MORENA, tiene la obligación de ganar la gubernatura del estado para iniciar el aterrizaje de la IV T en Tamaulipas. Y no hay actor más relevante en esa tarea que el precandidato de la coalición MORENA-PV-PT, Américo Villarreal Anaya.
Uno de los golpes más dolorosos que puede recibir la alianza guinda, sería en medio del fragor de la batalla entre el Truco y Américo, la pérdida de la precaria mayoría en el Congreso local de los lopezobradoristas.
¿Qué eventualidad llevaría al arrinconamiento de los morenos y aliados en el parlamento tamaulipeco?
Reynosa, ni más ni menos.
La irresuelta pugna de Maky Ortiz y su familia por la postulación de Villarreal Anaya, puede ser el punto de ruptura -en definitiva- de los makyiavélicos con la IV T. Con todo y que las autoridades electorales ya definieron a favor del cardiólogo victorense, la ex alcaldesa reynosense insiste en mostrarse renuente a reconocer su derrota.
¿Cómo se vería en la política real, la defección de la doctora?
En parte, con el alejamiento de los diputados locales, del grupo parlamentario que encabeza Armando Zertuche Zuani, que están en la órbita -pecuniaria- del Ayuntamiento que capitanea Makyito.
Al menos, dos legisladores reynosenses, marcharían a los brazos del panismo por indicaciones -el que paga manda- del alcalde.
Esta mezcolanza de intereses -generados por el CEN de MORENA, y luego avalados por el delegado del partido en Tamaulipas- enredaron una solución que debió de ser equilibradamente política.
MORENA debe actuar: su delegado, ya ha exhibido impericia y tozudez. Dejó expandir, un diferendo que tenía solución. Desestimó las herramientas de la política; actuó, sí, con los instrumentos de la anti-política: no diálogo, no acuerdo, no sensatez.
De Maky ya se sabe: es una oportunista, una deshonesta, un actor del todo censurable -al igual que su familia-; sólo que decirlo antes de llegar, es incorrectamente político.
Se puede afirmar, que el interlocutor del CEN con los morenistas tamaulipecos, ha hecho más daño a su partido que sus opositores. Otra pifia que evidencia a este sujeto como verdaderamente incapaz, es la instalación de un Súper delegado de los programas federales a un cuadro panista.
¿Acaso no tuvo él la obligación de alertar a la IV T, de esa infiltración que es un evento esencialmente político?
Américo, tiene que tomar decisiones para atemperar los efectos de una posible separación de los makyiavélicos del lopezobradorismo.
Villarreal Anaya, debería ser el más interesado en que al interior de MORENA exista gobernabilidad y civilidad.
Según las encuestas, el victorense está arriba en las preferencias.
De ser cierta esa proyección, MORENA tendría al gobernador más endeble de todos con los que cuenta en el país.
Podría tomar protesta, ante un Congreso cuya mayoría sería ajena.
Y lo peor: el Poder judicial, estará en manos -como hoy- de los azules.
El tiempo de canallas, aún no termina.
Por José Ángel Solorio Martínez