TAMPICO.- La zona centro de Tampico será blindada con seguridad a todas horas del día, con la finalidad de evitar actos como los que ocurrieron el pasado miércoles, señaló el alcalde Jesús Nader Nasrallah.
El mandatario municipal, también informó que están en los últimos detalles para la instalación de un filtro de seguridad en la entrada al municipio tampiqueño, en los límites de la colonia Morelos y Moscú, con el objetivo de detener a bandas delictivas procedentes de estados vecinos como Veracruz, San Luis Potosí o Hidalgo, que arriban a la zona para cometer actos ilícitos.
«Se está reforzando la seguridad con la Policía Estatal Acreditable, Guardia Nacional, Ejército y Marina, pero a veces es imposible poder estar en todo, son asaltos que pueden suceden en cualquier parte de Tampico, pero se está reforzando la seguridad para que la gente se sienta tranquila, recordemos que Tampico en los últimos años ha tenido una de las mejores percepciones en cuanto a seguridad a nivel nacional y seguimos trabajando para que eso no cambie «.
De acuerdo a los resultados positivos que ha obtenido y que además ha destacado en la república mexicana, espera que con el filtro la seguridad continúe dando confianza a los tampiquelisny visitantes para transitar por las calles.
«Se evitará que transiten de manera libre personas de otros municipios o estados, que vienen a contaminar la seguridad que impera el día de hoy en día en Tampico, Madero y Altamira, entonces con ese filtro vamos a estar al pendiente de la gente que ingrese».
El presidente municipal, reiteró a la ciudadanía mantener mayor precaución, debido a que ante una crisis económica que ha dejado la pandemia de Covid-19 y falta de empleo, la gente se ve orillada al cometer actos que no permite la ley.
Cabe señalar, que el pasado miércoles ocurrieron tres actos que perturban la tranquilidad de la ciudad, en donde una persona bajo los influjos de sustancias tóxicas realizó tocamienros indebidos a una mujer, también un joven fue acuchillado y por la madrugada se registró un robo en una zapatería.
Por Javier Cortés/ La Razón