Es muy probable que Úrsula Salazar Mojica libre el proceso de desafuero que inició ayer a solicitud de la Fiscalía Anticorrupción de Tamaulipas que la acusa del delito de cohecho.
El resumen de su tragedia es el siguiente: salieron a la luz unas grabaciones en las que se le escucha pidiendo a un proveedor que infle una factura.
Según la Fiscalía, está plenamente comprobado que es su voz, y que en esa conversación que habría ocurrido cuando era funcionaria del Conalep hace no mucho tiempo (en el 2018), la ahora diputada incurrió en el delito de cohecho.
Difícilmente Úrsula perderá su inmunidad porque para eso se requiere la aprobación de dos terceras partes de los diputados, y el PAN no cuenta con los votos suficientes, ni sumando a los diputados del PRI, y a las morenistas que renunciaron a su bancada.
Pero lo que no va a poder salvar la tampiqueña es su posición como coordinadora del grupo parlamentario de Morena, que asumió apenas hace un par de meses, tras la debacle de Armando Zertuche.
Aunque públicamente el morenismo ha salido a defender a su compañera y seguramente la arroparán con sus votos para que no pueda ser juzgada, la verdad es que Úrsula perdió toda posibilidad de mando al interior de la bancada, y de interlocución en la mesa de la Junta de Coordinación Política que Morena todavía aspira a recuperar.
Apenas pase la tormenta del juicio de procedencia y la elección del 5 de junio, al interior de la bancada volverán a moverse las aguas para nombrar a su tercer coordinador en menos de diez meses de Legislatura.
En la lista de aspirantes hay varios que ya habían levantado la mano en más de una ocasión.
De Reynosa aparece Humberto Prieto, quien se quedó cerca de ser ungido cuando se destituyó a Zertuche.
Pero los tiempos políticos eran otros y la cercanía de Prieto con Maki Ortiz le pudo haber jugado en contra. Hoy, esa relación podría ser su principal aliciente si se considera la nueva relación entablada entre la ex alcaldesa de Reynosa y la campaña de Américo Villarreal.
Con menos posibilidades, pero también volvería a promoverse el diputado victorense, Pepe Braña, cuyo principal negativo sería su relación familiar con el presidente que lo convertiría, igual que Úrsula, en un objetivo a modo para la oposición.
Si desde Matamoros tuviera que proponerse a alguien sería al diputado Isidro Vargas, ex síndico en la primera administración de Mario López, y quien se ha puesto al frente de la bancada en los temas fiscales y financieros.
Cercano a ese grupo también esta el diputado de Valle Hermoso, Eliphalet Gómez Lozano.
Y aunque ella no se ha propuesto, quizás la diputada más popular hacia fuera de la bancada sea Magaly Deandar, por mucho la más aguerrida de los representantes de la 4T en el Congreso.
Por cierto, ojalá panistas y priístas explicaran con toda claridad por qué mandaron a la congeladora su propuesta -justa y sensata- de inscribir con letras de oro el nombre de la activista Miriam Rodríguez en el muro de honor del Congreso.
Lo merece su legado como buscadora, que de alguna manera representa a miles de familiares de desaparecidos.
Por Miguel Domínguez Flores