El Centro de Investigación de Política Pública del IMCO, Instituto Mexicano para la Competitividad A.C, nos cuenta que, de 32 entidades federativas en México, 30, incluida Tamaulipas, están reprobadas en cuanto a las condiciones óptimas laborales para las mujeres, son sólo 5 estados, y no esta Tamaulipas, que reportan un mejor despeño para ellas, CDMX, Baja California Sur y Norte, Colima y Nuevo León.
De las cifras que saltan en el mes de marzo se apunta que la desigualdad por género inhibe la participación femenina en la productividad.
Amén de la brecha salarial, el techo de cristal, el suelo pegajoso, la pandemia y el teletrabajo, prevalece el gran desafío de los estados en “generar incentivos para mejorar las condiciones laborales para todas las mujeres: mayores ingresos, una mayor participación de ellas en puesto de liderazgo y políticas de flexibilidad que sean compatibles con las múltiples responsabilidades que ellas asumen”, explica el IMCO.
El estudio lo titulan “Estados, con lupa de género” y ahí todos están reprobados, no hay avance, es evidente el retroceso que se ha marcado en estos últimos años, debido a la contingencia sanitaria, todos enfrentan retos para hacer que las mujeres permanezcan en la productividad.
Los analistas del sector apuntan a que las cinco entidades que han reportado un mejor entorno para el desarrollo productivo de las mujeres tienen mecanismos básicos para “tener menor desigualdad en el tiempo que las mujeres dedican al trabajo no remunerado” y explican que “una mujer que vive en una de estas 5 entidades dedica en promedio 68 por ciento más horas a tareas del hogar y de cuidado en comparación con el hombre”, pero esta desigualdad a nivel nacional alcanza hasta un 72 por ciento. Para contrarrestar esta problemática proponen preparar mejor al talento femenino y tener a menos mujeres en la informalidad.
Otro gran desafío es lograr que una vez inmersas en el sector productivo, se evite su deserción, apostar por su ingreso, permanencia y crecimiento en el mercado laboral es urgente para cambiar este panorama.
“Que más mujeres se sumen a la economía se traduce en beneficios como: autonomía económica para ellas, ahorro y mayores ingresos para los hogares, mayor rentabilidad para las empresas y crecimiento económico para México” publica el IMCO y añade que para esto es imprescindible que se avance hacia la aprobación y consecución de un presupuesto para el Sistema Nacional de Cuidados, asequible y de calidad. Que se generen incentivos para que las empresas implementen mejores políticas para la vida y trabajo de sus empleados, además de desarrollar habilidades en las niñas y mujeres para que mejoren sus oportunidades en el mercado laboral. Y por último incentivar la corresponsabilidad de cuidado en la primera infancia a través de permisos de paternidad extendidos.
No, el IMCO, no descubre el hilo negro ni es el primer organismo en documentar las urgencias que deben atenderse para la equidad de género en el ámbito laboral, estos estudios están ya plasmados en análisis de las colectivas feministas, en escritorios de los institutos de las mujeres, en iniciativas legislativas, en muchos foros y conversatorios de moda, el tema es quien da el primer paso al frente para ofrecer soluciones reales. El pacto patriarcal también es duro de romper hacia el interior de las empresas.
Por Guadalupe Escobedo Conde
