El miércoles hubo en Palacio Nacional, ni más ni menos, una escena digna del celebérrimo surrealismo mexicano. Ese día el titular del Fovissste del gobierno más poderoso en décadas hizo un recuento de una serie de aberraciones burocráticas donde instancias oficiales incumplen sus obligaciones con la federación, y los que quedan entre la espada y la pared son miles de derechohabientes.
Según el recuento de César Buenrostro, director del Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, 59 por ciento de los créditos de ese organismo tiene algún tipo de vencimiento.
De un volumen de 917 mil créditos, 11 por ciento presenta un adeudo vencido mayor a 200 mil pesos. “Son los más críticos”, señaló Buenrostro. El 6.8 por ciento debe de 100 mil a 200 mil pesos. El 6.9 por ciento adeuda de 50 mil a 100 mil.
Adeudos vencidos “muy manejables, porque no se va a cobranza ni cosas de esas, son de hasta 50 mil pesos”: 35 por ciento de la cartera. Así sean manejables, estamos hablando de uno de cada tres.
Buenrostro reconoció que, por su parte, el Fovissste tiene un rezago en entrega de 6 mil escrituras.
Frente a reclamos de derechohabientes de que sus créditos se han vuelto impagables porque se ajustan al alza cada año, incluso cuando esos deudores ya se han pensionado, Buenrostro aseguró que, a diferencia de lo que demandan colectivos de deudores, “las soluciones deben ser uno por uno, trabajador por trabajador para poder encontrar un esquema, a partir de un análisis, para que paguen lo que es su capacidad real”. Y ofreció que, “si hay necesidad de hacer una quita, se haría una quita”.
Pero remató diciendo que esa problemática se deriva del verdadero “dolor de cabeza” del Fovissste: los impagos de las dependencias de los descuentos que hacen de los trabajadores y de obligaciones fiscales.
El adeudo de las dependencias “es del orden de 3 mil millones de pesos (…) No nomás nos deben al Fovissste, le deben al ISSSTE, le deben al SAT. El que más nos debe es el gobierno del estado de Guerrero: 900 millones de pesos le debe al Fovissste”.
El nuevo gobierno de esa entidad ofreció ya no atrasarse y buscaron un convenio de pago. Pero ofrecieron lo que el propio Buenrostro calificó de “pellizquito”: 10 millones de pesos. Él, en cambio, dejó escapar que le gustaría “quitarles de la participación federal y un poco cobrarnos a lo chino: son los trabajadores los que están sufriendo”.
Puso otro ejemplo: la Universidad Autónoma de Zacatecas debe alrededor de 350 millones de pesos. Dicen que los quieren pagar… pero en 15 años. Él prefiere que se pague en el actual rectorado, porque “han tenido convenios y llega un nuevo rector e incumple”.
Buenrostro cree que con la iniciativa de ley de reforma al ISSSTE, que buscará el gobierno del presidente López Obrador, podría cambiarse esta situación, pero “no quiere decir que porque la ingrese o la mande el señor Presidente nos la vayan a aprobar”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en muy baja estima a la burocracia. No se ha cansado de equipararla con un paquidermo atrofiado por la enfermedad. Pero qué culpa de eso tienen los trabajadores de instancias gubernamentales, a quienes descuentan sus cuotas para luego descubrir que éstas no fueron reportadas a las instancias que deben salvaguardarlas.
A punto de iniciar el quinto año de AMLO, bien podría éste empeñar algo de su capital político, ese que usa contra ‘adversarios’, en corregir los créditos leoninos que padecen trabajadores del sector público.