8 diciembre, 2025

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Del Tango al Bolero y al Huapango

EL FARO / FRANCISCO DE ASÍS

TAMAULIPAS.- Fue en octubre de 2004 cuando visité por primera vez Buenos Aires, fui por motivos de trabajo, yo había ido con otras 6 personas de otros países a una planta que se encontraba en Ensenada, una ciudad muy cerca de Buenos Aires. Los amigos argentinos nos invitaron a ir a una noche de tango, encantados aceptamos, fuimos un lunes por la noche. Durante la semana anterior habían estado buscando hacer una reservación para el fin de semana, pero había sido imposible, solo había para el lunes o el martes, escogimos ir el lunes.

Llegamos al lugar como a las 19:30, un lugar amplio, antiguo, creo que alguna vez fue un almacén, pero en buen estado y pintado y adornado para ser un lugar donde se da un espectáculo. Al lugar le caben 1500 personas, el dueño me dijo que ese día había 900 y el costo del show y la cena fue de 40 USD por persona.

Un ejército de meseros esperaba en la puerta, una persona nos recibió y una vez que se cercioró que teníamos reservación le pidió a un mesero que nos condujera a nuestra mesa, éramos 12 y nos acomodaron en una mesa de forma bastante cómoda, nos trajeron 3 botellas de vino tinto de la casa bastante aceptable, había dos meseros para atender 3 mesas. El lugar tiene 3 pisos que se encuentran en forma de teatro de ópera, y una pista donde se lleva a cabo el espectáculo que es posible apreciar perfectamente desde cualquier lugar.

Alrededor de las 20:00 nos sirvieron la cena, una ensalada de entrada, una crema y había 3 platos fuertes para escoger, carne, pollo o pescado. Por supuesto yo pedí un bife, que no desmereció para nada la fama de la carne argentina. La cena estuvo exquisita.

A las 22:00 empezó el espectáculo, se apagaron las luces y un momento más tarde se escucha una voz clara, varonil, educada, empieza a cantar a capela el famoso tango “Caminito” de Juan de Dios Filiberto, un reflector ilumina al cantor y poco a poco, los instrumentos musicales de una orquesta compuesta por 10 músicos se van incorporando para acompañarlo, un violín primero, luego un bandoneón, el piano, y así el resto de los músicos. El público estábamos en un silencio absoluto, atento al espectáculo.

Al terminar la canción, se presentó “Buenas noches, señores, soy Fernando Soler, cantor de tangos” dijo el cantante “…es lo que Dios nos mandó hacer a este mundo” mostrando así su compromiso y cariño por su oficio, hizo algunos otros comentarios y siguió con “A media luz”, “Por una cabeza”, “El día que me quieras” y otras, luego les dio el escenario a 4 parejas bailarines de tango ¡Que espectáculo!, cada pareja parecía un solo cuerpo, una sincronización espectacular, un baile suave y lleno de fuerza a la vez, pleno de sensualidad y erotismo, un deleite.

Después vino una cantante, canto tangos, estando a la altura del espectáculo y nos deleitó con su actuación. En momento dado se le unió Fernando Soler y cantaron “No llores por mi Argentina”, con la orquesta acompañándolos con sus mejores acordes. Un “Grand finale” sin duda.

Nos retiramos muy complacidos tanto del espectáculo como de la cena, dejamos una propina de 60 dólares que nos dijeron era lo que se acostumbraba.

No pude menos que dejar llevar a mi imaginación a la playa Miramar, ahí “frente al mar y junto al rio”, como rezaba el lema del restaurant Pikio y disfrutar de un espectáculo similar, con nuestra
música y bailables, boleros y huapangos a la orilla de la playa, y en las noches de luna llena disfrutar del espectáculo que nos da la naturaleza, y el talento humano, oír canciones como: “Bésame mucho”, “Dos horas”, “Luz de luna”, “El reloj”,” Regálame esta noche”, “Soy lo prohibido”, éstas últimas 3 canciones del tampiqueño Roberto Cantoral.

Y en aquel entonces me imaginaba disfrutar del arte de Paty Florencia bailando huapango con Raúl Pazzi (QEPD). “El Caimán”, “La Presumida”, “El caballito” y tantos otros con los que fueron a difundir el arte y la cultura mexicana al mundo. Ya no disfrutaremos del arte de esta inigualable pareja, pero los tendremos siempre en el recuerdo, y sigue habiendo muchos talentos en la zona.

Entender que fue lo que tanto éxito tiene en Argentina con el tango, que a pesar del desafío tan grande que significó el Covid, entiendo que pudo seguir adelante, aunque probablemente tuvo que modificar su modelo de negocio, pero sigue manteniendo empleos. Replicarlo aquí, adecuándolo a las condiciones de nuestra zona, y llegar a tener un restaurante que pueda llegar a vender 36,000 USD por noche y que los meseros puedan recibir propinas por 90 dólares.

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