TAMAUÑIPAS.- Con el estrés a tope, sobre todo ante la incertidumbre de un pronto regreso a las aulas, me entero que la comunidad global celebra una vez al año el Día Mundial de la Relajación, sucede cada 15 de agosto y aunque no se sabe bien el origen de la efeméride, seguramente es comercial, es una práctica que cada vez tiene más adeptos que paran el tren agitado de la vida pandémica, para tomarse en serio un momento de descanso.
La sugerencia tiene más sentido ahora que ha cambiado radicalmente la forma de socialización humana, cuando estamos más metidos en las comunicaciones tecnológicas y a la vez, obligados a estar más tiempo con uno mismo, aceptando la sana distancia social.
La relajación, nos sirve para estar un momento tranquilas, y así tratar de contrarrestar la ansiedad que nos puede acarrear otras enfermedades como la de la presión arterial, obesidad, diabetes y hasta sucumbir ante el Covid, por traer las defensas bajas.
La fecha ha sido programada para bajar el nivel del estrés post vacacional y coincide además con el verano y el inicio de un nuevo ciclo lectivo, tema que tensa más a madres de familia, maestras y estudiantes, ya que enfrentamos al mismo tiempo una tercera ola de contagios y un nivel más alto de transmisión del virus en los infantes.
Entonces, ¿Cómo relajarnos en este contexto? Para las mujeres es más difícil aceptar un día de descanso, la sociedad impone doble o triple jornadas para ellas y luego si se toman un día sin hacer nada, se siente culpables.
Pero está bien no hacer nada. Parar, dedicarse tiempo para sí y aceptar que no somos “la mujer maravilla” para solucionar los problemas de todos.
Por ejemplo, las que trabajan de lunes a viernes, dedican el sábado y domingo a la limpieza hogareña, más necesaria que nunca en estos tiempos de enfermedad; quienes tienen jornadas matutinas, realizan las tareas domésticas por la tarde y viceversa, quienes en este momento están sin labor u oficio profesional, están como sea con más trabajo, sin paga, al cuidado de enfermos, niños y no tan niños.
Sobre ellas pesa toda la administración de hogar y como es un espacio que funciona las 24 horas del día, los 7 días de la semana, no hay pues días de descanso o vacaciones para ellas.
El INEGI, que todo nos cuenta, realiza con Inmujeres el levantamiento de la Encuesta Nacional Sobre Uso del Tiempo, el último censo, del 2019, antes de la pandemia, revela que las mujeres dedicaban casi 26 horas a la semana a labores domésticas, mientras que ellos solo 11, en el confinamiento las tareas aumentaron y la carga recayó en ellas.
Antes ellas ya destinaban casi el 70 por ciento de su tiempo a las labores de cuidado y limpieza, trabajo no remunerado en casa. Los condicionamientos sociales las predisponen a ellas para que trabajen doble o triples jornadas, y por ello en algunos países de Europa, en México aún no, ya se realizan estudios sobre “la carga mental”, que revela los sentimientos de responsabilidad en la administración del hogar, es decir, pensar, decidir y programar sobre la comida, la ropa limpia, el aseo general y hasta el tiempo de ocio, de los otros.
Está sustentado que utilizan su tiempo libre, para efectuar el trabajo doméstico y si no lo hacen así le acecha el sentimiento de culpa.
Las mexicanas, formadas en la vieja escuela de la familia fraterna, arraigada por las instituciones de este tiempo, consagran su vida a la vida de los demás y dejan poco tiempo para el cuidado de su salud mental y física, por eso las feministas también promueven como acto de rebeldía, el uso del tiempo libre para sí mismas.
Y sí, los caminos de la vida no son como pensábamos, es tiempo de cambiar el ritmo y relajarnos, cambiar los hábitos y apoderarnos de nuestro tiempo libre.
EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021