TAMAULIPAS.- Toma esta tarde y haz la mezcla en mi boca nocturna. Ámame como nadie. Necesito tener tu corazón para que palpite el mío y el perfume para anochecer adormecido. Y necesito mi fe para darte un beso, aún en tu poder, te necesito.
También dame las ciudad desnuda que despacio entraré en tus calles y en el pasto de un parque podría besarte a la vista de todos.
En alguna hoja bajo la lluvia le escribo al amor más grande del mundo. Sólo tú puedes llevarme al sitio a donde quiero llegar. Ya quiero que estemos juntos para darte mi amor completo, y quiero más allá de un beso, a cada rato verte a los ojos.
Justicia es estar contigo, hacer de nuevo el universo, construir y reconstruir el espacio donde respiren nuestros cuerpos. Estoy rodeado de ti como el sol a la tierra y como el espacio te rodeo, te amo con la piel que toca tu pensamiento, como el árbol se apodera de la lluvia.
El cielo es el abanico del mar, es el aliento de tus besos juntos, las aves se acomodan en el lugar donde anoche hubo estrellas y cantan. Te quiero. Te amo y te encuentro en los sonidos, en las marinas notas de un color azul, en la cuerda del colibrí, en una fábula viva, en tus mejillas que tocan el agua de la brisa matutina.
Llévame a la ciudad, conduce tu cuerpo en mis andenes, cúbreme del silencio, hablame al oído diciendo te quiero. Tus labios son dibujos, los bordes de tus ojos son trazos de mi lapiz.
Mientras pinto encuentro el arcoiris en tu risa y voy cayendo y me escuchas y te oigo. Al paso sé mirarte de muy lejos, puedo besarte de esa manera si yo quiero.
En tu mirada siempre hay luna, en modo de luz mi cuerpo la recuerda. En mi boca tengo la palabra precisa, el puente para arribar a la tuya. Una flor debió ser tu forma primitiva, ola pequeña en un mar de lenguaje, colibrí de voz, en tus abrazos puedo ser yo, incluso puedo ser los dos.
Te quiero en esta parte del mundo, a la vuelta de tu redondez, en el hueco que hay atrás de una gotera cristalina. Yo soy el pañuelo dedicado a tu piel, y soy el poema que he puesto a tus pies.
Duerme en mi amor, pon la lluvia de estrellas, estoy aquí y prefiéreme a todo lo que sueñes. Devuélve los ojos y la luz de los colores a cada golondrina, y en una ventana devuelve los besos de ida y vuelta y te los doy de nuevo, queriéndote como te quiero.
Te amo en el ritmo de la vida, en la espiral envuelta de la tierra prometida. En un espacio de noche que podría ser esta y las que sigan. Voy a dibujar tu sueño y haré un camino corto que me lleve a tus labios. He cultivado en nuestras manos este sueño, ha madurado con el coro de una parvada que los cuida, con música, que no se vayan cuando amanezca.
Sólo necesito los cinco sentidos y el aire donde nace tu nariz, la brisa en el roce de tus labios, el agua transparente de la luna con tu luz. Tengo hambre de ti, de tu arcilla, de tu sal y tu agua, de tu comida.
Tu alma y la mía son un día. Un día de fiesta, una bella frase, una estrella en el asfalto, un todo cuando estamos juntos. La ciudad abajo de tus ojos y el pequeño arroyuelo que delinean tus cejas, el amor que es sincero es un clásico en el callejón donde nos detenemos a darnos un beso.
La felicidad me trajo a esta noche, a tu planeta de lirios amarillos, si veo es por tus ojos, si me miras miro los míos. Orilla del agua, adentro de mi boca tu palabra es arena de plata, y mi boca otra vez dicha, es legible, es mi vida, es mi casa.
Y eres el color de este ramo de flores con que el día amanece Y tu sonrisa amable lleva el arcoiris a todas partes. Despacio te acercas a mi éxtasis, puedo alcanzar tus labios que me intentan, así es como inventas el sol y el día de las palabras bonitas.
HASTA PRONTO.