Rafael Urquiza nació a las nueve de la noche del 24 de octubre de 1869 en la hacienda de Los Laureles en Pátzcuaro, Michoacán.
Fueron sus padres don Joaquín Urquiza y doña Teodora Villavicencio, quien era nativa de Taretan de la misma entidad.
Sus abuelos paternos fueron el comerciante Joaquín Urquiza, nacido en 1812 y muerto en Tuzantla en 1892, y doña Ma. Margarita de Urquiza. Sus abuelos maternos fueron don Dolores Villavicencio y doña Antonia Martínez, ambos de Morelia.
TUVO UNA INFANCIA DIFÍCIL.
Huérfano de padre, decide estudiar la carrera de las armas, por lo que su madre lo pone bajo la tutela del general Juan Bautista Caamaño, quien lo lleva a México para que cumpla su sueño, pero como no tiene acta de nacimiento, el 11 de diciembre de 1886 lo presenta a la oficialía civil de esa ciudad, argumentando que estuvo presente en su nacimiento.
INGRESA AL HEROICO COLEGIO MILITAR DE CHAPULTEPEC
Con la papelería completa, ingresa el 15 de enero de 1887 al Colegio Militar de Chapultepec. El 11 de abril de 1890 pasó a ser alumno de primera, y para febrero de 1891 fue acreedor a Mención Honorifica en la materia de idioma alemán.
El 10 de junio de 1891 obtuvo el grado de cabo del Colegio. El 21 de noviembre de 1892 causó baja del colegio tras haber concluidos sus estudios y obtenido el despacho de teniente de caballería permanente.
SU VIDA DESPUÉS DEL COLEGIO
El 20 de agosto de 1901, don Héctor M. Escalona a nombre del “Club de Oficiales Reservistas” le dio la bienvenida en la estación de Zamora, Michoacán al joven teniente del 6º de Caballería.
El 1 de julio de 1902 fue ascendido a capitán segundo de caballería permanente.
En los meses siguientes pasa a disponibilidad en la Ciudad de México, colaborando en la Corporación de Jefes y Oficiales Instructores de las Reservas, donde permanece hasta el 5 de enero de 1904, fecha en que se le ordena prestar sus servicios en la Comisión Geográfica Exploradora, marchando inmediatamente a Jalapa para ponerse a las órdenes del coronel de Estado Mayor Ángel García Peña, director de dicha Comisión.
En agosto de 1906, siendo aún integrante de la Geográfica Exploradora, fue sentenciado junto a otros oficiales, a un mes de prisión en San Juan de Ulúa, Veracruz, junto a otros compañeros oficiales, por haber desacatado la ley militar al enviar sus condolencias al coronel Martín L. Guzmán, quien había sido juzgado por un Consejo Militar por un acto ilícito. Tuvo un hermano músico de nombre Bulmaro Urquiza, quien murió a la edad de 32 años, el 12 de noviembre de 1906 en San Luis Potosí, víctima de una herida de arma de fuego. El 6 de febrero de 1908 pasó a ser capitán primero.
A mediados de octubre de ese mismo año, estuvo al mando de una columna que formó parte del cortejo fúnebre del teniente Ignacio Sotelo, asesinado por un pariente del gobernador veracruzano.
El 23 de agosto de 1909 paso de ser capitán del 2º Regimiento al 8º del arma. FUE UN FIERO COMBATIENTE DE LOS REVOLUCIONARIOS Durante la revolución constitucionalista de 1913, combatió a los carrancistas en Nuevo León y Tamaulipas.
En nuestra entidad fue pieza clave en las estrategias de los generales Antonio Rábago y Arzamendi. El primero, en su calidad de gobernador, lo nombró comandante de las tropas federales en Ciudad Victoria, y jefe de una columna exploradora de la División del Bravo.
El 26 de abril de 1913, ascendió a mayor de caballería. A mediados de junio derrotó a los carrancistas en la hacienda Marroquín, de Villagrán, Tamaulipas.
El 24 de julio, al mando del 8º Regimiento de Caballería, derrotó en Antiguo Morelos al revolucionario potosino Pedro Antonio de los Santos, quien regresaba de Matamoros con pertrechos y armas para revolucionar en la Huasteca.
Causó baja del 8° Regimiento de caballería el 7 de agosto del mismo año, pasando al 28° Regimiento irregular auxiliar, cuerpo del que quedó a cargo, siendo nombrado teniente coronel de caballería, por circunstancias especiales.
