Eduardo Henkel es un empresario muy exitoso. Y muy inteligente en su relación con el poder, con el que se ha acomodado, sin importar el color que tenga la Presidencia, y logrado resultados positivos para sus negocios. Amigos de presidentes, nunca había tenido, sin embargo,
un vínculo como el que estableció con Enrique Peña Nieto, forjado por la amistad de sus esposas, Rosaura Henkel y Angélica Rivera, que se consolidó en el tejido para el gran apoyo que le dio la entonces Primera Dama a la Fundación Duerme Tranquilo, de la cual la primera es presidenta, constituida en 2014 como asociación civil sin fines de lucro. Los beneficios tangibles se dieron en un campo distante.
En octubre de 2017, con presiones directas de la Conserjería Jurídica de la Presidencia a Gabriel Contreras, consejero presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones, se resolvió la entrega de la última estación de radio de Frecuencia Modulada que migraría de las frecuencias de Amplitud Modulada en la Ciudad de México –con fines comerciales- a Henkel, pero no por sorteo como establecían las bases de la licitación, sino mediante una adjudicación directa. Era la concesión de la 1560 AM, que se convertiría en la 105.6 FM. El Grupo Capital, de la familia Maccise, que pensaba que por experiencia
en el campo de la radio, presencia y relaciones con el presidente, tenía en sus manos esa frecuencia, quedó tan molesto por el proceso irregular que se dio, que impugnó judicialmente la asignación.
Legalmente tenían amplias posibilidades de ganar la demanda de probar que la concesionaria XEFAJ S.A. de C.V. de Henkel, había ocultado vínculos con la estación XEINFOAM de Radio Centro y Grupo Siete Nacional. Ese árbol genealógico se conformó años antes, cuando en 2006 Henkel tomó el control de la estación 1560 AM, que pertenecía a XHINFO-FM, en repago de un crédito que le hizo a José Gutiérrez Vivó, con la expectativa de convertirla en una FM. El comunicador, fundamental en los años finales del autoritarismo mexicano, se había quedado con esa estación como resultado de un conflicto –que aún sigue políticamente vivocon el jefe mayor de Radio Centro, Francisco Aguirre.
En 2007 Henkel se dedicó a buscar clientes y lugares de transmisión
para instalar la estación 1560 AM, sin mucho éxito. Aguirre, de acuerdo con fuentes de la industria, consiguió que Henkel, que no encontraba alternativas, se quedara como única opción rentarle la frecuencia. Poco después, en la industria quedó claro que se habían convertido en socios. La luz del túnel para convertirla en FM se prendió en 2016, cuando el Instituto Federal de Telecomunicaciones cambió la norma para disminuir la separación de las estadios de radio de 800mhz a 400mhz, con lo que se inició el proceso de migración de AM a FM,y puso a licitación tres estaciones de radio.
Henkel tuvo que separarse, cuando menos oficialmente, de Aguirre, para poder participar en el proceso de licitación, que tenía como una de sus condiciones, que no podía solicitarla ningún radiodifusor que tuviese una estación de FM en la Ciudad de México. Henkel se presentó como tenedor del 100% de la 1560 AM, sin que apareciera Aguirre, que tiene más del 50% de la preponderancia en la Ciudad de México, apareciera por ningún lado. Junto con ello, años de rezago en pago de derechos y contraprestaciones se ley, se cubrieron justo a tiempo antes del cierre de los plazos para entrar a la licitación.
Los detalles de cómo se asignó esa frecuencia de manera irregular fueron publicados en este espacio en octubre de 2017, en donde se advertía que si
se investigaran las razones de fondo para entregarle una FM a un amigo del entonces presidente Peña Nieto, cabía la posibilidad de que se demostrara que Henkel había ocultado sus vínculos con Aguirre, que no sólo podría traer consecuencias de orden administrativo, sino incluso penales contra el empresario y sus representantes, al igual con los comisionados del Ifetel si se probaba que el proceso de adjudicación directa había estado amañado.
La familia Maccise parecía tener las pruebas en la mano cuando impugnó la adjudicación directa y demandó, pero no llegó a tribunales. Peña Nieto presionó a Luis Maccise, de quien
es amigo desde los ocho años, para que retirara la demanda. Personas que conocieron de ese episodio recuerdan que el ex presidente argumentó razones personales, no sólo para pedirle que se desistiera, sino para explicarle que la adjudicación había sido por presiones de su entonces esposa. No quería tener un conflicto doméstico que se añadiera, para ese entonces, a los que venía arrastrando desde el escándalo de la casa blanca. Henkel volvió a dormir tranquilo.
Henkel operaba la estación
en una alianza comercial con el grupo Gin Group de Quintana Roo, pero las cosas no resultaron como esperaba. Una vez que mantuvo la titularidad de la concesión por tres años, como marca la ley, rentó el tiempo aire a terceros y firmó un contrato con el grupo Mas Radio Telecomunicaciones en octubre de 2018, que ahora quiere romper unilateralmente. El argumento es que hubo un incumplimiento del contrato, que niegan quienes lo suscribieron, que afirman que está en firme hasta 2022.
El empresario, cónsul honorario de Singapur, ha estado ofreciendo la frecuencia a terceros interesados, generando un conflicto jurídico
por un lado, y afectando al grupo por la confusión e incertidumbre que genera entre sus anunciantes. Henkel aportó la señal del espectro, y el Grupo que encabeza José Luis Fernández, creador de la legendaria estación Radioactivo y fundador de Imagen Radio, opera y comercializa la frecuencia bajo el concepto de “Aire Libre”. Una vez más, el amigo de anteriores presidentes quiere salirse con la suya. La diferencia
es que aquello en lo que antes se apoyó, hoy apesta.