Solo a los “mala entraña” se les ocurre decir que la elección de Biden como presidente gringo perjudicará a AMLO en lo personal y a México en lo general. Al contrario, buena parte de la presión imperialista cesará y por consecuencia la república ya no quedará expuesta al estado de ánimo de Trump o mejor dicho, al bipolarismo que lo caracteriza.
También le critican el no haber reconocido al nuevo mandatario cuando otros líderes internacionales lo hicieron, es decir, inmediatamente después de saberse su virtual triunfo el sábado por la mañana, sin embargo es una actitud lógica y de respeto hacia el proceso electoral todavía en curso.
Al margen de los formalismos diplomáticos, seguramente AMLO, al igual que el resto de la paisanada, confiamos en un mejor trato del régimen surgido del Partido Demócrata, relacionado en primer término, con los derechos humanos que incluye muy probablemente, abandonar la construcción del odioso muro fronterizo y desde luego, evitar la persecución criminalizada de los indocumentados y la injusta separación de sus parientes menores de edad.
Usted dirá que algunos gobiernos demócratas del vecino país, no precisamente se distinguieron por, al menos suavizar, la represión contra los mexicas, y tiene razón. En este sentido mucho se ha señalado que durante su último periodo, Obama extraditó una tercera parte más que los mexicas retornados por Trump. Sin embargo hay confianza que no suceda algo similar con Biden.
El asunto es que las elecciones en EU dejan al descubierto la fragilidad de un sistema que parece llegar a su fin. Y no es invento, si consideramos las dificultades relacionadas con la transición del poder. Fueron varios días en que la nación estuvo en vilo padeciendo el berrinche de un presidente que, como cualquier dictadorzuelo de bananero país, insistió e insiste en permanecer en la Casa Blanca esperando que lo arrojen por la fuerza, como vil intruso.
Pero no es solo el aspecto político si recordamos que el racismo persiste en todas sus manifestaciones. Ahora mismo varias ciudades lo padecen ¿ALTA TRAICIÓN DEL PRI? EN BOCA DE TODOS GUADALUPE ESCOBEDO CONDE con la ferocidad propia de gobiernos que todo lo resuelven por medio de la violencia.
Y ni como negar los crímenes de odio que con frecuencia transmiten los medios de comunicación, y las respuestas civiles de igual o mayor intensidad.
El sistema imperialista de la nación vecina toca límites peligrosos. ¿Acaso no impresiona ver que algunos fanáticos portan armas de todo tipo en eventos de apoyo a Trump?, ¿quién garantiza que no las utilizarán contra los partidarios de Biden, como lo han hecho ya contra grupos minoritarios, especialmente de ascendencia africana, y latina?. Lo más increíble, es que el actual presidente desconozca la validez de unas elecciones realizadas en la nación presumiblemente más democrática.
Asegurar que hubo fraude porque no resultó triunfador, es caer en lo más bajo de la inconsciencia, cuando está comprobada la imposibilidad de falsear votos con la misma facilidad como ha sucedido en México en diversas épocas, y más grotescamente en el 2006, cuando Calderón robó la Presidencia a AMLO, con la complicidad de Vicente Fox.
De manera que el imperialismo gringo sufre tan severa crisis que lo sitúa en riesgo de desaparecer, igual que sucede en México con el neoliberalismo, donde guardadas las proporciones, solo sirvió como estrategia para el saqueo, robo, corrupción e inmoralidad política, además del empobrecimiento mayoritario, privilegiando a una élite política que sin escrúpulos no solo se enriqueció, sino entregó al país y sus recursos naturales al capital nacional e internacional. Además de casi regalar industrias y empresas, patrimonio nacional y destruir otras tantas que incluyen a PEMEX y la CFE.
Como en México, en los EU las diferencias económicas son brutales. Por ello no extraña el rechazo a proyectos de gobierno que solo pretenden mayor desigualdad. Aquí es el PAN que abandera la injusticia, allá es el Republicano cuyos gobiernos de negra historia racista, crímenes colectivos e invasiones a pueblos inermes que buscan independencia y métodos propios de desarrollo y progreso. O de rapiña, como sucedió con el despojo a México de más de la mitad del territorio. Insisto, el imperialismo yanqui está en crisis. Es una de las razones por las que se anticiparon las evidencias del triunfo de Biden, cuando se aseguraba que no habría resultados oficiales hasta el diez de diciembre al reunirse los consejos electorales.
El sistema no resistió la presión por lo que fue necesario filtrar la noticia el sábado por la mañana al mundo que estupefacto, presenciaba signos inequívocos de un sistema en decadencia, enfermo y al punto de ingresar a terapia intensiva. Biden entonces, es virtual triunfador, pero el daño está hecho, como lo reconoció el propio Trump.
Este daño, digo yo, se cuantifica en la división irremediable de la sociedad gringa más o menos en igualdad numérica que hace temer confrontaciones violentas y donde este inédito proceso electoral, es apenas el principio. Y es que la locura política de Trump no es fortuita ni de creación espontánea, sino parte de la descomposición socioeconómica de un sistema agotado. ¡Ah, bruto!.
MÁS QUE DESLEALTAD… Como un acto de alta traición es calificada entre la militancia del PRI, la pretendida alianza de su partido con el PAN. No es solamente deslealtad y el desconocimiento a los noventa y un años de existencia tricolor, sino a la historia de una organización que nació como parte del fortalecimiento revolucionario.
Por supuesto hablamos del auténtico PRI y no de la caricatura que encabeza Alejandro Moreno Cárdenas. Justo este dirigente es el encargado de publicitar la posibilidad de hermanarse con el PAN para la obtención de algunos cargos que estarán en juego en las elecciones del próximo año.
Se trata como sabéis, de quince gubernaturas, un titipuchal de puestos locales y la renovación de la diputación federal. Es en este escenario donde se presume la alianza entre partidos originados por necesidad opositora. El tricolor de avanzada ideología para la época, y el PAN como oposición retrógrada, reaccionaria y conservadora, como ha sido siempre su carácter. Ahora “las coincidencias” ubican al PRI en el mezquino mercado de los intereses personales y de grupo, es decir, incapaz de competir con armas propias prefiere humillarse ante el enemigo tradicional; al que ha combatido durante casi un siglo y al que ahora vergonzosamente se somete.
En algunos estados sucede lo mismo. Aquí en Tamaulipas el dirigente Edgardo Melhem Salinas da por un hecho la unión PRI-PAN, en contraste con la opinión de la auténtica militancia que no concibe tamaña desvergüenza. Edgardo ignora que por estos andurriales el tricolor fue ley durante muchísimos años y que las variantes ahora observadas siguen siendo circunstanciales.
En este sentido la historia no puede ser borrada por una traición producto de ansias protagónicas, o peor, de calenturas escénicas como las que padece el riobravense. Pero bueno, allá Edgardo y su mala cabeza, cuando parece destinado a sepultar lo que resta del tricolor y donde nada valdrá convocar a su conciencia partidista cuya importancia y dignidad desconoce.
SUCEDE QUE Con la derrota de Trump se complica la existencia a Luis Videgaray. Y es que sus voceros no se cansaban de publicitar la protección de “el yerno de oro”, Jared Kushner hacia el ex hombre fuerte del sexenio anterior….”pos ahora sí, bateo libre” para la Fiscalía General respecto de los presuntos delitos atribuidos al ex secretario de Hacienda…¿o’nde andas Peña Nieto?. Y hasta la próxima.