El amor todo lo puede, todo lo aguanta y todo lo perdona se nos ha dicho hasta al cansancio a las mujeres que, por generaciones se han educado para el apego romántico, ese que las hace renunciar a sí mismas, las hace entregarse con sumisión a su pareja y las hace esmerarse en atenciones y cuidados hacia su hombre, para que nunca las deje.
A pesar de estar en una relación de pareja, a ellos si se les está permitido ser independientes, muestran su hombría con autonomía y se les educa para recibir cariño mediante la sexualidad. Ellos nunca van a sacrificar su ser, por la mujer amada. Ellas, harán hasta lo imposible para tenerlos contentos, en un malentendido amor, cariño o afecto.
La creación de la celebración del San Valentín, a partir de un mito de la iglesia católica, es la máxima expresión de ese amor desigual por el género.
El amor romántico como una construcción social, afecta más a las mujeres que los hombres, por ello estudiosas del comportamiento humano alertan de los riesgos “cuando el amor es ciego”. En 2021 la OPS reveló un análisis mundial donde destaca que el 40 por ciento de los asesinatos de mujeres son cometidos por la pareja y en su propia casa.
En México, casi el 50 por ciento de las mujeres han revelado que alguna vez en su vida han sufrido algún tipo de agresión física, sexual, verbal, psicológica o económica, por parte de un novio, esposo, expareja.
Las cifras que más calan y que intentan taparse hoy con flores, chocolates y canciones, son las que inicialmente humillan a las mujeres con infidelidades, con conductas machistas y misóginas que denigran su auto estima hasta llevarla a soportar los malos tratos, con la justificación patriarcal de que ellos son rudos, insensibles y se les tiene que comprender. Ellas en cambio son cursis, toxicas y caprichosas y de vez en cuando, como hoy, se les tiene que consentir, solo por hoy.
Mañana será otro día, de más trabajo doméstico, quizás de agresiones verbales o lo que es peor, volverán los golpes, “si ella lo hace enojar”.
Las millenials quizás no lo entenderán, pero el amor romántico se expresaba mediante una prueba de amor normalizada por todo el entorno social, donde ella debía entregarse a él, a veces con consecuencias de embarazo que los llevaba a constituir un matrimonio, muchas veces mal avenido, porque era producto del “mal paso”, otras tantas veces y después de esa prueba, la mujer quedaba abandonada a su suerte con toda la responsabilidad de convertirse en madre soltera y era juzgada duramente por la sociedad patriarcal.
Afortunadamente, la información y los cambios sociales han llevado a reducir esa problemática, sin embargo, no importa el nivel económico, se mantiene la opresión sobre muchas mujeres en nombre del amor.
Hoy las redes feministas llaman a disfrutar de una relación sana, de respeto y en condiciones de igualdad, remarcan que el amor no duele, que sí tú pareja te pide hacer algo como prueba de cariño, ahí no es, que sí no te da paz en la mente y en el corazón, ahí no es, que los celos, el control, la desconfianza, los golpes y las amenazas no son amor, es violencia, que lo que se permite se repite y que ya es momento de romper con el arcaico San Valentín.
Por Guadalupe Escobedo Conde