Deben ser muchos machos más, los que impunemente socializan entre nosotras, pero hoy dos ejemplos, a no seguir, de figuras mediáticas que son cuestionados por su mal comportamiento con las mujeres y aunque son solo críticas públicas, debemos analizarlas con perspectiva de género, para no seguir reproduciendo lo que el sistema patriarcal se niega a cambiar.
Primero en España, reaparece en escena Placido Domingo, es “ovacionado” por su público y la prensa lo glorifica en las primera planas con titulares que buscan borrar el abuso sexual que cometió por años tras bambalinas. Una veintena de mujeres en 2020 sacó a la luz el acoso y hostigamiento sexual que sufrían al colaborar con el tenor, él negó los hechos y dijo que eran “mal entendidos”, se guardó de los reflectores
menos de lo que ha durado la pandemia y su vuelta ha sido “con honores”.
Luego, en el fin de semana futbolero, aquí en México, un jugador ecuatoriano del América, Renato Ibarra, regresó a la cancha y es “ovacionado” por su público y la prensa deportiva juega con los titulares misóginos y machistas, “Golpe de autoridad” titula El Reforma, sobre el futbolista acusado en 2019 por su esposa, por agresiones físicas, en tanto que El Universal da más valor a las lesiones físicas que lo mantuvieron fuera de juego que a la demanda por agresión.
Colocar a un golpeador de mujeres en la primera plana deportiva, así como ensalzar a un cantante que es hostigador sexual en la prensa del espectáculo, define muy bien lo que está bien arraigado en nuestras costumbres sociales, no son hechos aislados, los vemos todos los días en todos los medios y ahora en redes sociales, hombres que han sido señalados pública y judicialmente por su mala conducta con las mujeres siguen marcando la pauta con total impunidad, sin vergüenza ni remordimiento, eso sí, muy bien arropados por sus pares en el patriarcado, que se niega a ver los defectos del machismo. En políticos andamos igual o peor, pero se invisibilizan entre los corruptos, causa más picor una nota sensacionalista de hombres acusados de sobornos que de los que violan, hostigan, acosan y agreden mujeres. La corrupción y la doble moral de los políticos van de la mano, si no son honestos con su función pública, tampoco lo son para una sana convivencia entre personas, menos con las mujeres de su entorno.
Las colectivas feministas incendiaron las redes sociales al quejarse, en ambos casos, el del tenor y el del futbolista, por el buen trato que se les da a los hombres que han fallado, y lo que ellas recibieron en respuesta a sus publicaciones fue más denigrante, solo las mujeres entendieron los mensajes, los varones se preocuparon más por limpiar la imagen de sus ídolos que en hacer una reflexión social. Lo más preocupante de idealizar a los agresores, misóginos y machistas es que siguen sembrando estereotipos, reafirmando que no pasa nada si se le falta el respeto a una o 20 mujeres, si es una agresión física, sexual o emocional, lo que sea será perdonado y olvidado, con un buen gol, una excelsa interpretación cantoral o un nuevo cargo político.
En nuestro país, quizás es poca la población que tiene acceso a eventos culturales elitistas, como se considera la ópera, sin embargo, el espectáculo futbolero casi para toda actividad en fin de semana,
y los aficionados, desde la comodidad que les ofrece su sillón y el sistema patriarcal, reafirman sus conductas machistas.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE