Más de siete años después, Juana Alonzo volvió a su patria.
Durante todo ese tiempo, la migrante guatemalteca primero vio truncado su sueño de llegar a Estados Unidos cuando fue secuestrada en Reynosa y luego las autoridades mexicanas le arruinaron la vida.
Juanita, como se le conoce tras darse a conocer su caso, nació en San Mateo Ixtatán, perteneciente a la etnia Chuj en Huhuetenango.
De su pueblo natal partió en agosto del 2014.
El camino fue largo hasta la frontera tamaulipeca, donde fue retenida por los coyotes junto a otra mujer migrante. Ambas fueron forzadas a trabajar en una casa de seguridad de la colonia Villa Diamante, de Reynosa, hasta que en noviembre del 2014, elementos de la Unidad Especializada en la Investigación y Persecución del Secuestro de la ahora extinta Procuraduría General de Justicia, reventaron el sitio.
En lugar de ser liberada como otros migrantes que estaban ahí a la fuerza, ella fue detenida, acusada como cómplice de los criminales.
Juanita no pudo defenderse porque no hablaba español -lo aprendió con el paso de los años en la cárcel- y además fue torturada y amenazada para que aceptara los hechos.
Una semana después fue recluida en prisión preventiva en el Centro de Ejecución de Sanciones de Reynosa, de donde salió apenas el 22 de mayo del 2021, tras la presión ejercida por diversos organismos internacionales y finalmente por el presidente López Obrador y el gobernador Cabeza de Vaca.
#LibertadparaJuanita se convirtió en una consigna que se viralizó en el mundo gracias a la visibilidad que recibió su caso y que contribuyó a este desenlace.
Pero ahora que finalmente terminó su calvario, no puede darse por cerrado el asunto como si nada hubiera pasado.
La mujer guatemalteca que se convirtió en símbolo de la lucha migrante merece una reparación integral, y las autoridades que por abuso u omisión la condenaron deben recibir un castigo ejemplar.
Lo más grave en torno a la historia de Juanita es que seguramente no es la única.
Pasan los años, y la travesía de los migrantes por la República Mexicana sigue siendo una carrera contra la muerte.
Para documentar el horror, el Servicio Jesuita a Migrantes México presentó recientemente un informe que da cuenta de la desaparición de más de 1,200 extranjeros en su tránsito por el país.
De esa cifra, los dos estados con más casos registrados son Chiapas y Tamaulipas, con 18 por ciento y 16 por ciento respectivamente.
Viene más tensión
Ni quien lo dude: vienen los días más complejos de la campaña por la gubernatura de Tamaulipas, por lo que seguiremos viendo episodios inéditos en la historia reciente de la política estatal.
La guerra de acusaciones, filtraciones, amparos y denuncias no hará sino subir de tono.
Por Miguel Domínguez Flores