TAMAULIPAS.- Aunque así lo indican las encuestas, la eventual ruptura definitiva de la alianza opositora “Va por México” provocada por el incumplimiento del PRI de los acuerdos aliancistas ha puesto de relieve que la coalición no solamente es la única manera de pelearle al tú por tú a Morena la supremacía política, sino que se ha convertido en un caso de vida o muerte para sus integrantes.
Las preferencias ciudadanas señalan, a un año del arranque del proceso electoral de la sucesión presidencial de 2024, que si la alianza del PRI, el PAN y el PRD no continúa, Acción Nacional terminaría como el principal partido de oposición, pero debilitado, el tricolor se convertiría en un partido regional sin poder territorial y el Partido del Sol Azteca difícilmente lograría sobrevivir.
Esa es una de las razones por las que el Movimiento Ciudadano ha dicho que no le interesa sumarse a la coalición.
El dirigente nacional, Dante Delgado, considera que, con los aliancista divididos, el partido naranja podría dar un paso firme para erigirse en el futuro en la tercera fuerza u opción electoral frente a las representadas por la 4T y Acción Nacional.
Y es que el pastel político que se repartirá al término del mandato del presidente López Obrador es demasiado grande. Además de la renovación de la Presidencia de la República, al mismo tiempo estarán en juego 500 diputaciones federales, 128 senadurías, 9 gubernaturas, incluida la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, 27 congresos locales y mil 580 Ayuntamientos.
Cabe aclarar asimismo que, no obstante que el aparente responsable de la eventual terminación de la alianza opositora es el dirigente nacional, Alejandro Moreno, la idea de Marko Cortés Mendoza de destapar a Enrique Vargas como precandidato albiazul al gobierno del Estado de México no ayudó tampoco a fortalecer el pacto opositor.
Tenemos entendido que se había convenido que la postulación del candidato al puesto de Alfredo Del Mazo correspondería al Revolucionario Institucional, que es el partido que gobierna la entidad, y que algo similar se haría en Coahuila, también en poder del ex partido de la Revolución, sin embargo, al dirigente panista no le importó.
En Tamaulipas, mientras tanto, el jerarca estatal del PRI, Edgardo Melhem Salinas, parece que se encuentra destanteado por lo sucedido.
Primero aseguró que, a pesar del rompimiento, el tricolor mantendrá el acuerdo con el partido de Gómez Morín en el congreso local, después que los priistas apoyarán la extensión de la permanencia de las fuerzas armadas en las calles hasta el 2028, como plantea el ex partido hegemónico.
¿Qué acaso no sabe el nativo de Río Bravo que precisamente esa es la propuesta que ha puesto en riesgo la continuidad de la coalición?
Da la impresión de que no y que ya se le olvidó que, pese a que originalmente no le cuadraba la unión del ex invencible con los azules en nuestra entidad, una vez que Alito le dijo que había que apoyarla inmediatamente cambió de opinión y obedeció sin cuestionar.
También debe de estar consciente el riobravense de que, si el número uno del partido político en el que milita le vuelve a ordenar que rompa con los panistas tamaulipecos, no tendrá de otra que obedecer, a menos de que decidiera desacatar la disposición y optara por ponerse a la de los priistas que comanda la mancuerna de Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu, cosa que quienes le conocen consideran improbable. jlhbip2335@gmail.com