– ¡Vecinooo! – gritó el muchachito en el zaguán de la casa del Caminante
– ¿Que pasó Polo? ¿que son esos gritos compi? – preguntó el reportero un tanto preocupado
– Oiga vecino, es que vengo a ofrecerle en venta esta bocina
– Ya ni la amuelas Polo, ¡son las siete de la mañana!, de perdido hubieras esperado a la hora del almuerzo…
– Es que traigo una urgencia, ‘Don’ y necesito vender esta bocina, esta nueva, mire, todavía en su caja -respondió el joven
– ¡Ah caray! ¿cómo que una urgencia? ¿Esta bien doña Paz?
– Ah si, no se preocupe, es que la verdad me urge la lana, porque necesito salir de la ciudad
– ¿Necesitas viajar?
– Si, bueno, la verdad es que ando juntado feria para irme a Tampico, al ‘playazo’
– Ya ni friegas Polo, ¿a poco esa es una urgencia? – refunfuño el Caminante.
– Es que ya tengo dos años guardado cuidando a mi abuela, don, y como ya la pandemia ya va de bajada, pues quiero salir …agarrar calle, ¡a donde sea! y pues quiero ir a la playa, ¡ya me urge una salidita!
El Caminante se tentó el corazón y le hizo una buena oferta a Polo por la mini bocina.
El muchacho se puso muy contento, pues con ese dinero completó para el pasaje de ida y vuelta, ahora la cosa era conseguir que llevar de lonche y un poco más de morralla para los ‘micros’ al arribar a la zona metropolitana Tampico-Madero-Altamira.
– ¡Gracias vecino! ahora si, ¡a desquitar el ‘mal de montaña’ por tanto pinche encierro!
Polo se alejó feliz, dispuesto a pasar su mejor fin de semana después de dos años de confinamiento y sana distancia.
Más tarde, el Caminante acudió a buscar una refacción para su viejo rotomartillo, en la zona del mercado Argüelles.
De pronto una vocecita lo sacó de sus pensamientos
– ¡Hey oiga! ‘Caminante’ ¿como esta? – le saludó un niño con una amplia sonrisa
– ¡Hola! ¿De donde te conozco amiguito? – preguntó el vago reportero
– Me llamo Checo, usted una vez entrevistó a mi abuelito para un reportaje de los Angeles Verdes, ¿se acuerda?
– Oh si, ¿tu estabas ahí… en el ejido ese donde lo entrevisté?
– Si pero cuando estaba bien chiquito ¡Ahora ya tengo once años! – dijo el pequeñín con una inocente sonrisa.
– ¿Y que andas haciendo ahorita? – preguntó el escribidor
– Pues no me lo va a creer, pero es la primera vez que nos traen a Victoria desde que empezó el ‘covit’
– ¿A poco no habían venido desde entonces?
– ¡No, fíjese! es que se murió mi abuelita y mi mamá se asustó mucho y no nos dejaba salir del rancho, es que le daba mucho miedo que nos fuéramos a contagiar, y ya perdimos dos años de clases… luego nos vemos, vamos a Grand Obrero!
– ¿Y que van a hacer a Grand Obrero?
– ¡Pues nomas a ver! ¡a pasear!- respondió el chiquillo muy emocionado de poder salir del rancho tras dos años de encierro.
El Caminante siguió su recorrido y casi al llegar a su cantón se topó con Doña Lala, una vecina que suele colgaaarse de la plática cada que se topa con el vago reportero
– ¡Oiga vecino! ¡vecino vecinooo! – gritó Doña Eulalia.
– Buenas tardes vecina, dígame para que soy bueno
– Oiga usted que es reportero y todo lo sabe, de casualidad no le han dicho quien viene al ‘Sanmarcazo’?
– Pues vi una publicación por ahí de varios que van a estar desde el lunes en adelante, creo que asistirán muchos grupos locales, pero de los famosos creo que vienen Selva Negra y Vayven del Amor
– ¡Ay bendito Dios! ¡Entonces si va a haber Sanmarcazo! ya estaba yo dudosa de que lo fueran a hacer, pues ya ve que se había suspendido con eso del coronavirus… la verdad ya me urge una bailada, o lo que sea, como dicen, ¡traigo harta hambre de calle! ¡Ojalá haya mas bailes y cosas así! porque tanto méndigo encierro ya me estaba volviendo loca!
Así como el joven Polo, el pequeño Checo y doña Eulalia, miles de victorenses se dicen hartos de la pandemia y buscan algún desahogo para divertirse.
Si bien la contingencia sanitaria no ha sido declarada finalizada, este periodo de asueto habrá gran movimiento de tamaulipecos de aqui para allá, saciando las añejas ganas de viajar, salir de paseo o de perdido ‘agarrar calle’ para despejarse de la ‘modorra’ que les dejo este par de años viviendo, trabajando y estudiando desde casa.
POR JORGE ZAMORA