TAMPICO, TAMAULIPAS.- En Tampico existen diversos lugares que por sus historias se han convertido de alguna forma en parte de la voz popular, lugares que dejaron en el pasado su belleza y su glamour para dar paso a verdaderas leyendas urbanas que la gente sigue contando.
La Quinta Rosario y la Casa Gándara son dos de estos sitios que siguen en pie, expuestos a la mirada de la gente, a la curiosidad y al morbo por saber hasta donde puede ser real lo que se ha dicho, algunas personas van más allá al entrar de forma furtiva a estas construcciones en busca de vivir una experiencia paranormal o sentir la vibra que hay en estos sitios que se niegan a caer en el olvido.
La Quinta Rosario, la primera de estas casonas de las que hablaremos hoy, fue bautizada como la casa del horror o incluso ‘la casa del diablo’, por los numerosos ruidos y gritos que dicen se escuchan igual de día como de noche, esta construcción se mantuvo abierta por una puerta lateral por la cual entraba la gente en busca de señales del más allá.
Sin embargo, un homicidio sangriento llevó a que las autoridades cerraran todos los accesos a ese inmueble para evitar que este tipo de historias se repitieran, pero vecinos y transeúntes del sitio comentan que algunas veces escuchan ruidos extraños, como de personas peleando y gritando, así como de objetos que arrastran por los pisos de la casa o de cosas que caen hacia al sótano.
Construida en el año de 1913 sobre la calle de la Amargura (hoy Doctor Alfonso G. Alarcón), la elegancia de la Quinta Rosario terminó con el paso del tiempo y el abandono, convirtiéndose en un lugar de curiosidad y morbo muy atractiva para los seguidores de lo paranormal.
Como dato curioso en la bóveda principal de esta construcción había un dibujo de un cielo azul, con nubes y unos querubines que cuidaban la estancia, como intentando evitar lo que vendría después.
La Casa Gándara, es otra de las edificaciones abandonadas que aun se encuentran de pie en pleno corazón de Tampico, en el año 2013 un grupo de ciudadano se organizó para limpiar y reabrir esta construcción en busca de rescatar su belleza y crear un centro cultural sin embargo durante los trabajos sucedían cosas que daba la impresión de que la Casa no quería recibir nuevos visitantes.
Desde puertas que se cerraban solas, ventanas que amanecían abiertas, herramientas que se perdían y aparecían en otros lados, o manchas extrañas en las paredes, algunas de las cuales quedaron registradas en fotografías de esa época son detalles que hicieron a varios voluntarios a desistir en esta actividad.
Cabe recordar que durante los tiempos de la Revolución Mexicana la casa sirvió de cuartel y prisión donde torturaron y ejecutaron a varios de los detenidos, la planta baja eran bartolinas donde encerraron a personas que nunca volvieron a ver la luz del sol.
Lo cierto es que numerosos grupos de forma independiente intentaron hacer actividades para cambiar el futuro de la Casa Gándara, pero por alguna extraña razón ninguno pudo concretar nada, siendo la última actividad que se llevó a cabo en este lugar justamente la Casa del Terror.
Hoy la casa que se ubica en la esquina de Carranza y Sor Juana I. de la Cruz, está cerrada y nuevamente abandonada, sus columnas parecen vencerse y solo se espera que el tiempo haga lo suyo ante la falta de recursos para mantenerla con vida.
POR LUIS FERNANDO CASTILLO HERNÁNDEZ