El 9 de agosto derrotó a los rebeldes en el cañón de La Unión, quienes huyeron hacia San Carlos, días después derrotó a Gabriel Hernández en la hacienda La Gavia del municipio antes mencionado.
El 3 de diciembre de 1913, Alberto Carrera Torres, junto a los hermanos Magdaleno, Saturnino y Cleofas Cedillo, atacaron Tula, y después de un combate que duro dos días, derrotaron al fiero teniente coronel Rafael Urquiza, quien tomó el rumbo de Cerritos, a ponerse a las órdenes del general Arzamendi, quien se había reconcentrado en esa ciudad, después de la derrota de Victoria. Ambos tenían la intención de volver a Tamaulipas para incorporársele al nuevo gobernador Ignacio Morelos Zaragoza, quien estaba atrincherado en Tampico.
PARTICIPÓ EN LA DEFENSA DE TAMPICO
El 10 de diciembre a las 19:00 horas, llegaron a Tampico, desde San Luis Potosí, tres trenes con JUNTO a Morelos Zaragoza en 1914 580 federales. Venían bajo el mando del gene-
ral Arzamendi y eran los residuos de la guarnición que evacuo Victoria en noviembre anterior. Entre la oficialidad que llegó, destacaban el viejo general Higinio Aguilar y los tenientes coroneles Clemente G. González y Rafael Urquiza.
El 16 de abril de 1914, por su valor y méritos, fue ascendido durante el sitio de ese puerto, al grado de coronel. El fotógrafo Casasola lo retrató junto al general Morelos Zaragoza, a su llegada a la Ciudad de México, tras la derrota de Tampico.
FUE UN MILITAR MUY VALIENTE
Los que lo conocieron, cuentan que Rafael Urquiza fue un oficial del ejército de línea muy participativo y con innumerables muestras de arrojo en la lucha contra los revolucionarios. Sobre su personalidad en el campo de batalla, el general tamaulipeco Narno Dorbecker, quien fue su compañero de año en el Colegio Militar, opinaría lo siguiente: “[…] valiente jefe de caballería, para quien Rábago había pedido el ascenso al grado inmediato por méritos en campaña, porque siempre que encontraba enemigo lo batía.”
TRAS LA DERROTA FEDERAL DE 1914
El 13 de agosto de 1914 se firman los tratados de paz en la Estación de Teoloyucan, Estado de México, y con ello el movimiento constitucionalista se hizo gobierno, y su ejército pasó de revolucionario a pacificador.
El 20 de agosto, don Venustiano Carranza, entró con sus ejércitos triunfantes a la Ciudad de México, lo acompañan las columnas de los tamaulipecos Alberto Carrera Torres y Luis Caballero, apareciendo con él en diferentes fotos.
Ese mismo día, en Apizaco, Tlaxcala, el general Pablo González conferenció con el ex gobernador de Tamaulipas, general Ignacio Morelos Zaragoza, quien se mostró conforme para que el día siguiente comenzara a efectuarse el desarme y licenciamiento de las tropas ex federales de acuerdo con los Tratados de Teoloyucan.
Debieron intercambiar recuerdos de cuando ambos se batieron meses atrás en la batalla por Tampico. Entre los rendidos, se encontraba el coronel Urquiza.
FUE RECICLADO POR LOS CONVENCIONISTAS
En diciembre de 1914, Francisco Villa y Emiliano Zapata entraron a la Ciudad de México, y en plena guerra civil contra Carranza, tenían y ocupaban, echar mano de donde fuera, por ese motivo reincorporaron a sus ejércitos a diversos militares ex federales.
Villa incorporó a los generales Jesús Delgado y Eduardo Ocaranza; mientras que Emiliano Zapata también recicló a los generales Benjamín Argumedo y Juan Andrew Almazán; así como al viejo conocido de Tamaulipas: el coronel Rafael Urquiza. A mediados de mayo de 1915, el general ex federal Rafael Eguía Liz fue comisionado por la Secretaría de Guerra y Marina, de filiación convencionista, para fortificar las posiciones de Cerro Gordo, tarea en la que se le sumó Urquiza, quien a fines de junio de 1915, al mando de un cuerpo de dinamiteros en donde figuraba el teniente coronel Andonegui, voló un gran puente sobre la vía del Ferrocarril Mexicano, cuando los carrancistas trataban de avanzar a la capital por las posiciones antes mencionadas.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