TAMAULIPAS.- La relación de PAN y el PRI pasa por un momento complejo. El presidente López Obrador envió al Congreso una reforma a la industria eléctrica que, si la oposición no maneja con tacto y agudeza política, puede convertirse en la bomba que haga desaparecer la alianza Va por México.
Ahora es más evidente que nunca que el pacto entre el PRI y el PAN (del PRD ya nadie habla por su insignificancia en términos de votos) siempre ha estado prendido con alfileres.
Antes de presentar la polémica reforma, el presidente ya había mandado los primeros dardos envenenados con las invitaciones a los gobernadores priístas de Sinaloa y Nayarit para que se sumen a su equipo.
Quirino Ordaz será ni más ni menos que el embajador de México en España. Pero no son los únicos mandatarios encantados con el poder presidencial.
En una situación similar están Omar Fayad de Hidalgo y Alejandro Murat, de Oaxaca, quien por esas casualidades que a veces regala la política mexicana, ayer desayunó en público con la Secretaria de Energía, Rocío Nahle.
Al oaxaqueño hay quien hasta lo ve como sucesor de Manuel Bartlett en la Comisión Federal de Electricidad. En ese contexto llega la discusión de la reforma que está basada en devolver a la CFE el control casi total de la generación de energía en el país, y que ha sido calificada por el PAN como un durísimo golpe a la inversión privada.
El posicionamiento del dirigente nacional del PRI, Alito Moreno, quien también es diputado federal, levantó de inmediato suspicacias entre sus aliados. Palabras más o menos, la postura del PRI en San Lázaro es que revisarán la reforma; es decir no la descalificaron en automático como esperaban los panistas.
Tanto así, que ayer los legisladores de Acción Nacional salieron a ponerle un ultimátum a sus pares: si de alguna manera colaboran a que el dictamen sea aprobado, no habrá alianza electoral para el 2022. Todo eso, mientras en las mañaneras el presidente advierte que ahí serán exhibidos todos los legisladores que voten en contra de la que, dice, es una reforma indispensable para el país.
Entre esos dos fuegos están los priístas. En Tamaulipas, para el Comité Directivo Estatal del PRI, la polémica por la reforma eléctrica se suman a un escenario que de por sí no pintaba bien.
Aquí, los priístas recibieron como un balde de agua fría la decisión de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de quitarle otra diputación plurinominal en el Congreso.
Pero sobre todo, molestó la insistencia del PAN después de que la Sala Regional ya había determinado darles tres posiciones de representación proporcional y sólo una al tricolor.
Como ya se ha dicho, al final de cuentas la alianza para la gubernatura de Tamaulipas se definirá en la Ciudad de México. El problema para los promotores de la coalición es que por el momento, ni allá ni acá hay buenas sensaciones entre priístas y panistas.
Y aunque, por allá del mes de enero del 2022 logren limar las asperezas, será muy complicado que el pacto entre ambos partidos sea abrazado por sus militantes, y no se quede en un simple documento firmado por las cúpulas.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021