Las ferias en Victoria con corridas de toros
El Porvenir de Monterrey escribió en sus páginas del 24 de julio de 1958, que los representantes de los diversos sectores del Estado se habían
reunido la noche anterior para tratar lo relacionado a la organización de la Gran Feria de Ciudad Victoria, que se desarrollaría del 6 al 12 de octubre, en ocasión del CCCVII aniversario de la fundación de villa de Aguayo.
En su edición de 1985, la feria de la capital tamaulipeca contó con la presencia del matador de toros David “El vito” Cavazos, quien retornaba a los ruedos para vestir de luces y buscar un lugar entre los grandes.
Durante la corrida se ofreció un cartel neoleonés, mano a mano con Marco Antonio Alvarado y reses de “La Playa”. El vito era el hermano menor del popular Eloy Cavazos.
Una feria es un evento industrial, social, económico y cultural, establecido, temporal o ambulante, que se realiza generalmente cada año en los pueblos de la república mexicana.
Puede tener por objetivo primordial la promoción de la cultura, el desarrollo comercial y de industrias de los municipios o regiones donde se realizan.
Inicialmente fueron un fenómeno económico surgido en la Europa Occidental de la Baja Edad Media, en una coyuntura expansiva del feudalismo,
luego que las ciudades estaban creciendo junto al comercio a larga distancia, la artesanía y las finanzas, es decir: todas las actividades económicas que iban más allá de la economía rural agropecuaria, que aun así constituía la gran mayoría de la producción.
La gran feria de Tula
El 2 de agosto de 1843, desde su residencia en Tacubaya, el general Antonio López de Santa Anna, presidente provisional de México, expidió el decreto a través del cual se autorizaba una gran feria anual para Tula de Tamaulipas.
La concesión era por cinco años y las festividades durarían veintiún días contados desde el 28 de octubre al 8 de noviembre de cada año.
Era presidente de Tula en ese año, don Juan Francisco Gutiérrez y secretario don Gabriel Arcos Arreola, personaje que años después figuraría como lugarteniente de Pedro J. Méndez, muriendo a su lado tras la célebre batalla de Tantoyuquita.
Corrupción tamaulipeca en beneficio de la feria de San Juan de los Lagos.
A mediados de 1847, sintiendo perdida la guerra contra Estados Unidos, pronto hasta el más patriota de los oficiales que estaban en Tamaulipas en esos momentos, vio la oportunidad de sacar tajada económica de la presencia del invasor.
Según el gobernador Vital Fernández, tanto el general Urrea como el general José María Carvajal, se dedicaron a contrabandear productos en la región de Tantoyuquita y Tula.
Carbajal y Urrea sólo perseguían a los contrabandistas de poca monta, caso contrario con los que introducían al por mayor, pues los dejaban trabajar valiéndose de su fuero militar para después repartirse las ganancias.
Un ejemplo de ello, fue la introducción de dos grandes cargamentos que se venderían en la próxima feria de San Juan de los Lagos, Jalisco.
La feria del vergel de Tamaulipas
De acuerdo a noticias publicadas el 1 de junio de 1861, por el famoso periódico “El rifle de Tamaulipas”, el Congreso local confirmó que otorgaba la concesión el 24 de octubre de 1860 a la villa de Santa Bárbara, para que organizara una feria anual por diez años; la cual se verificaría del 12 al 20 de diciembre de cada año.
Sin duda, fue un evento que debieron asistir habitantes de la comarca y viajeros y arrieros que transitaban por el importante camino que atravesaba el vergel tamaulipeco.
La feria de Reynosa
El 8 de agosto de 1878 inicio la feria de Reynosa, la cual había sido concedida por el Congreso recientemente. La festividad era anual e inicialmente duraba del 8 al 24 de agosto.
El periódico “La Patria” reseña que en Reynosa era en ese año una pequeña pero progresista población de Tamaulipas, la cual recientemente había comprado una imprenta para publicar su propio periódico.
El diario detallaba que sus habitantes se habían distinguido por su amor a la patria y tendencias de progreso por medio de la industria.
Su feria de 1888 se verificó sin concurrencia, pues el ayuntamiento no permitió la entrada del tren a la plaza para recibir pasajeros, toda vez que autoridades de Brownsville establecieron una cuarentena rigurosa sobre Matamoros y a su vez recíprocamente las autoridades de esa ciudad sobre la texana, debido a que en días pasados habían llegado enfermos unos pasajeros y tripulantes del cañonero “Independencia”.
Antes de que esto aconteciera, el panorama era otro, pues a principios de agosto de 1888, a escasos días del inicio de la festividad, se decía que la feria de Reynosa de ese año sería la mejor de todas, pues se harían algunos importantes negocios durante las fiestas. Pero, no esperaban la cuarentena de la vecina Matamoros.
