No es por desanimarnos, pero falta mucho por hacer en este país para hacer respetar los derechos de las mujeres, sobre todo hacer valer la ley que reglamenta el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, decretó que se publicó en 2007 y que ha registrado un sinfín de reformas, pero que ni así se logra que se cumpla a cabalidad, así lo comprueban datos estadísticos.
Los datos oficiales nos revelan que el año pasado se registraron mil feminicidios, esto es casi un 3 por ciento más que el año que le antecedió, pero al concentrar las cifras de feminicidio y homicidios dolosos, el dato sube a 3 mil 751 mexicanas privadas de la vida, y mayoría de estos asesinatos siguen sin resolverse, están en completa impunidad.
Otro dato que duele en la numeraría de delitos contra las mujeres es la violación sexual, y en 2021 se documentaron 21 mil 188 de estos actos, más los que no se denuncian que seguramente triplican la cifra, este registro significa también un aumento del 28 por ciento en relación con el 2020. Luego vino el confinamiento y la situación se puso peor en casa al elevarse las cifras de violencia doméstica y agresiones a domicilio, recordemos en este punto que instituciones y organismos no gubernamentales han sustentado en estudios de género que la mayor parte de las violaciones sexuales la sufre la víctima a manos de familiar o cercano.
El INEGI nos cuenta lo que le han confiado las mujeres en encuestas y sondeos recientes, dos de cada tres sufren o han sufrido un acto de violencia en su contra.
En México se nos presume la paridad política, esa que se alcanzó recientemente en respuesta a la acción civil de las feministas, también se canta como logro, los avances en la despenalización del aborto y el derecho a la vida sexual y reproductiva, pero son parte de iniciativas colectivas de las defensoras de los derechos de las mujeres.
Pero fuera de esos dos avances, falta mucho por hacer en el combate a las desigualdades por género, seguimos ganando menos que ellos al realizar el mismo trabajo, seguimos haciendo las dobles y triples jornadas al hacernos responsables de la casa, los hijos y ahora el cuidado de los enfermos, y seguimos registrando un alza a la máxima de las violencias contra las mujeres que es el feminicidio.
Así que, al corte de caja, en este mes de marzo, ya cuando ha bajado la intensidad de los discursos de los “aliados” por un día, tomamos conciencia que la lucha sigue porque faltan muchas problemáticas graves por resolver, y además debemos recordar que todos los logros, como lo es el derecho a que se nos reconozca como ciudadanas, al voto, la paridad en todo y algunos otros que a fuerza de insistencia se van consiguiendo, son para todas, y vienen de nuestras ancestras.
Y justo ahora, cuando el ruido de las campañas políticas se intensifica en medios y redes sociales, no debemos descuidar la agenda feminista, que no nos distraigan, que no disminuya el ánimo. Mientras prevalezca la desigualdad, exista una mujer vulnerada en sus derechos y con miedo, debemos resistir en la lucha, el patriarcado no se va a caer solito, se le tiene que derrumbar.
Por Guadalupe Escobedo Conde