TAMAULIPAS.- En mi columna del pasado lunes 30 de mayo que titulé “Elección judicializada tal vez, pero histórica”, intenté explicar que la democracia en Tamaulipas ya no es exactamente un acto cívico común y corriente.
Lo vi venir como un acontecimiento que, por sus características excepcionales, no convertiría al domingo 5 de junio en otro acto más de democracia rutinaria.
El apasionamiento que trajo igual la polarización del país, controlado en principio (habrá que reconocerlo) por las instituciones electorales, y después por los tribunales federales y estatales, contribuyó a que la elección donde participaron Américo Villarreal Anaya, César Verástegui Ostos y Arturo Diez Gutiérrez Navarro, proyectara lo mejor de ellos mismos hacia el futuro de Tamaulipas.
Obviamente siempre hay un ganador y un perdedor (en este caso dos), pero si nos remitimos a los números que arroja el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y que al momento de redactar estas líneas sumaban Un Millón 422 mil sufragios contabilizados, nos daremos cuenta que la democracia manifestada el pasado domingo no se quedó en el mero turno y trámite de elegir al nuevo Gobernador de Tamaulipas.
Indicador de que los tiempos han cambiado en la entidad, convirtiéndose Morena y PAN en los partidos preponderantes, en tanto que el tradicional PRI comienza su natural ocaso histórico, concluyendo que el Verde Ecologista (PVEM), Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC) se vuelven organizaciones políticas expertas en capitalizar las rupturas de los grandes partidos y aliarse usualmente con el vencedor.
PVEM, PT y MC que lo mismo pueden ser un mal necesario para algunos, como para muchos fenómenos negativos cuyos proyectos son criticados por su oportunismo.
Es decir, poco les importa si el país se cae a pedazos, y sea que volver al pasado sea una buena opción, como asociarse con el vencedor que realmente tiene la respuesta al clamor de la Nación. Lo que importa es que la condición de aventureros del presupuesto permanezca intacta.
AMÉRICO Y EL TRUKO LANZAN ADVERTENCIAS
Pese a lo anterior, el que Américo Villarreal Anaya haya obtenido 711 mil 433 votos, “El Truko” Verástegui cosechara 628 mil 838 sufragios, e incluso que Diez Gutiérrez convenciera a 44 mil 921 ciudadanos, revela el acento democrático que la gente imprimió a este 5 de junio.
Y todo a pesar de que el padrón electoral asciende a 2 millones 722 mil, por lo que el millón 422 mil votos apenas representarían el 52 por ciento del total, previéndose ya un abstencionismo del 48 por ciento, muy alto como para que consideremos que la democracia creció de alguna manera en Tamaulipas.
Sin embargo, el eje de este proyecto democrático no quiere decir que la población que no salió a cumplir con su obligación ciudadana, el 48 por ciento referido, tenga forzosamente que expresar que todo salió muy mal.
Así no se interpretan las cosas, pues incluso en naciones consideradas altamente democráticas, como Estados Unidos, el porcentaje de abstencionismo suele ser un promedio de 40 por ciento.
Lo relevante fue lo que se vio: una diferencia quizá de 82 mil votos, por los cuales Américo Villarreal advierte que “No nos van a arrebatar el triunfo. No lo van a revertir”, previniendo al IETAM como al INE que “Estén atentos porque los vamos a estar vigilando”.
Mientras que por el lado del “Truko”, el dirigente del PAN, Luis Cantú Galván, anuncia que “Aún la autoridad electoral no puede salir a pronunciarse por algún resultado”, e insiste que no hay triunfo contundente ni irreversible y que hay muchas inconsistencias, subrayando que irán hasta las últimas consecuencias.
¿ESTO ES DEMOCRACIA?
El advenimiento de la democracia en Tamaulipas no debe interpretarse como el que precisamente toda la gente vaya a votar, sin faltar un alma. La democracia es la decisión evidente del pueblo, encarnando un proceso histórico y “tantas veces enrarecido e incierto, atípico en una diversidad de escenarios, (pero) altamente competido sin duda”.
Así lo anticipé el 30 de mayo pasado. Y eso sucedió el domingo.
¡Feliz miércoles!
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