TAMAULIPAS.- La vorágine política de los últimos seis años nos hace olvidar con frecuencia algunos antecedentes que podrían servir para contrastar lo que ocurrió en la primera alternancia, con lo que pasa en ésta que se encuentra en pleno desarrollo.
El 6 de octubre del 2016 concluía el primer periodo para el que fue designado José Herrera Bustamante como Magistrado Numerario del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas. La Constitución lo facultaba para buscar otros seis años en esa posición, pero desde unos meses antes, en agosto, se tomó la decisión de que eso no ocurriera.
En julio, Francisco García Cabeza de Vaca le había ganado la elección a Egidio Torre Cantú, quien tuvo un gesto de cortesía política -otro más- para el gobernador electo: en lugar de pelear y conservar esa posición en el Tribunal, se la cedió para que incluyera a su incondicional desde los tiempos de la alcaldía de Reynosa.
El Congreso de Tamaulipas, dominado todavía por el PRI, aprobó sin problemas la designación de Horacio Ortiz Renán para que ingresara formalmente al máximo tribunal de justicia estatal.
Poco después, ya con el panismo en el poder, fue nombrado -también sin oposición del Pleno del Supremo Tribunal- como presidente interino y después ratificado en forma.
En el 2021, se acabó el primer periodo que desempeñaban magistrados como Miguel Gracia Riestra y Adrián Alberto Sánchez Salazar, que habían sido propuestos en tiempos de Egidio, y aunque también podían aspirar a una ratificación para otros seis años, los tiempos políticos dictaron otra cosa.
Acción Nacional ya había entrado en la espiral de derrotas que los hizo perder el control del Congreso, por lo que les quedaban pocos meses para poblar el Supremo Tribunal de Justicia con sus soldados de mayor confianza.
Cundió la desesperación y unos meses antes de que concluyera la 64 Legislatura en la que todavía gozaban de mayoría calificada, nombraron a magistrados como David Cerda, quien fuera el Jefe de la Oficina del Gobernador; Javier Castro Ormaechea, ex Fiscal Anticorrupción; o Gloria Garza, ex subsecretaria General de Gobierno.
En el mismo paquete entraron personajes como Mauricio Guerra, que antes despachaba como cobrador en la Subsecretaría de Ingresos, o Jorge Durham que antes había estado en Servicios Parlamentarios del Congreso, y que se hiciera famoso recientemente por suspender una resolución del Tribunal Electoral de Tamaulipas.
El mensaje enviado ayer por Américo Villarreal Anaya es contundente: a la notoria falta de cortesía devenida en marrullerías y chicanas jurídicas, responde con firmeza.
La no ratificación de Horacio Ortiz Renán como magistrado delinea su postura frente a la evidente hostilidad que él y los suyos han recibido desde el Poder Judicial de Tamaulipas.
A estas alturas, el resto de los magistrados del Supremo Tribunal ya deben darse por enterados de que el nuevo gobernador moverá todos los hilos del poder que tenga a mano para hacer por la vía legal, lo que no se le permitió a través de una transición civilizada.