A estas alturas, los morenistas ya deben tener bien claro lo que unos cuantos de entre sus filas advertían, aún a pesar de la euforia generada por los resultados del 6 de junio: la elección del 2022 no está ganada para su causa.
No será un día de campo, ni mucho menos.
Por eso cobra relevancia la necesidad que tienen Morena y el PAN de construir alianzas electorales, formales o no, que les permitan sumar votos a su causa.
No hay grupo político que deba despreciarse.
Por eso, desde la dirigencia nacional de Morena se da prioridad a una alianza con el Partido Verde Ecologista de México, además de la del Partido del Trabajo que es un hecho.
No fue casualidad que a unas cuantas semanas de que iniciaran las campañas del 2021, el Comité Nacional de Morena cediera al PVEM no solo una, como estaba programado, sino tres de las nueve candidaturas para las diputaciones federales.
Por eso, hoy el Verde tiene dos diputados federales tamaulipecos, que para fines prácticos, forman parte de la bancada de la Cuarta Transformación.
Tampoco se puede pasar por alto el nombramiento de Gerardo Illoldi, ex candidato verde por el Quinto Distrito, como Secretario de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Victoria.
El único factor que pudiera poner en peligro la casi segura alianza de Morena con el Partido Verde sería la irrupción de Maki Ortiz que coquetea con la posibilidad de ser su candidata para el 2022.
Pero aún en ese escenario, debería considerarse como antecedente lo ocurrido en San Luis Potosí, donde el despliegue político desde Palacio Nacional terminó inclinándose en favor del partido del Tucán, aún por encima de la candidata morenista que nunca levantó en las encuestas.
Para entender la importancia que le da la dirigencia nacional de Morena a una eventual alianza, habrá que revisar las últimas encuestas publicadas sobre la preferencia electoral en Tamaulipas, donde el PVEM ha dejado el último lugar que arrastraba en forma consistente desde hace años.
El mismo 7 de junio, un día después de la elección del 2021, en el PAN también comprendieron la necesidad, casi obligación, de tejer una alianza amplia que agrupe a cuantas fuerzas políticas sea posible bajo la consigna de frenar la llegada de Morena al gobierno de Tamaulipas.
No ha sido sencillo el diálogo con el PRI local, pero al final la dirigencia nacional tendrá la última palabra y seguramente será positiva.
Lo de sumar al PRD es más simbólico que cualquier otra cosa, y es evidente que la propuesta político-electoral del panismo consiste en dar entrada a militantes y simpatizantes de cualquier partido, hasta morenistas que se sienten relegados por la manera en la que se está conduciendo su proceso interno.
Sobre ese concepto se está construyendo el evento del sábado, en el que un grupo político de diferentes colores mostrará su apoyo a la candidatura de César Verástegui.
Pero también en ese contexto se puede inscribir el encuentro del “Truco” con Lety Salazar ayer en Matamoros.
Hay que recordar la relación tirante que ha sostenido durante cinco años la ex alcaldesa panista de Matamoros con el cabecismo, y las constantes insinuaciones de que competiría electoralmente por Morena, y antes por Movimiento Ciudadano.
La futura campaña panista, pero sobre todo el proyecto político del “Truco”, está cimentado sobre la construcción de alianzas políticas. Ahí radican sus posibilidades de éxito.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES