Matilda Villarreal, nacida un 19 de septiembre durante el 2007 en la ciudad fronteriza de Matamoros, por sus venas corre la sangre deportiva, de competitividad y sobre todo el ADN de una guerrera y triunfadora en lo que se propone.
En el deporte, primero probó la flexibilidad y destreza en gimnasia artística y como porrista, después la velocidad y resistencia del atletismo, pero su destino apuntaba a otro lado y todo se acomodó para que pasara a a la disciplina de luchas asociadas.
“Tenía familiares que entrenaban este deporte, mi hermano, unas tías y demás, por lo que me llamó la atención, yo antes ya hacía gimnasia y atletismo, pero me cambié, creo que así estaba el destino preparado para mí”, inició la entrevista con Oé la destacada deportista.
“Le dije a mi profe de atletismo que un día entrenaría luchas asociadas, estábamos en el mismo gimnasio y un día fui para probarme y ya no me salí ni regresé a atletismo, éste es mi deporte”, así comenzó todo, fue una ‘flechazo’ y ‘amor a primera vista’, una historia que conforme avanzaba iba a tener muchos capítulos de éxito.
Estaba hecha para ganar
El inicio de la historia de vida de Matilda en luchas asociadas, empezó ya con nueve años. El físico y hambre de ganar siempre lo tuvo, pero trabajó la técnica siempre con el apoyo de sus entrenadores, mejoró y mostraba buenas cosas desde el primer día.
Participó en su primer estatal y lo ganó, en ese momento se dio cuenta de qué estaba hecha y que podía seguir creciendo.
Conforme avanzó quedó campeona en el 2019 se consagró como la mejor de su categoría y división, mientras que un año antes había logrado el subcampeonato. Su trabajo habló por sí solo.
Fue en Nacionales CONADE, el máximo certamen juvenil, antes llamada Olimpiada Nacional en el que repuntó y confirmó que es de las mejores de México, después de quedar en segundo lugar, que moralmente fue un primero ya que hubo cosas ‘raras’ en la final por medalla de oro que terminaron por darle la presea a la representante de Nuevo León.
Pensó en dejarlo todo; llegó otra señal para que no lo hiciera
Es tanto el espíritu de competitividad que tiene, que tras lo sucedido en Nacionales CONADE, se desanimó, si bien sabe que la victoria no lo es todo, las formas en que se dieron las cosas, la hicieron pensar medidas drásticas, “me desanimé mucho la verdad, hubo un momento en el que sí pensé dejar todo, pero ya con cabeza fría, pensé mejor las cosas”.
Otra señal del destino y Dios llegaría a Matilda, pues justo cuando estaba desanimada, llegó su primera convocatoria a la Selección Mexicana Sub-15.
“Llegó mi convocatoria y confirmé que quería quedarme, fue algo muy bonito, te soy sincera, sí lloré de emoción. Pasó por mi cabeza todo lo que he pasado, todo el camino que hemos tenido que recorrer, porque mi familia también está detrás de mí, a lo mejor Dios dijo que me lo merecía y fue una señal para que no pensara en abandonar”, señaló la tamaulipeca quien anteriormente durante la pandemia también pensaba en ya no volver a entrenar.
Con 14 años, llegó una gran recompensa, representar a México siempre era un sueño para ella, “era y es un sueño, es mi primer convocatoria y todo esto es gracias al trabajo que hemos hecho entre todos”.
Tiempo, esfuerzo y trabajo
Todo estos logros no hubieran sido posibles con el ‘mágico’ trabajo detrás que realiza cada atleta junto a sus entrenadores. Luchas es un deporte de fortaleza, técnica y otras características que la hacen muy peculiar y que el trabajo diario sea una de las fórmulas para el éxito.
Por ello, Matilda Villarreal entrena diariamente cuatro horas y aunque no lleva una vida de niña o niño normal de su edad, su vida de atleta en busca de ser elite, no la cambia por nada, pues cuando piensa en rendirse o en no ir a entrenar, recuerda el porqué está ahí, todo lo que ha sufrido y todo lo bueno que ha pasado gracias al trabajo hecho, además de sus sueños y metas que tiene por cumplir.
“Me dolería salirme de este deporte porque han sido muchos años de trabajo, ya lo dije sí lo he pensado, pero me detengo a pensar todo lo que le hemos invertido de tiempo, a veces me gustaría salir con amigos, pero por momentos no se puede, debo cuidar mi comida y todo, ya es una vida para mí todo esto”, expresó.
“Yo no tengo tiempo libre -entre risas-, despierto y estoy en la escuela, después me voy a entrenar y salgo hasta la noche, descanso un rato y después duermo temprano”, añadió.
Ejemplo familiar
Sus tías han sido destacadas deportistas de luchas, tal es el caso de Julieta Martínez quien fue medallista en el Campeonato Mundial Juvenil de Luchas Asociadas y actualmente busca seguir destacando en las categorías libres, al igual que Renata Martínez que fue campeona panamericana.
Para Matilda, ellas y toda su familia deportista es un ejemplo, “sí me gustaría ser como ellas, lograr todo lo que ellas han conseguido y mejorarlo, me ayudan mucho a mejorar, yo buscaré seguir destacando en este deporte para ponerlos orgullosos”, detalló.
Espera cumplir un sueño
Si bien aún es muy joven, Matilda apunta en alto, ella se mira en unos años más en la pelea por una plaza olímpica para participar en Los Ángeles 2028, ya que es uno de sus sueños, ir a unos Juegos Olímpicos.
“La verdad sí me gustaría llegar a unos Juegos Olímpicos, si Dios quiere lo vamos a lograr, en este proceso no me toca pero el del próximo si podría ir, voy a seguir trabajando muy duro. Ahora pienso en lo que viene, quiero hacer una buena participación en este próximo Panamericano con México y trabajar para mantener el nivel o mejorarlo”.
Dedicado a su familia
Villarreal indicó que no piensa en otra cosa más que en darle alegría a su familia a través del deporte y la escuela, la cual no olvida, pues sabe que el deporte no lo es todo, pero pueden ser llevados de la mano.
“Siempre les voy a agradecer, a mis tíos, primos, mi mamá que siempre ha estado conmigo, en cada competencia nunca me deja sola, siempre está apoyándome y espero que así sea siempre, soy feliz en que me apoyen”.
“Agradezco siempre a todos ellos, les dedico todo lo que he conseguido y también a mis entrenadores, mis compañeros, amigos, al INDE Tamaulipas que la verdad siempre me han dado el respaldo y por ellos voy a competencias, a todos los que han apoyado les agradezco”, finalizó.
Matilda seguirá en crecimiento deportivo, ya con 14 años ha empezado de manera forma su fogueo internacional y sin duda, con mucho trabajo y esfuerzo, deberá ser una de los proyectos deportivos a llevar en futuros ciclos olímpicos en el que se espera destaque de gran forma.
Matilda es sinónimo de responsabilidad, de sacrificio, trabajo y pasión, Matilda Villarreal tiene sangre deportiva y de una auténtica campeona que seguirá en busca de su sueño que es estar en unos Juegos Olímpicos.
Por Daniel Vázquez