los migrantes centroamericanos huyen de la violencia social y la pobreza en los países de la región. Si bien como es sabido existe un fenómeno de trafico de personas que alimenta lo que hoy es un éxodo, ya no tiene como motor principal el “sueño americano”, ahora se busca huir de la violencia que existe en Centroamérica.
Hoy vivimos el paso desde dicho sueño americano, a la “pesadilla mexicana”. La oleada más reciente ha sido alimentada en mayor medida por las visas humanitarias que se venían promoviendo con la política de puertas abiertas. Hoy las ganancias del tráfico de migrantes son cuantiosas para las redes criminales que están involucradas o sectores comerciales en México que se benefician con el tránsito de transmigrantes.
A raíz de la política de puertas abiertas del gobierno actual, el paso de transmigrantes centroamericanos se multiplicó entre diciembre de 2018 a diciembre de 2019. De un promedio tradicional de menos de 300 mil migrantes por año, este periodo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador registró más de 800 mil personas cruzando por nuestras fronteras. Además de sumarse otros contingentes de cubanos, haitianos, africanos y asiáticos.
Además, el nuevo uso de caravanas, con muchos migrantes – arriba de mil personas cada una – familias enteras, personas con alguna discapacidad, mascotas, incluso niños solos y mujeres embarazadas, y la organización de ellas por especialistas en movilizaciones humanas, como el caso de la ONG “Pueblos sin Fronteras” y la OSC del Padre mexicano Alejandro Solalinde, buscaban aminorar los riesgos en tránsito.
Por lo que dieron forma para que éstas, de ser hechos aislados y no masivos, resultaran en lo que sucedió desde el 12 de octubre, con una caravana inicial desde San Pedro Sula Honduras, de mil gentes, que se fue haciendo masiva en el trayecto.
Éstas caravanas se fue generalizando con la suma de otros migrantes de pueblos vecinos de El Salvador y Guatemala, incluso de otros continentes, regiones y los propios pueblos mexicanos del sureste.
SITUACIÓN DE LA MIGRACIÓN, DE MEXICANOS A CENTROAMERICANOS
La migración interna y externa de propios mexicanos y de ciudadanos de otros países, ha pasado de ser un fenómeno de bajo impacto, desde mediados del siglo pasado, hasta ser hoy día un tema de gran relevancia y repercusión, al pasar de ser tratado como un asunto de miopía política tanto del propio gobierno norteamericano, y de poco interés de nuestro gobierno.
Este tema llegó hoy a ser considerado como un problema de seguridad nacional por el presidente de Estados Unidos (EUA), Donald Trump, además de tomar al tema como bandera política para sus intereses electorales. De ahí el nuevo discurso del odio y del Muro.
Nadie ignora la hipocresía política de los distintos gobiernos mexicanos (desde Salinas de Gortari hasta Peña Nieto), que viendo los crecientes volúmenes de remesas de nuestros migrantes tanto documentados como indocumentados, han tomado como un asunto de interés nacional, el llevar registros de las mismas, como si se trataran de inversiones extranjeras.
Al grado tal que el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se atreve a presumir los aumentos recientes e históricos de dichos montos, como si éstos envíos fueran festivos y buenas noticias para todos, sin recordar que se dan las remesas precisamente por la falta de incentivos que los braceros tuvieron que decidir ser expulsados de nuestro país, buscando en EUA lo que aquí no logramos ofrecerles.
Estos temas, junto con a las crecientes oleadas de flujos migratorios en forma de caravanas descontroladas, los graves aumentos recientes de menores no acompañados, mujeres solas, ancianos y mayores flujos de migración de comunidades LGBT, nos permiten buscar a los académicos, mayor compromiso de indagar e investigar el tema de ‘migración forzada, tráfico de personas y los efectos de las familias rotas’ que estos nuevos flujos en forma de verdaderos Éxodos se presentan a través de nuestro territorio.
Tanto de centroamericanos, cubanos, haitianos, africanos y asiáticos. Cifras nunca antes vistas que amenazan con romper nuestros intercambios comerciales con EUA y cancelar el propio TLCAN en su nueva versión T-MEC.
A FORMA DE COLOFÓN:
La solución integral y estructural, no está en reprimir a los migrantes, o de cuestionar las formas que ellos escojan para migrar libremente. La solución de largo plazo, deberá ser atender las causas que originan los fenómenos migratorios desde los tiempos que existe la humanidad. Atender las causas de la pobreza, miseria, hambre, desigualdad y violencia. La respuesta la tienen los políticos de los países pobres y poderosos. Al mundo le urge revisar y modificar las corrientes neoliberales de la economía. Es menester cambiar al modelo económico mundial.