Aunque los jerarcas priistas y panistas lo niegan, la realidad es que las pugnas internas causadas al interior del PRI por los audioescándalos del dirigente nacional Alejandro Moreno y la negativa de este de no dejar el cargo no solamente han desprestigiado al campechano, sino que al mismo tiempo han debilitado la alianza electoral de la oposición contra Morena y la 4T.
La actitud adoptada por el ex gobernador de Campeche ante el golpeteo de los morenistas de engallarse y hasta en tratar de erigirse en cabeza de la alianza “Va por México” ha agudizado el rechazo tanto en las filas priistas como en las de Acción Nacional, partido este último en el que echan en cara haberse aliado con lo peor del ex partido oficial.
El único partido político que está de plácemes con el pleito entre priistas es el que gobierna el país.
El descrédito tricolor le ha redituado a la Cuarta Transformación tan bueno dividendos políticos que seguramente Mario Delgado debe de estar rogando para que Alito se aferre al cargo y que se agraven las fuertes discrepancias del jerarca nacional y el grupo de ex presidentes del Revolucionario Institucional encabezados por Osorio Chong que exigen la renuncia al cargo del jerarca del ex invencible.
El fin de semana, a propósito, el coordinador parlamentario del PRI en el senado pidió a los representantes del PAN y el PRD que no negocien con el guía de los priistas acuerdos políticos de cara a la elección presidencial de 2024, primero por el desprestigio que le aqueja, pero sobre todo porque la gestión de este concluirá el año que viene.
A decir Osorio Chong, el presidente ex partido hegemónico no le corresponde tomar decisiones sobre asuntos que tendrán vigencia más allá de la fecha en la que estará al frente de la organización.
Como es del dominio público, en la reunión que los ex presidentes del tricolor sostuvieron con el presidente nacional el 14 de junio, este se comprometió a que se reunirían otra vez para analizar y buscarle una salida a la crisis que padece el instituto político a causa de las derrotas electorales en las que ha perdido la mayoría de las gubernaturas y el riesgo de que Moreno podría ser llevado ante la justicia, sin embargo, ahora ha resuelto que no lo hará y ha incumplido con lo ofrecido.
El ex Secretario de Gobernación insiste en que es necesario que se convoque a la elección de una nueva dirigencia nacional, solo de esa manera, piensa, podrían concretarse acuerdos para fortalecer a la alianza opositora y sacar a Morena de la Presidencia de la República.
Hablando de otras cosas, pese a que cuando ocupaba el cargo de consejero del INE Marco Antonio Baños negó que tuviera simpatías y cercanía con algunos partidos políticos, el ahora ex integrante del cuerpo de árbitro electoral ha demostrado que las tenía con el PRI, ahora aliado de los albicelestes.
Como se sabe, el referido ha aceptado hacerse cargo del proceso de impugnación de la elección de gobernador de Tamaulipas promovida por el equipo jurídico de Acción Nacional y no gratuitamente, como había asegurado, sino a cambio de una buena lana, como lo aseguró la Secretaría de Finanzas del partido de Gómez Morín.
Además de mentir, el ex consejero ha revelado asimismo que carece de ética, como lo evidencia el hecho de que aprovecha las relaciones políticas que estableció cuando trabajaba en el Instituto Nacional Electoral con los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para beneficio personal y de quienes ahora han contratado sus servicios de asesoría legal.
jlhbip2335@gmail.com