28 noviembre, 2025

28 noviembre, 2025

Ya no los hacen como antes

EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE

TAMAULIPAS.- El pacto patriarcal que muchas queremos tirar, establece normas arcaicas que mantiene oprimidas y deprimidas a muchas mujeres, dicta imposiciones sociales en perjuicio de ellas y beneficio de ellos, de ahí que los machos se empecinen en mantenerlo, no lo rompen porque creen que no les conviene, sin embargo, la visión masculina dista mucho de lo que la actual sociedad demanda, como ya se ha comprobado, el feminismo, que lucha por la igualdad sustantiva, también es bueno para los hombres.

Tanto apoya el movimiento feminista a los varones que, en la búsqueda de la equidad de género, se les han descargado muchas de las tareas que, por costumbre machista, tenían arraigadas.

Antes, el hombre de la casa era el proveedor total del dinero que cubría los gastos de toda la familia, era el que cambiaba los focos de la casa, hacía las labores duras como podar árboles, arreglar un carro (sólo el manejaba el carro), cargar bolsos pesados, incluso hacer el hogar desde sus cimientos, sabía un poco de carpintería, quizás también algo de herrería y otros oficios que lo hacían ver como un “todo útil”, a la vez era la imagen fuerte para encarrilar a los hijos, el responsable de los créditos (antes la mujer no era sujeta de crédito) y de él dependían las decisiones trascendentales para la vida familiar.

Amén de los movimientos feministas, las economías cambiaron las necesidades de la comunidad, entonces la mujer ya no es solo quien engendra, cuida, cura y educa a los hijos, se convierte, al igual que él, en proveedora económica.

Ahora, las mujeres salen a buscar el sustento para colaborar con el gasto familiar, han dejado de llamarse el sexo débil y pueden cambiar una llanta o emprender negocios propios para mejorar el patrimonio de la casa. Y esto le ha caído como anillo al dedo al sistema patriarcal, que acepto los pocos cambios a conveniencia masculina.

Por imposición de su sistema de machos, el hombre era fuerte, feo y formal, pero el feminismo les abrió los ojos y les dice que pueden llorar, que está bien expresar sus sentimientos, que pueden aceptar sus debilidades, que hasta puede cuidar y embellecer su imagen, pero muchos de ellos prefieren la comodidad que les da sentirse el sexo fuerte, reniegan de los cambios sociales por no aceptar la igualdad.
Pero todavía hay hombres que prefieren a las mujeres de antes, aunque a ellos ya no los hacen como antes.

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