TAMAULIPAS.- No soy partidaria de los cuentos de las princesas, nunca me interesaron esas historias fabricadas para incentivar en niñas y niños las conductas de desigualdad social e inequidad en sus derechos, donde el príncipe debe salvar a la princesa y entonces, a consecuencia de ese heroísmo, ella quedará prendada de él, de por vida. Desde que la industria del cine, con la productora especializada en este tema, comenzó a rodar su primer largometraje, recién me entero que fue el de Blanca Nieves, la intención ha sido hiper sexualizar y debilitar la imagen de las mujeres.
No hay princesa que no sea bella, que carezca de busto prominente y cintura pronunciada, no hay una que no sueñe con su príncipe azul o que viva en pobreza y sea salvada por la bonhomía de él. La fábrica de sueños que incentiva las diferencias en las relaciones de pareja se ha empeñado en desvalorizar a las mujeres y sobrevalorar a los hombres y lo hace con la permisividad de los adultos, de los padres o tutores y hasta de los maestros, en las fiestas escolares y piñatas particulares, es común ver la selección de personajes para cada género.
Hasta hace poco, casi todos los héroes eran varones, después atendiendo las demandas de las nuevas sociedades y sus diversidades han incluido a las mujeres en el rol de heroínas, pero sin dejar el mandato patriarcal, es decir, masculinizándolas, haciéndolas fuertes a partir de la imagen y semejanza de los hombres. Ahora, por vez primera cambian radicalmente la figura de La Sirenita, ya no es rubia, es morena, hiper sexualizada, pero morena y esto ha creado una mayor conexión con el público que no es anglosajón.
Sobre este cuento, hay muchos cuentos, en redes sociales se extiende la conversación entre realidades y mitos atrás del autor, Hans Cristian Andersen, quien la habría escrito en 1836, junto con otros clásicos como el Patito feo. Los internautas aseguran que la productora Disney se apropió de la historia y la convirtió en éxito hace más de 30 años, ahora renueva la narrativa en una combinación de cine real y de dibujos.
La nueva Ariel, llegará a las pantallas hasta el próximo año, sin embargo, el adelanto abre el debate sobre el racismo que impera en el cine para infantes, la discusión pública está ahora mismo en la situación de ver en pantalla a una niña – negra y no blanca, pero no ha despertado el mismo debate el tema de la hiper sexualización de La Sirenita, la sexualidad que retrata el personaje bajo el agua.
Por generaciones, los cuentos del patriarcado, han dictado la moda y ahora, el falso empoderamiento para las niñas y mujeres, a partir de la belleza exterior, la sumisión ante el amor y la idealización de relaciones emocionales con un salvador, todo poderoso, que les resolverá cualquier batalla.
Con nuevas versiones, el mundo de la fantasía, tan misógino y machista como el real, se reinventa, para coartar cualquier intención de emancipación de las mujeres actuales, pero con todo y esto, el patriarcado se va a caer, el movimiento feminista no baja la guardia.
Es duró derribar ilusiones, pero es más cruel seguir permitiendo que niñas y niños reproduzcan las conductas arcaicas de desigualdad, aunque vengan disfrazadas de imaginación.




