10 diciembre, 2025

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‘No me queda un resentimiento contra la política’

Paulina Torre de la Garza narra en su libro lo que ocurrió aquel verano del 2010, cuando fue asesinado su padre, Rodolfo Torre Cantú entonces candidato del PRI a la gubernatura. Describe el largo camino personal y familiar que ha tenido que transitar para superar la tragedia

CIUAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- A sus 15 años, cuando Paulina Torre de la Garza recibió junto a su familia la noticia del atentado contra su padre, Rodolfo Torre Cantú, aquél 28 de junio del 2010, por instinto quiso tomar las llaves de una camioneta y salir al lugar donde habían ocurrido los hechos.

El personal de seguridad que estaba en su casa la detuvo. A partir de entonces, recuerda, todo pasó como en una película.

Y después… “todo se derrumba, cambió la vida de todas las maneras en que yo te pueda platicar”, relata ahora la hija del candidato priista, asesinado unos días antes de la elección del 2010.

Una década después del crimen que cimbró a Tamaulipas y al país entero, Paulina Torre publicó “Sí a la vida”, un libro en el que narra lo que ocurrió aquél verano, y su largo camino para superar la tragedia.

De la mañana en que ocurrió el asesinato, recuerda muchos detalles.

“Ese día nos íbamos a ir a un cierre de campaña, y yo me estaba arreglando, bajo y mi papá estaba en un desayuno y ya estaba todo listo para irnos, mi papá se adelanta, y me acuerdo que yo le decía: ‘es que yo me quiero ir contigo, yo me quiero ir contigo en el trayecto a la camioneta’, y me dijo:, ‘¿sabes qué? no, espera a tu mamá y a tu hermana que nos íbamos a ir juntas con él, y ahorita nos vamos a ver’, me acuerdo perfecto de sus palabras: no nos vamos a tardar “Poo” porque a veces me decía “Poo”.

Pocos minutos después todo se volvió confuso.

“Mi mamá y yo nos esperamos un poco en la casa porque mi hermana estaba desayunando, y ya cuando íbamos a agarrar camino el guardia de seguridad nos pide que nos esperemos, pero no nos dice por qué, o sea, no, no sabíamos que era mi papá, nos dice, hay un problema, hay como una especie de enfrentamiento en la carretera”, relata.

Luego, una seguidilla de versiones encontradas, hasta que a la par de la confirmación publicada por los medios de comunicación, la familia recibió la llamada con la peor noticia.

“Y la vida, insisto, empieza a cambiar, empezamos a viajar, a mudarnos, la verdad es que me tomó tiempo darme cuenta de lo que estaba pasando, a los pocos días cumplí años y ese fue la primera vez que sentí la ausencia; estoy cumpliendo un año de más de vida, pero no está mi papá”.

Casi 12 años después, ¿guardas algún resentimiento?
Es un punto muy importante porque me costó mucho, hoy te digo que no, pero me costó, me costó lágrimas, me costó gritos, me costó recursos humanos y económicos, aún estando en terapia me costó mucho, pero logré perdonar.

¿Contra quien, o contra qué era ese resentimiento?
“Esa es la cosa y ahí es en donde se complica, porque dime tú contra quién o contra qué, el no tener una figura específica que yo pudiera decir es por él o fue por ti, fue por tu decisión y por tu culpa, no te voy a mentir, lo hizo menos fácil, y cuando algo es ambiguo, pues no sé quién eres, pero te perdono; que también por un lado esto fue muy sorpresivo para mí, pero me di cuenta de que tenía un resentimiento muy grande con mi papá, y esto es algo muy interesante, y es por eso también que comparto mi historia y comparto mis vivencias, porque mi cerebro registró una especie de abandono, como si él hubiera tomado la decisión de irse y dejarme. A lo mejor siete u ocho años después me di cuenta que parte del rencor que sentía aquí adentro era con él mismo”.

¿Y cómo llegaste al punto de decir hasta aquí?
“Con terapia, la verdad es que la terapia ha sido mi mejor amiga y te voy a decir por qué, si bien es cierto, estuve años anteriores en terapia, pero me entraba por una y me salía por otro, la verdad es que en primera instancia no tuve una muy buena experiencia, con un terapeuta, no me gustó entonces, y ya cuando unos 6 años después empiezo como a retomar y empiezo a tomarme en serio porque me cansé, la verdad es que no estaba viviendo, estaba sobreviviendo en la vida, me estaba dejando llevar, entonces un día dije no más, estaba de verdad, muy cansada. Empecé a hacer cambios en mi vida, empecé a tomarme la terapia muy en serio (…) y un día estaba estaba, me acuerdo perfecto, sentada en el sillón del terapeuta, y me empieza a hacer preguntas con relación a mi papá: ‘¿Y tu papá te abandonó? y cuando yo empecé a decir sí, ¿y estás enojada?, sí’; ahí fue cuando me di cuenta de que mucho de lo que siento es con mi papá”.

¿Tuviste algún resentimiento con el mundo de la política en general?
“A lo mejor al principio, pero, si tú me preguntas ahorita si tengo un resentimiento directo con la política, que si no me gusta o que si maldigo el día que mi papá dijo voy a ser político, no, porque yo sigo creyendo en la política como un método de cambio, yo sigo creyendo en la política, fue un mal tiempo, a lo mejor si no era en ese momento, pudo haber sido en otro; la verdad es que no me queda resentimiento porque te voy a decir una cosa: si algo disfrutaba mi papá hacer era el servicio a los demás, si algo le nacía, si algo le explotaba, el corazón de felicidad era ayudar a los demás, entonces a mí me llena de satisfacción y de orgullo poder voltear y ver lo que fue hasta su último momento, que fue el servicio a los demás”.

¿Cómo lidias en este momento con ser hija de Rodolfo Torre? Un mito de la política tamaulipeca, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva…
“Es el orgullo más grande que tengo, ser hija de mi papá, me da un paquete completo porque por un lado tuve a un gran maestro de vida en lo profesional, porque mi papá me enseñó a ser dedicada, mi papá me enseñó a ser apasionada, eso es algo que tenemos mucho en común, aquí es a lo que me refiero de esta pasión, por dar, por ser, por compartirme y compartir con los demás, y por otro lado, es un gran ejemplo de lo que es la familia y un amor demasiado verdadero, mi papá era un ser que se entregaba; ese mito que tú viste en lo político, que no me dejarás mentir cómo se entregaba a los demás y daba todo, bueno imagínate en casa, en casa era por 100, entonces es un orgullo de verdad, muy, muy, muy grande ser su hija, porque insisto, tengo como este paquete completo, ahora ser hija del mito, del doctor Rodolfo Torre Cantú, eso es precisamente lo que también habló en “Sí a vivir”, pues que no nada más se fue el mito, sino también mi papá, el esposo, el amigo, el hermano, entonces, la verdad es que si pudiera elegir, aún sabiendo que se iba a ir a la edad que se fue, lo volvería a elegir, porque lo que me entregó y lo que me dio en mis 15 años no lo cambio de verdad por nada”.

¿Te interesa ejercer la política?
“Sí, no sé cuándo, no sé por dónde, pero no lo tengo descartado, me gusta”.

¿Te sientes la heredera de un legado político?
“La heredera de un legado político, puede ser, lo vería más como la herencia que me dejó fue su aprendizaje y lo llevo en mi corazón y lo tengo marcado, sin embargo también sería haciendo mi propia historia, mi propio camino, desde luego con sus aprendizajes, desde luego, con su manera de ser y de hacerlo, pero tomándolo como un ejemplo”.

Por Miguel Domínguez Flores
Expreso-La Razón

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