13 diciembre, 2025

13 diciembre, 2025

Como desmantelar el neoliberalismo

INDICADOR POLÍTICO / CARLOS RAMÍREZ

No debe ser fácil para una mujer ser la más bonita. Me imagino la envidia a su paso por la calle por donde camine tranquilamente. Puedo imaginar, mas no saber de la especie de acoso que debe ser salir a la calle sino es que en la propia casa y aún frente al espejo.
Prefiero creer que la costumbre de ser bella le ha inmunizado contra la fiebre del género masculino con este calor. Todos sin falla voltean a verla y hacen comentarios según sus sombras, y ella disimula no darse cuenta. Sabrá lo que dicen de su cuerpo esbelto. Y saldrán rivales que trivialicen y otras que compitan palmo a palmo con su éxito inquebrantable.
No hay modo de ocultar los ojos bonitos catapultar esas decisiones con dos mecanismos: escalar el conflicto mediático contra el INE y darle el sentido de la mayoría absoluta y la mayoría calificada a Morena en la próxima Cámara de Diputados.
En la realidad, ni Félix Salgado Macedonio ni Raúl Morón representan nada en el proyecto ideológico de la 4a-T y la biografía escabrosa del primero estaría dañando a Morena por el tema de las agresiones sexuales. Pero esas dos candidaturas rechazadas por el INE han servido para calentar las elecciones, posicionar a Morena y despertar de su letargo a sus bases.
El proyecto de reformas lopezobradoristas a las reformas neoliberales del PRIAN tiene claro el objetivo de desmantelar el neoliberalismo y fijar las bases funcionales del regreso del Estado. De 1983 a 2018 los gobiernos presidenciales del PRI y del PAN consolidaron un proceso de disminución del Estado y de construcción de una nueva economía privada. El modelo salinista tuvo decisiones muy claras:
1.- Liquidó el Estado social con la reforma constitucional para crear el Estado autónomo de la lucha entre clases y sectores. Los gobiernos neoliberales se alejaron de la doctrina económica posrevolucionaria de economía mixta: Estado y empresarios en una alianza, bajo la dirección de autoridad del Estado.
2.- Privatizó más de mil empresas propiedad del Estado, muchas ellas, es cierto, sin influencia social en la producción. Adquiridas para salvar el empleo y crear formas de aportación de recursos económicas al Estado, las paraestatales se convirtieron en un lastre deficitario de las finanzas publicas. El caso más claro fue el de los bancos: el Estado le quitó la columna vertebral del poder financiero al sector privado, pero los bancos no dinamizaron la política crediticia y crearon una burocracia dorada de directores que se comieron los recursos.
3.- El modelo de Salinas fue el del Estado con control autoritario de las clases productivas: desarticuló y anuló hasta la extinción al poder sindical y sometió a los empresarios a un dominio fiscal 4.- Desideologizó el partido del Estado pasando al PRI del partido de la Revolución Mexicana al partido del “liberalismo social” o neocapitalismo de mercado.
5.- Los gobiernos panistas y de Peña Nieto avanzaron en la sustitución del Estado de clases por el Estado de ciudadanos en clave de participación en estructuras del Estado. La intermediación de partidos, grupos de poder, sindicatos y cámaras dio paso a la presencia ciudadana de expertos en organismos autónomos del Estado. No fue la ciudadanización indirecta del Estado, sino la incorporación a la burocracia del poder de ciudadanos sin partido y sin filiación social para legitimar las decisiones del Estado y aparentar una apertura social del Estado. Al final, todos los organismos autónomos del Estado estaban controlados por el Estado a través de las designaciones vía el legislativo y la especialización de sus tareas impedía una representación social.
6.- La clave del modelo neoliberal salinista estuvo en el modelo de Estado autónomo de Theda Skocpol –el Estado sin compromisos sociales–, aunque con la coartada de que el Estado se había abierto a la participación ciudadana vía consejos asesores ciudadanos y organismos autónomos.

POR CARLOS RAMÍREZ
@carlosramirezh

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