Como se había adelantado, esta misma semana -muy probablemente el viernes- Rodolfo González Valderrama será presentado como delegado de los programas sociales del gobierno federal en Tamaulipas.
Ocupará la posición que deja vacante José Ramón Gómez Leal, quien no será el dirigente estatal de Morena como se había especulado. Tampoco llegará a ningún cargo burocrático en la estructura federal.
Mario Delgado invitó a “JR” a ser el “coordinador estatal de la defensa de la ratificación del mandato del presidente López Obrador”.
Así de rimbombante como suena, la tarea del ya casi ex delegado será encabezar la promoción morenista de la consulta ciudadana sobre la revocación que se llevará a cabo en marzo del 2022, es decir tres meses antes de la elección por la gubernatura de Tamaulipas.
Tras la bajísima participación en el primer ejercicio nacional de este tipo en el que se decidiría el futuro de los ex presidentes, a la Cuarta Transformación le urge elevar las cifras obtenidas en agosto de este año.
Esa será la misión de “JR”, quien ha manejado por casi tres años los programas sociales más importantes del gobierno, un auténtico tesoro en términos electorales que ahora pasará a manos de Rodolfo González Valderrama.
Hasta mediados del 2020, había 183 mil estudiantes de educación básica a universidad que reciben alguna de las becas federales disponibles, que van de los 800 pesos a los 2,400 pesos mensuales.
Se contabilizaban también 209 mil adultos mayores de 68 años recibiendo 2,250 pesos bimestrales; es cifra ha subido en las últimas semanas con el registro masivo de los de 65 y más.
Con todo y que su nueva posición le permitirá a José Ramón mantenerse activo en la política y presente en los medios de comunicación, ni duda cabe que su salida de la delegación es un golpe fulminante a sus aspiraciones.
El mensaje desde Palacio Nacional es muy claro: el compromiso que había con el reynosense por el apoyo prestado a la cuarta transformación ya quedó saldado.
En el aire seguirá flotando la duda de qué va a pasar con la estructura estatal del partido.
Las últimas noticias que se tuvieron de un presunto dirigente apuntaban al nombramiento de un militante de nombre Oscar Alarcón, oriundo de Nuevo Laredo, del que poco se ha sabido desde entonces porque nadie lo ha presentado formalmente.
Antes de él, el partido estaba en manos del profesor Enrique Torres Mendoza, que pasó la mayor parte de su periodo directivo peléandose con las principales figuras morenistas, y llegó al extremo de intentar sabotear el registro de candidatos para la pasada elección, unos minutos antes de que venciera el plazo otorgado por el IETAM.
Pese a esos desfiguros, Morena salió avante en los comicios del 2021.
La pregunta es, si de cara a la elección más importante de su historia en el estado, se la volverán a jugar sin una estructura partidista confiable.
El tiempo se les agota.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES