Este pasado 24 de diciembre, mi hermano Francisco tuvo un fatal accidente de carretera. Fue una terrible navidad. Ante acontecimientos de este calibre, nuestras reacciones determinan realmente quiénes somos. Siempre se ha comentado que los problemas sacan lo mejor o lo peor de cada uno de nosotros; debido a lo sucedido con Paco, tuve la oportunidad de profundizar en ello.
Paco tenía algunos años sin poder caminar por un problema de la espalda. En alguna ocasión platicamos sobre cómo se sentía y dijo estar agradecido. Le pregunté por qué, y me respondió: “Porque voy a salir adelante desde esta silla de ruedas; así que, en un futuro, cuando misb hijos piensen que la vida es dura, vean mi ejemplo y realmente valoren lo que tienen para conseguir su éxito”.
Encontrar una postura valiosa, que te ayude a ser mejor persona dentro de un gran problema, eso es un verdadero ejemplo. Si has estado en situaciones similares, probablemente hayas sentido la misma reacción que tenemos muchos, como el sentirse culpable o buscar otros culpables a nuestro alrededor o en el cielo. Si lo sentiste, no te preocupes, es lo común; lo difícil es dar gracias por lo que sí tienes y usarlo para crecer.
Al final de la misa para Francisco, sus hijos Karla y Paco dieron un pequeño y sentido discurso. Al escucharlos, sabía que mi hermano estaba hablando a través de ellos. Su mensaje, en resumen era “Haré que, desde el cielo, te sientas orgulloso de cómo vivimos con tu ejemplo.”
¡Esa es la postura correcta! Así Paco estará más tranquilo en el cielo y sus hijos tendrán la oportunidad de mejorar. La postura correcta es qué voy a hacer diferente, dejémoslos descansar en paz observándonos ser mejores personas. No sólo eso de que nuestros fallecidos nos cuiden desde el cielo, nosotros seremos quienes cuiden su memoria desde el plano de la acción.
Este aprendizaje me ayudó este domingo pasado, cuando subí la montaña más cansada que me ha tocado en mi corta trayectoria de senderista. Sólo de subida fueron cinco horas, ascendiendo 1,300 metros, a menos cuatro grados centígrados. Para la mitad del camino me quería dar por vencido. Sentía que mis pies pesaban como cemento y a cada paso me preguntaba “¿Cuál es la canija necesidad de seguir?” Pero, en un momento Paco vino a mi mente y pensé “Va en tu honor, hermano: los pasos que ya no podrás dar, los daré yo siguiendo tu ejemplo”. Así fue que llegué.
Algo similar me pasó con la muerte de mi papá hace cuatro años. Apagué mi último cigarro en su velorio, “En tu honor, viejo”, acordé conmigo mismo y lo he cumplido.
Si eres un vendedor y atraviesas por un mal momento, vas a necesitar acudir a un buen motivo para no rendirte y seguir adelante. ¿Cuál es ese motivo? Si no lo tienes claro, encuéntralo. ¿Será tu familia? ¿Tu legado? ¿Dios? ¿Tu pareja? Cada vez que logres superar ese problema, serás una mejor persona.
Si eres empresario, también tu empresa tiene ese fundamento: ¿Cómo tus productos van a beneficiar a tus clientes? ¿Cómo van a dejar un mundo mejor? ¿Cuál es el verdadero propósito de la empresa (el que se vive, no el que se dice)? Todo empresario exitoso ha tenido que atravesar problemas muy graves siguiendo su sueño, su fundamento.
Que fácil es sentirnos motivados cuando empezamos un camino, y más fácil aún cuando las cosas empiezan a salirnos bien. Esos buenos momentos claro que te ayudan a crecer. Pero cuando lleguen los problemas graves, cuando sintamos que queremos darnos por vencidos, y salgamos adelante apoyados en nuestro fundamento, adquiriremos una valía que nos hará únicos.
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POR ALBERTO CÁRDENAS ALDRETE