TAMAULIPAS.- A callar. Concluyó el periodo de pre campañas políticas, muy a tiempo pues ya se incendiaban las pasiones en todos los frentes de batalla, viene ahora una tregua para que cada equipo haga su evaluación y proyecte estrategias para días venideros, a principios de abril y casi emparejados con las vacaciones de semana santa, se hará el proselitismo abierto a todos los votantes.
Las pre campañas sirven para reafirmar el vínculo con simpatizantes y militantes, para sembrar los anhelos y amarrar las redes que irán a convencer a más y sumar votos.
Por lo pronto empieza el tiempo de reflexión, de control de daños internos y de sanación, la “pre” fue como para tantear el animo y reconocer debilidades. Tendrán mucho por remediar y más por mejorar.
Este tiempo debiera servir también para la autocritica del periodismo que cubre los sucesos políticos, el ejercicio de la buena prensa es imprescindible, no hay proyecto político que no necesite de los medios, sin embargo lo que la sociedad demanda es la responsabilidad mediática.
Las queridas lectoras y lectores ya no se tragan cualquier cuento, lo que han traído las alternancias del poder, es precisamente una apertura a más opiniones y el acceso a más información, lo que provoca el contraste de expresiones. Lo crean o no, tenemos una sociedad mejor informada, que tienen el poder de decidir que noticias consumir.
¿Tamaulipas tiene la prensa que se merece? Es una respuesta que cada pluma, micrófono o pantalla digital debe contestar.
Renegamos de lo que votamos, de los gobiernos que no nos merecemos y del encono social, pero esto se nutre desde estos espacios, que lo mismo ayudan a tener un debate y dialogo sano que a nutrir la infodemia a base de “fake news”, rumores y versiones tergiversadas.
La violencia política electoral, que comúnmente se llama guerra sucia, tienen en los mensajeros su mejor arma. La cuestión es replantearnos, con base a la ética, de que lado queremos estar, de la prensa que genera el caos o lo que responsablemente investiga, sustenta e informa de los hechos con veracidad, anteponiendo el interés común y la responsabilidad social.
Y si algo nos deja la enseñanza del periodismo con visión de género es dar valor a las palabras, nombrar las cosas con su nombre, privilegiar la libertad de expresión, pero en un ejercicio de absoluto respeto a los derechos de las personas. No más, no menos, contar la realidad en un marco de civilidad.
