CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- “Mucha gente no se acuerda de sembrar un árbol hasta que ya se está quemando (por las altas temperaturas)”.
Lo dice René García Lagunas, comerciante de plantas de ornato, árboles frutales y de sombra, tierra especial para estos y fertilizantes, entre otros productos, que han llevado desde hace 30 el sustento a su familia integrada por su esposa, dos hijas y dos hijos todos ya adultos.
Apostado en el 15 bulevar Adolfo López Mateos con su camioneta un toldo hechizo y en la baqueta desde palmeras de Madagascar, nativa de esa isla; lavanda gardenías, naranjos, mangos, parras, perales, almendros y suculentas (cactáceas) que le traen desde Puebla, dice que las ventas no han estado bien.
Sin embargo en ese momento una cliente que no baja de su carro le pide 2 costales de tierra y una planta de ornato; antes de platicar con EXPRESO también llevó otra especie a la dueña o encargada de un puesto de comida.
René insiste en la importancia y recomendación de forestar tanto en la propiedad privada de cada quien, como en las áreas públicas para contener el “infierno” en que se ha convertido la Ciudad por los desajustes en los ciclos de la naturaleza.
Destaca que hasta en la oficina se puede tener una planta como los mini cactus y otras suculentas que vienen en macetas diminutas, pedrería y se colocan sobre una base de piedra.
“Lo que es la biznaga, el peyote, el viejito”, esos sí están prohibidos pero se pueden comercializar con un permiso especial de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, concluye don René.
Por Magdiel Hernández
EXPRESO-LA RAZÓN