De lo privado a lo público saltó una comida intima entre un legislador, Samuel García y su esposa Mariana, algo tan trivial y coloquial como es compartir el pan y la sal ahora por video conferencia, pero el acoso verbal del hombre hacia la mujer logró posicionar de nuevo el tema de la profunda violencia que sufren algunas parejas de los políticos mexicanos. No es el primero y falta mucho para que sea el último de su tipo.
En boca de todas está el comportamiento de muchos hombres del poder hacia las mujeres, desde el presidente que delega a segundo o tercer plano cualquier tema que tenga que ver con la población
femenil; o un Mireles o un Zoé Robledo,
y hasta el propio López Gatell, tan docto para la comunicación social, pero sin estrategias de fondo para contener la violencia doméstica en esta pandemia.
En el nuevo capítulo de un político maltratador, vemos como se agrede a la mujer con expresiones bien arraigadas
en los mexicanos “súbete la cámara, estás enseñando mucha pierna, subeeee la cámara!!!, estás enseñando mucha pierna, qué bajes la piernaaaa, no andes enseñando la pierna, pos me case conmigo pa mí, no pa qué andes enseñando” le dice el hombre a ella, que sin el más mínimo sentido de autoestima e introspección, se pone nerviosa, ríe y le contesta “perdón. A ver así, ¿ya?” y él le concede un “ya”. Y sigue
la cena “romántica” donde un y otra vez él la agrede, “estas toda embarrada”, “no me hubiera casado contigo, mejor corro”, “revolviste el arroz con las costillas”.
El espectáculo viral continuo con la “disculpa” del Senador “las bromas machistas son una mala costumbre que tenemos muchos hombres y que nos tenemos que quitar”, apuntó. Sin embargo, la tan elocuente forma de dirigirse a su víctima en la video llamada, no denota que este bromeando, más bien frunce el entrecejo, apura el bocado e insiste en su ordenamiento de que se siente bien la mujer.
Antes de este desliz, la misma pareja posteó otro que pasó desapercibido, por la normalización del acoso y violencia hacia la mujer, en este otro video, del 25 de julio, ella concluye en línea una conferencia
de emprendedores y él entra a escena robándole cámara, la jala y saca del brazo, mandando saludos a la cámara. Ella sonríe. En todo este relajo mediático, los co-
mentarios y opiniones iban dirigidos hacia ella: “Amiga, date cuenta” fue la etiqueta que se posiciono en redes, donde le criticaban por ser “dejada” y “sumisa”, pocos repararon en la conducta machista del agresor. La colectiva Sororamx de Nuevo León pide que se deje de usar esa frase que enfoca la responsabilidad en la víctima y no en el agresor.
Las feministas, salieron recordarle a este hombre, que casi el 60 por ciento
de las mexicanas sufren violencia física, emocional o sexual de sus parejas; que México está en primer lugar de feminicidios en América Latina; que del violentómetro impulsado por el IPN para detectar 18 violencias machistas que culminan en feminicidio, él cumple a pie de la letra, con las primeras 10 conductas misóginas: chantajear, mentir, ignorar, celar, ofender, intimidar, controlar, agredir jugando, empujar y aislar.
Es Senador de la República, por Movimiento Ciudadano, ha intentado hipócritamente subirse a las protestas feministas, sin éxito desde luego, simula que pude legislar con perspectiva de género, pero está muy claro que su personalidad dista mucho de lo que promete, debería darse cuenta y pedir ayuda profesional a tiempo, es el claro ejemplo a no seguir.
Y por políticos misóginos que tienen complicidad en la sociedad machista y el sistema patriarcal, es que la lucha feminista sigue, con el viento en contra.