10 diciembre, 2025

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Ex alumnos tampiqueños recuerdan al Padre Mora, asesinado en Chihuahua

Joaquín Mora Salazar fue profesor de muchas generaciones en el Instituto Cultural Tampico, quienes recibieron sus clases lo recuerdan como un sacerdote entregado a ayudar a los más pobres

TAMPICO, TAMAULIPAS.- Uno de los sacerdotes jesuitas asesinados en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, vivió durante muchos años en Tampico, Tamaulipas, como parte de la plantilla docente del Instituto Cultural Tampico.

El asesinato de Joaquín César Mora Salazar y Javier Campos Morales despertó la indignación de la comunidad estudiantil del ICT.

Decenas de sus ex alumnos utilizaron sus redes sociales para homenajear al “Padre Mora”.

El escritor tampiqueño, Marín Solares, lo recordó como un sacerdote austero que dedicó su vida a apoyar a los más pobres: “No creo que alguien en este planeta pueda decir que buscó lujo alguno”.

“Cuando pasó por Tamaulipas eligió a la colonia Pescadores para impartir misas y prestar servicio a la comunidad. De manera obligatoria nos llevó uno por uno a constatar las condiciones en que vivía la gente en una de las regiones más abandonadas del estado. Luego, nos pedía que donáramos ropa, libros, útiles escolares, comida pero sobre todo tiempo para escucharlos y acompañarlos”, relata.

“A partir de esas visitas Joaquín Mora se ganaba el respeto de por vida de cualquiera, como nos ocurrió a sus alumnos. Al ver su ejemplo, incluso las personas más ateas de Tamaulipas se referían a él como un santo”, recuerda.

A pesar de entregarse de tiempo completo a su labor en el sur del estado, el jesuita siempre anheló volver a la Sierra Tarahumara, donde ayer fue asesinado al intentar proteger a un hombre que llegó a refugiarse en la Iglesia de la comunidad de Cerocahui.

“Por más que amara Tamaulipas, siempre soñaba con regresar allá. Sus historias resaltaban lo apartada que se hallaba esa comunidad, cuán urgente era pedir medicinas para ella de manera rutinaria, y sobre todo, de su manera de vivir lo sagrado, que sólo se aprecia en ese lugar”, relata Solares.

Otros ex alumnos que han publicado su indignación en las redes sociales, recuerdan su apego a un libro en particular: “Mi pie izquierdo”, la autobiografía de Christy Brown, un joven que superó la parálisis cerebral.

También rememoraron otra frase que siempre estaba presente en sus clases, de Rabindranath Tagore: «Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría”.

Por Staff
Expreso-La Razón

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