8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

Uno termina por escribirse 

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA 

TAMAULIPAS.- Al final de la última página que escribo alguien espera. Labor Incansable la del viento que pasa y me va llevando. El viento es un  gran surtidor de árboles y ríos que va y vuelve, da un rodeo y llega siempre antes de la lluvia. Escribo volcado al horizonte tratando de adivinar lo que escribo, tratando de averiguar lo que he esperado. 

El viento me trae en el recuerdo, me lleva al único destino. Fue fácil saberlo desde hace tiempo. Volví, hice mi vela, y en zig zag avanzo con diplomacia en este océano del ir siempre. 

En tierra baldía persigo el olor inaudito de la vida, la estela del fuego, las llamas que siento, desnudo, muerdo mis dientes mientras camino por la vereda que ya he dicho antes. Estoy en todas las pisadas que vienen de regreso. 

Todo pasa. Nadie lo dijo antes como cada quien lo dice. Hay dos raonds de aquí a Barcelona. Nadie dice «he vuelto a donde empecé» porque sería un fracaso, nadie confiesa eso. Confiésenlo. 

Haga lo que haga no estoy para nadie. La vida es única he impensable, alguien me sueña en Ia suela, urge despertar, todo se arma, se ata y se desata, todas las hipótesis por más contradictorias que sean son ciertas. 

El arte está en la sensibilidad que hace click con el espacio en un momento dado de la existe eterna. Luego desaparece. El viento se lleva a los que vieron por primera vez a la Mona Lisa. El cuerpo de hoy está formado con otras reglas, aunque sea la misma ciudad la que cruzamos a diario. 

Me llama la atención la redacción, las notas rapidísimas del pensamiento que autorizan al inconsciente a escribirme una carta. Ocurre siempre. Uno termina por escribirse. Años más tarde las letras escritas a lápiz serán interpretadas o no querrán por sí mismas decir nada. 

Hecho por mí voy en un vehículo invisible. Mis movimientos empujan un futuro y un par de sueños. Cargo en una carretilla mil ideas inservibles literarias para una biografía apócrifa como todas. 

En realidad si lo pienso el mundo es un dogma con capacidad crítica, es la voz en el aire de un diálogo incomprensible. El mundo es mejor no pensarlo. El mundo siempre es una rueda y viene cuando nosotros vamos. Quien sabe a donde pero vamos. 

En respuesta salimos en las fotos. Bailamos en los jardines y hablamos por largo rato. Sin querer despedirnos nos despedimos. Uno se siente triste, es un documento romántico de los que se escriben para decir que lo vivimos. 

Los días con el tiempo cumplen años. Un chopo de agua se deshace al mismo tiempo y retrocede. Un mar vacía sus lágrimas sólo por vaciarlas y para deslumbrarse. 

No soy aquel que fui pero quiero imaginarme con el pelo corto. Quiero imaginar lo que fui en girones de un vidente retro que atina al único suéter,al pantalón azul de la prepa y la escuela en un vintage, sobre un buró donde también pasó el voraz momento.

Soy la primera vez con mi mano en una parte, oficialmente me llaman por mi nombre y el viento que atrapa mi nombre lo va llevando, es un sonido extraño el nombre de uno dicho por el mundo. 

Fue notoria la espera de quien espera al pie de página sobre un precipicio de finales. ¿Quién espera? ¿Qué cosa seré yo ahí esperando, seré el único que ha esperado cualquier final acaso? 

De algún modo habrá objetos al final de los renglones , se puede hacer un final feliz o un ocaso ocre con acrílico sobre una manta. Dicen que uno es el arquitecto de su propio destino, yo digo que el viento lleva en su fuerza la migración poética de las aves. Uno es un viejo migrante, el más viejo, siempre el mismo incrédulo. 

HASTA PRONTO 

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