TAMAULIPAS.- La crisis migratoria volvió a prender focos rojos en la frontera tamaulipeca, a donde todos los días arriban personas de diferentes países que buscan llegar a Estados Unidos, pero se suman a cientos, miles de extranjeros que se han quedado varados en ese rincón del mundo.
Sus estatus legales son distintos: están los que esperan mientras se procesa su trámite de asilo humanitario en Estados Unidos como parte del famoso programa Quédate en México, que no termina de extinguirse.
Están otros que han llegado recientemente a la frontera tamaulipeca sin mayor conocimiento de lo que tienen que hacer para intentar cruzar a Texas. Muy seguramente recurrirán a alguna de las bandas que ofrece estos servicios como parte de sus actividades ilícitas, y desde luego, corren mucho peligro.
Hay muchos otros -mexicanos de otras entidades, pero también extranjeros- que fueron expulsados de Estados Unidos y decidieron quedarse en Tamaulipas, en espera de una nueva oportunidad para cruzar.
Sin importar cuál sea su condición legal, todos comparten la misma incertidumbre y las mismas carencias: no hay espacio suficiente en los albergues y los recursos para atenderlos escasean.
Pese a ello, siguen llegando por decenas. Ahora mismo, avanza desde el sureste una nueva caravana con mayoría de venezolanos que probablemente tendría a alguna ciudad tamaulipeca como su destino.
Las estadísticas de las autoridades de ambos países son claras, desde hace un par de años, la frontera de Tamaulipas con Texas es la más empleada para internar a migrantes hacia territorio estadounidense.
Ante esta realidad que no parece ceder, se impone la necesidad de que la próxima administración estatal encare este desafío desde diferentes ópticas, pero quizás la tarea más urgente sea fortalecer al Instituto Tamaulipeco para los Migrantes.
Este organismo que perdió protagonismo desde hace algunos años necesita ir mucho más allá de lo meramente reactivo.
La migración es un fenómeno global que no tiende a reducirse. Por el contrario, por la posición geográfica de Tamaulipas, los municipios fronterizos tendrán que habituarse a tratar con esta dinámica social, y las autoridades deberán encontrar la manera de encararla con una visión humanista, como la que ofreció el gobernador electo para conducir su administración.
El espaldarazo de AMLO
El presidente ayer aprovechó una pregunta en la conferencia mañanera para enviar un mensaje a Tamaulipas y a los actores políticos del país que mantienen intereses en el estado.
“El doctor Américo Villarreal es un hombre honesto, íntegro, limpio, es lo mejor que le pudo pasar a Tamaulipas”, fue la frase de López Obrador.
Con este reconocimiento poco común -hasta ahora no lo ha hecho con los otros morenistas que ganaron en la pasada elección- el presidente bajó una línea clarísima en medio de una transición agitada.
Entre líneas, con su particular estilo de comunicar, el presidente dejó en claro que en la interminable lucha política por el estado, el gobernador electo cuenta con el apoyo total del gobierno federal.