Cae la tarde en la calle, en las cuatro paredes rebasando la sombra. No me muevo de aquí ni de mis ojos, voy en mis preguntas. Se juntan mis dedos y oscurece más pronto. El agua que repiquetea en la solera es mi insurgencia y mi habla.
Te busco abajo de los cubrebocas, te encuentro abajo del agua con los peces, he visto también una sonrisa un par de veces y aprovechando la contingencia en un par de minutos te dije cosas que no te había dicho.
Cae el silencio en mis manos cómplices, dije algo hace rato. Puedo apagar la luz y terminar un partido perdido, encontrar un arcoiris a tientas sin abrir los ojos, nomás por que estamos solos, adentro, bajo techo.
Con verte termino la frase de mis labios incompletos. Con mis manos de ave que se parecen mucho en todas las partes donde existo.
Ninguna palabra te dirá tanto como un te quiero ahorita, viéndote a los ojos y adivinando tus labios abajo del cubrebocas.
Hay más corazones adentro de las casas, por tanto hay necesidades de agua potable. Palabras nuevas o palabras dichas muchas veces, que ahora en este encierro dicen otra cosa.
Aquí adentro rumba el aire como una abeja transparente. El corazón, viejo sabio, elabora el vestido de los colores. Cuando sale el pensamiento, elige respirarte.
En la noche la luna encabeza una reunión de faros. En las esquinas las luciérnagas echan las luces altas. La noche siembra aves sobre un árbol dormido en la gran alameda. En mis ojos que ven de noche se puede ir por las calles somnolientas de esta tarde.
Quiero que llueva. Apenas leo esto en una plancha, libero una batalla contra el cuerpo y contra el filtro de una corriente de aire frío que entra sin permiso al cuarto.
Voy en un bote a donde viven tus ojos, en donde nace la vida como una frase escrita en las barricadas de esta guerra sin bandera.
Mis manos te tocan, te ven mis ojos igualitos, mis oídos de tic Tac escuchan tu boca incendiada como una lámpara. En mi mano cabe el mar a veces, en el lado oscuro, cuando la noche es día de isla y palmera, en el arte plástico, en el óleo de la palabra.
Eres lo mejor que ha pasado. Mi trágica alegría, antes de ti, que ahora es un verso, escucha poemas de tus labios.
En la música de una tormenta mi cuerpo es un percance. Si hojeas la página sabrás lo que quieren decir mis letras al levantarse, recargadas en las paredes desnudas de mi voz en la boca de esta boca.
Abajo de mi boca y del cubrebocas donde nacen los peces, nos hablamos por dentro, en la casa del alma, en el cumpleaños hermoso. En el amanecer de palabras exactas que descubren la vida en la orilla, se ama.
Sonríe si veo tus sueños. Quiero ir contigo donde pueda mirarte en un nido de la charla, en un saltamontes, en un beso que toque el mundo de los dibujos, en las gotas de lluvia.
En la ciudad de la tarde mientras el café, vuelvo a mirar esos labios descubiertos y naces de nuevo. Si te veo existo. Voy buscándote en el terreno baldío de este pueblo, al oscurecer
es luz que trae un cuerpo. Hablas y la plaza es la casa, y en la hora de cada hoja me encuentras y me abrazas.
HASTA PRONTO.