Alrededor de la figura del testamento nos hemos hecho demasiadas ideas, ciertas y falsas. Familias que se destrozan tras la lectura del testamento, condiciones ridículas para acceder a una herencia, o la sorpresa de saber que toda la fortuna de tu abuela será administrada por su gato, pues lo acaba de heredar. Suele suceder.
No obstante, en la vida real la situación difiere. Y como lo recomiendan los especialistas en finanzas personales, hay que seguir ciertas directrices.
Es cierto, uno en su testamento tiene el derecho de designar y determinar qué quiere hacer con sus cosas, pero para que esta designación sea lo más exitosa posible es inminente no sólo dejar los deseos notarizados sino también hablar con la gente involucrada, primero para preguntarles si están dispuestos a aceptar la responsabilidad que se les confiere (en el caso de albacea, tutor y curador) o para explicar las razones de la herencia y los legados (en el caso de los herederos).
Ojo: Estas pláticas no sustituyen dejar un testamento legal. No vale decir “ya hablé con mi hermano, él va a ser albacea por lo que ya no necesito acudir al notario”. Pero sí son un complemento cada vez más necesario a los testamentos formales y que le pueden ahorrar a tus seres queridos muchos problemas, dudas y angustias.
¿Cuándo tener estas pláticas? Idealmente antes de hacer tu testamento para tener una idea mucho más exacta y real del sentir de las personas designadas. Pero si ya tienes tu testamento hecho, es importante que las tengas (y en dado caso que ajustes el documento notarial).
Primera plática, con tu albacea: Antes de designar un albacea (la persona que se encarga de los trámites administrativos del testamento una vez que tú fallezcas) es importante que hables con ella y le preguntes si tiene el interés/tiempo/disposición de fungir este papel. Si lo acepta es importante que le expliques los términos generales del testamento, más aún si dentro de éste vas a dejar algún legado o herencia que puede ser controversial. Nada como enterarse que mi compadre tenía una segunda familia el día que lees el testamento.
Segunda plática, con el tutor (la persona que va a recibir la patria potestad de tus hijos menores): Ésta es quizá la plática más importante de todas. Tienes que estar seguro que la persona que va a “heredar a tus hijos” esté consciente y preparada (física, económica y moralmente) para asumir la responsabilidad que este papel implica. Es importante que hables con ella y le expliques tu situación financiera, existencia de seguros de vida a favor de tus hijos y cualquier otro documento pertinente. También es prudente que le des indicativos de orden moral sobre cómo te gustaría que la educación de tus hijos continuara (quiero que vayan a una escuela laica… quiero que hagas lo posible porque estudien en el extranjero…tengo una cuenta de emergencia designada para estos gastos… los niños cuentan con un seguro educativo).
Tercera plática, con tus herederos: Aun cuando no le debes explicaciones a nadie de cómo y a quién legas tus bienes, es importante que tus herederos estén conscientes de las decisiones que vas a dejar estipuladas. Sobre todo si hay cosas que pueden llegar a ser controversiales (no heredar a todos por igual, dejar a alguno sin herencia, si vas a dejar un legado particular…) Esta plática es fundamental para evitar que, al fallecer, se creen problemas entre la familia.
Recuerda, el testamento es un documento fudamental. Fácil de hacer, relativamente barato (sobre todo este mes) y se puede cambiar tantas veces como lo desees. No está hecho para que “descanses en paz” sino para que vivas tranquilamente tu vida.
CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR