Por increíble que parezca, los partidos de oposición tienen un dilema abierto, cantado y de difícil solución: o se suman a la ilegalidad o pierden competitividad electoral.
El 4 de junio de 2023 habrá elecciones en el Edomex y Coahuila. Los únicos dos estados en los que nunca habido alternancia; los últimos bastiones del PRI. Juntos concentran más del 15% del padrón electoral a nivel nacional (13% el Edomex y 2.4% Coahuila).
Faltan cinco meses para que inicie el proceso electoral; ocho para las campañas y 10 para las elecciones.
Morena ya ha postulado como candidata para el Edomex a Delfina Gómez a través de cuatro encuestas que le dieron una ventaja de más de 25 puntos sobre su más cercano competidor. No digo designado, pues, por ley, las candidaturas no pueden registrarse sino hasta el año que viene. No tiene nada de malo ni de ilegal. Al contrario, habla de sus legítimas aspiraciones de triunfar y de claridad al interior del partido para evitar posibles deserciones de última hora.
En sentido contrario, en la oposición siguen sin decidir sobre si la alianza Va por México se mantendrá para el Edomex, si la nominación corresponderá al PRI y si está viva la posibilidad de que Movimiento Ciudadano los acompañe. Estratégicamente esta decisión deberá tomarse relativamente rápido no se quieren rezagar. Cada día que corre, tanto para 2023 como para 2024, es un día perdido en términos de ventaja comparativa frente a la coalición Juntos Hacemos Historia. Por cierto, el destape de Enrique Vargas del PAN como candidato es un mal augurio para la oposición si quiere ganar ese estado.
Este es el problema político, pero queda el legal. El dilema está en que si la oposición no quiere perder competitividad deberá hacer lo mismo que Morena. De nuevo, el círculo vicioso de la ilegalidad.
A pesar de que la ley electoral es muy clara respecto a las fechas de campaña y precampaña, todo indica que esos plazos serán burlados. No especulo. Tanto el INE como el Tribunal Electoral han confirmado que Morena a más de dos años de que comience la elección presidencial está violando ya y de manera repetida los plazos de campaña para el 2024. Y esto sin mayores consecuencias. No habría por qué esperar ni de la candidata ni de su partido un comportamiento distinto para el 2023 en el Edomex.
Delfina Gómez no podrá hacer precampaña, pues ya fue postulada y no habrá competencia interna. Pero siempre hay una maña de la cual echar mano. Mientras llega el plazo, el líder del partido —Mario Delgado— ya informó que la candidata asumirá “la coordinación de comités de la 4T”. Este puesto le permitirá placearse con el pretendido objetivo de crear o fortalecer la estructura partidaria.
Menos aún puede esperarse una conducta diferente de parte de una candidata que, compitiendo por el mismo puesto en 2017, cometió delitos electorales que han sido probados. Siendo presidenta municipal retuvo bajo amenaza de despido el 10% de su salario a 472 empleados de Texcoco. Esta retención se hizo puntualmente durante dos años y se calcula que por esa vía el Grupo de Acción Política al que pertenecía obtuvo al menos 10 millones de pesos. Algo similar, aunque no está cuantificado, sucedió en el DIF-Texcoco entonces presidido (2013-2015) por su hermano, quien también cobraba el diezmo. Dos de las asistentes de la candidata recién ungida —María Victoria Anaya Campos y Sara lveth Rosas Rosas— recibieron 13.8 millones de pesos del municipio y del DIF Texcoco.
Otra vez. No especulo. La Unidad Técnica de Fiscalización INE encontró que al menos 2 millones 264 mil 612 fueron a parar a las arcas de Morena, mientras que el resto quedó en manos de militantes de ese partido. De ahí la multa 4.5 mdp a su partido, misma que fue ratificada apenas en enero de este año por el Tribunal Electoral.
Recientemente, también se dio a conocer que “en la anterior campaña de Delfina Gómez por la gubernatura del Estado de México, Morena recurrió a los servicios de al menos dos empresas que el SAT ha identificado como “fantasma”, a las que se les pagaron 20 millones de pesos por apoyo en mítines” (https://contralacorrupcion.mx/las-empresas-fantasma-al-servicio-de-delfina/).
Aun así y, supuestamente abanderando la lucha anticorrupción, la expresidenta municipal se llevó la candidatura. Éste es el ejemplo que da Morena a sus militantes.
No es de sorprender. Ya con las denuncias hechas y presentadas, Delfina Gómez (quien previamente fue superdelegada de programas sociales en el Edomex) fue nombrada titular de la Secretaría de Educación Pública. Pasó con más pena que gloria. A ella correspondió la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo del programa La Escuela es Nuestra, las cuales beneficiaban a 3.6 millones de niñas, niños y adolescentes no sólo en materia de aprendizaje, sino también mediante alimentación.
Por María Amparo Casar