El Caminante llegó a aquella casa en la colonia Mainero y tocó el timbre en repetidas ocasiones pero nadie salió a atenderlo.
Como nunca falta, una vecina se asomó a la calle y de manera desparpajada gritó a los cuatro vientos “¡ahi ya no vive nadieeee… los señores ya se divorciaroooon!”.
De esta forma, el vago reportero (y casi todos a 25 metros a la redonda) se enteraron de la ruptura de aquel matrimonio.
Resignado a que por lo menos ese día no podía ponerse en contacto con esa familia, se dispuso a almorzar unas flautas de salsa verde en un puesto de la zona centro. Pero el lugar estaba abandonado. Intrigado, el Caminante preguntó en los negocios aledaños la razón de la ausencia.
“Uy no joven, ya no se ponen, es que creo que la señora corrió de la casa al ‘don’ y pues como se separaron pos ya no trabajaron el puesto” le comentó un vendedor de elotes.
“Pos bueno” pensó el ‘pata de perro’ y enfiló a una estética para recortarse la melena.
Ya en la peluquería, pareciera que el tema deseaba resurgir; dos trabajadoras de la tijera le daban rienda suelta al chisme:
– ¿Te acuerdas de Carmina? pues se cansó de pelear tanto con el marido y se salió de su casa con sus dos huercos… dicen que el viejo como ya no pudo trabajar por la pandemia se la pasaba tomando todo en tiempo y no salía ques’que pa no contagiarse -contaba una de ellas.
– Ay pues igual le pasa a mi vecina eso de tener a los niños todo el dia sin ir a la escuela y su marido trabajando desde casa ya no halla la puerta, dice que ya la tienen harta… y ni pa donde huir.
Al parecer este fenómeno va en aumento: mas y mas parejas y matrimonios están siendo afectadas por el confinamiento debido a la pandemia.
Sin embargo la raíz de esto no es precisamente el aislamiento.
“Para las relaciones de pareja que ya se encontraban resquebrajadas sí (les pudo empujar a la separación) pero para aquellas que estaban fuertes hallaron herramientas y motivos para
fortalecer la relación” comenta la terapeuta psicoanalista Griselda Razo.
En palabras de la profesionista existen varios factores que inciden para que una pareja la pase mal durante esta etapa de confinamiento, como lo son la sobre exposición, los espacios
reducidos y la no aceptación de que el plan de vida ha cambiado repentinamente debido a la contingencia.
“Es como estar encarcelado en un espacio muy pequeño como una celda de castigo, donde se limita la movilidad, el contacto con los demás, o en situaciones de hacinamiento social, que merma la privacidad, entonces una parte de ti se retrae por perder ese espacio privado y otra parte se ve resignada a convivir o ceder ese espacio vital, se pierde la armonía corporal, mental, emocional, imagínate estar entre cuatro paredes durante tantos meses.
La situación suele agravarse cuando uno de los cónyuges suele presentar conductas violentas.
“Estando en encierro estas personas siguen en su modus operandi, si no esta bajo su control poder remediarlo, porque al salir ellos tiene otras alternativas donde encausar su ira o su violencia, algún tipo de desahogo, y al no tenerlo, lo descargan con su familia, con los mas débiles o indefensos” explica la terapeuta.
A pesar de que las medidas sanitarias han cedido y aligerado un poco confinamiento, el plan de vida de muchas familias se ha visto afectado. “Primero hay que aceptar que esta modificada la vida en si y no se pueden tener las mismas actividades, las mismas salidas, el mismo ritmo de vida y trabajo y hay que aceptar que ya no es igual, los planes ya no se pueden seguir igual y segundo, hay que replantear las metas, la distribución del ingreso, hacer un ajuste del juego de roles etc” apunta Razo.
Así como las fracturas se presentan en parejas bajo el mismo techo, también afecta a aquellas que están separadas geográficamente. “Al no poder reunirse, el inconsciente infantil al no poder obtener la compañía o afecto al que estaba acostumbrado sufre por esa abstinencia y puede ser causa de ruptura de pareja” puntualiza la psicoanalista.
Para el Caminante, su panorama sobre todo este caos y desorientación que puede afectar a la parejas se aclara con la opinión de la terapeuta, pues no es propiamente la causa de las
separaciones sino un agravamiento para aquellas que ya venían arrastrando broncas emocionales y de tipo mental. Ojalá que todos aquellos en esta situación salgan fortalecidos en este tiempo de crisis. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR: JORGE ZAMORA