Esa feria fue muy famosa en la frontera y a ella acudían personas de las villas aledañas, así como números norteamericanos que cruzaban el Bravo; la mayoría para embriagarse y buscar pleitos, como un tal Mc Cabe, quien el 31 de agosto de 1891, en el último día de feria, asesinó con un tiro de pistola al juez de Edimburgo Max Stein.
El criminal fue detenido en la cárcel municipal, pero días después se fugó, pasando del balcón del juzgado al de la casa del general Lojero por medio de una cuerda fuertemente anudada.
La feria de Antiguo Morelos y sus conflictos religiosos
Siendo gobernador de Tamaulipas don Antonio Canales Molano y presidente municipal de esa villa huasteca el capitán Higinio del Castillo, el 29 de junio de 1880 el X Congreso del Estado Libre y Soberano de Tamaulipas concede a Antiguo Morelos una feria anual, misma que se llevaría a cabo del 19 al 27 de marzo de cada año.
El decreto citaba
que quedaban libres del pago de impuestos durante los días de la concesión, los productos que se introdujeran para el consumo.
Las autoridades municipales solicitaron esas fechas, pues coincidía con la celebración del santo patrono del pueblo, el señor San José.
Se sabe que a esa feria acudían todos los habitantes del municipio, los de las villas de Nuevo Morelos y Quintero y demás alrededores.
Las principales atracciones eran las peleas de gallos, tiro al blanco, los antojitos mexicanos, las kermeses, las carpas de teatro, los bailes, los burdeles y algunos primitivos juegos mecánicos como la rueda de la fortuna y el carrusel.
En 1888 la situación religiosa en ese pueblo era algo tensa, pues el fanatismo del sacerdote local enardecía a la feligresía en contra de los creyentes de otros dogmas.
La gota que derramó el vaso, e hizo que los protestantes y liberales se manifestaran enérgicamente ante don Porfirio Díaz, fue cuando se corrió el rumor de que, en la próxima feria de Antiguo Morelos, la cual iniciaría el 19 de marzo, tendrá lugar un motín que se preparaba a instancias del presbítero Ramos, para trastornar el orden constitucional y afectar los intereses de sus rivales ideológicos.
Festividades en la antigua Horcasitas
El 20 de octubre de 1880 comenzó la feria de Magiscatzin, misma que fue todo un acontecimiento regional, pues era en esa época la cabecera de Partido. Según El Semanario de Tampico, la festividad terminó el 30 de octubre; hubo abundantes mercancías, coronando la fiesta el orden y buen policía, pues no hubo que lamentar pleitos, riñas, ni disgustos con que acababan generalmente tales ferias. Un reportero del diario nacional LA PATRIA escribiría:
“[…] una feria que debe ser expendida, a juzgar por los capítulos del programa, por la importancia de la población, por el carácter benévolo y jovial de los habitantes y por cierta facilidad de comunicación.”
En el otro Morelos también había jolgorio
En la villa de Nuevo Morelos, a diferencia de la actualidad en que su festividad se realiza en octubre, en el porfiriato ésta se verificaba del 18 al 25 de abril de cada año. El 28 de marzo de 1881, el presidente municipal de esa villa, don Epifanio Niño y su secretario del ayuntamiento don Pomposo G. Requena, publicaron un cartelón en el que decía que la función de ese año seria de mayor lucidez que la de los anteriores. Se anunciaban cuatro magnificas corridas de toros, peleas de gallos, carreras de caballos, bailes públicos o de huarache y tres bailes de sala para la gente pudiente, fuegos artificiales y demás diversiones permitidas por la ley.
Decían también que la función de Iglesia que se acostumbraba año con año, seria esta vez de mayor lucidez, pues se contaba para ello con una orquesta bastante regular.
Don Epifanio Niño finalizaba diciendo:
“El R. Ayuntamiento que me honro de presidir, ha tomado todas las medidas necesarias que están a su alcance para poder asegurar a los que se dignen honrarnos con su presencia en la próxima temporada, toda clase de garantías, tanto para sus personas como para sus intereses.”
Fracasó la feria de Tampico de 1933
La gran feria organizada en 1933 en Tampico y que principio bajo excelentes auspicios, se tradujo al final en un lamentable fracaso, debido al mal tiempo que se presentó, impidiendo el desarrollo de las fiestas que se habían organizado.
La primera semana de feria el puerto se vio animadísimo, como no se había visto durante los últimos diez años, pero la presencia del mal tiempo impidió que se continuará desarrollando la actividad comercial que se preparaba.
De esa manera, la temporada de feria terminó de la manera que menos se esperaba, y los empresarios que acudieron al lugar sufrieron pérdidas de consideración.