TAMAULIPAS.- Cada 25 de mes se activan muchas de las cuentas institucionales en las redes digitales, todas colocan un moño naranja y frases conmovedoras de ánimo para las mujeres, buscan difundir sus buenas intenciones para detener la violencia contra las mujeres. Pintan un mundo de caramelo donde la mujer tiene un escudo protector al levantar el puño y decir alto, ante cualquier violencia.
Desde el 2008, en México se impuso la campaña ÚNETE, y proclama el día 25 de cada mes como Día Naranja, un día, dicen, “para actuar, generar conciencia y prevenir la violencia de género”, mediante esta publicidad los gobiernos, desde sus diversas dependencias, llaman a la sociedad a sumar esfuerzos y parar la emergencia, porque, dicen, no es suficiente la efeméride del 25 de noviembre, entonces cada mes, se recicla el posteo.
Se invita a portar una prenda o listón naranja, se pide además que se rolen los hashtag #DíaNaranja #Unete #NiUnaMenos y que se publiquen muchas fotos de mujeres “empoderadas” y de hombres aliados por un día, que se suben al tren de la red para apuntar el compromiso a la prevención y a la lucha contra la violencia hacia mujeres, niñas y adolescentes. Pero la realidad, es otra cosa, nos sobrepasa, y no basta una prenda o un color para atender la gravedad de la problemática que enfrentamos las mujeres, todo el tiempo, no cada 25 de mes.
Y además de organismos públicos, supuestamente dedicados a la defensa de las mujeres, también partidos políticos, y políticos varones, se manchan las manos de naranja para la selfie y decir que están de nuestro lado, que apuestan por una vida libre de violencia para todas.
Sin embargo, la tendencia en la red, que llama también a la opinión pública para fomentar una cultura de la no violencia, es rebasada con los hastag de colectivas feministas que piden justicia por una y por muchas víctimas, todos los días once o veinte más que se suman a la estadística feminicida y por las que hay que reclaman justicia.
“Ya no soporto la propaganda gubernamental del Día Naranja, es evidente que la violencia contra las mujeres no les importa” escribe en un tuit Patricia Olamendi, y la secundan más activistas y defensoras de los derechos humanos de las mujeres, y es que justo en estos días calientes de julio, cuando las noticias informan de más agresiones y muertes a mujeres, cuando se confirma que no hay programa de prevención ante flagelo que sirva, cuando las autoridades demuestran que no logran abatir los feminicidios, ni la impunidad que impera en estos delitos, cuando todas “andamos perras, andamos diablas” como escribe Cristina Rivera, los colores no importa.
Quizás la intención de esta campaña internacional, que emana desde la ONU, es óptima para visibilizar el problema, pero si no va acompañada de acciones contundentes se queda en mensajes de buena voluntad, en expresiones de amor y paz para todo el mundo, mientras la violencia contra las mujeres no es contenida, no es exageración del movimiento feminista, es el contexto actual que no da tregua y que hace resaltar más el rojo sangre de las víctimas, que el cualquier otro color propagandístico.




